La salida de Patxi López arrastra a Eguiguren

El castillo de naipes en el que se ha convertido el PSE con la salida de su secretario general, Patxi López , y también del anunciado abandono de sus principales referentes provinciales, arrastrará a su figura más controvertida, la que más quebraderos de cabeza le ha dado al partido en los últimos años: Jesús Eguiguren .

El veterano socialista vasco, expresidente del Parlamento autonómico y representante del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en la última negociación con ETA , deberá abandonar su cargo de presidente del PSE en septiembre, cuando el partido elegirá a su nueva dirección en el congreso extraordinario anunciado por Patxi López tras su renuncia el pasado martes .

Será el futuro secretario general –en este caso todas las miradas apuntan a una mujer, Idoia Mendia, como recambio– quien decida quién ocupará la presidencia, en la que todos dan por hecho que Eguiguren no seguirá. «La renovación supone renovación», aseguran las fuentes de la actual ejecutiva consultadas por este diario al interrogante sobre el futuro inmediato de Eguiguren, que en todo caso ha desempeñado en los últimos tiempos una función honorífica en el PSE.

Patxi López ha sido siempre su principal valedor, por lo que su retirada lleva implícita la despedida de Eguiguren de la ejecutiva del PSE. «Jesús será el presidente mientras yo siga», ha salido a decir López cada vez que las polémicas declaraciones del político guipuzcoano –en defensa de Otegi, del acercamiento de los presos o de elaborar una «constitución para Euskal Herria»– comprometían seriamente al partido. Ello no ha evitado que siendo secretario general de los socialistas vascos y lendakari, López desautorizara a su presidente cada vez que sus pronunciamientos públicos, que siempre rebajó a «opiniones personales», le incomodaban. «Soy yo quien lidera la política antiterrorista», llegó a decir desde la tribuna del Parlamento en 2010 cuando Eguiguren apostaba por hacer los deberes a Batasuna para conseguir su legalización y forzar a ETA a la renuncia de las armas.