El Congreso se blinda ante el asedio
El presidente del CGPJ irrita al PP al justificar los actos de acoso si no son violentos

El Congreso de los Diputados amanecerá hoy rodeado de vallas de seguridad pese a que apenas habrá diputados en su interior. La actividad parlamentaria de la Cámara Baja será mínimo y se limitará a la celebración de dos comisiones -Industria y Educación- y una ponencia -sobre la Reforma General del Poder Judicial- durante la mañana. Coincidiendo con el nuevo asedio convocado a las 18:00 horas en el exterior no se ha convocado el Pleno habitual a las 9:00 horas pero, como cada jueves por la tarde, el Parlamento estará prácticamente vacío ya que la sesión plenaria siempre finaliza en torno al mediodía.
Posada estará
Tras los muros del Congreso, las perspectivas en cuanto a participación son bajas toda vez que los plataformas antidesahucios y el movimiento 15-M se han descolgado de la cita, que solo encabeza la radical «En pie». «Unos 1.000 ó 1.500 como mucho», pronosticaban ayer varios diputados, poniendo el acento, no obstante, en que se esperan actos violentos. «Vienen a por la foto y a última hora veremos problemas» explicaba otra de sus señorías.
El presidente del Congreso, Jesús Posada, no ocultó ayer su preocupación dado el perfil de «guerrilla urbana» en que está derivando la convocatoria, según advierte la Policía. «Es preocupante que se altere el orden público» reflexionó con prudencia queriendo confiar al tiempo en que, finalmente, no se produzcan actos violentos. Posada ya ha adelantado que permanecerá durante toda la jornada trabajando en su despacho.
No fue el único que dejó ver cierta inquietud por la deriva que las protestas están adquiriendo. Durante el Pleno, tanto el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como su número dos, Soraya Sáenz de Santamaría, aprovecharon que la sesión de control se celebraba la víspera del asedio para enviar su mensaje a la ciudadanía y también a la oposición.
En contestación al diputado del Grupo Mixto, Joan Baldoví, que aseguró que al Gobierno le «molestan» las protestas», se tapa «los ojos para no verlo» y se pone «tapones en los oídos para no escucharlos», el jefe del Ejecutivo recordó las medidas antidesahucios recién aprobadas defendiendo que esa es la actuación «útil para la gente, no las medidas populistas ni las manifestaciones organizadas vulnerando los derechos democráticos de muchos diputados. Tome nota», le remachó.
Rajoy aludía así por primera vez en el Pleno a los actos de acoso contra altos cargos de su partido. Minutos antes, el portavoz del Grupo Mixto había sido llamado al orden dos veces por Posada, -a la tercera le hubiera sido retirada la palabra- por desabrocharse la camisa durante su intervención para mostrar una camiseta con el lema Stop Desahucios.
Sáenz de Santamaría, víctima de una coacción , se encargó de advertir a los grupos sobre las consecuencias de alentar las protestas. Al líder de IU, Cayo Lara, le censuró que su «único argumento de autoridad» sean las movilizaciones «que usted alienta, es decir, que se manifiesta usted contra ustedes mismos». Con la portavoz socialista, Soraya Rodríguez, fue más allá. «El mantenimiento (de la paz social) es responsabilidad de todos, como lo es la defensa de la democracia y el respeto a las instituciones», le avisó para rematar después «espero que tenga claro como yo que la democracia es lo que no tiene alternativa».
«Derecho de manifestación»
Y arrojando si cabe más leña al fuego en una tensa jornada, el presidente del Tribunal Supremo, Gonzalo Moliner, irrumpió ayer en el debate sosteniendo que los actos de acoso no deben condenarse «de forma general». Según su tesis, depende de cómo se desarrolle el acto . Si conlleva violencia, es condenable. Si no, es una expresión de la «libertad de expresión y manifestación». Estas declaraciones cayeron como una bomba entre los populares y aunque el grupo no quiso ahondar en la polémica para evitar calentar más el ambiente ante el asedio de hoy, el portavoz adjunto, Rafael Hernando, sí dejó claro que no puede considerarse «muy pacífico» ir al domicilio de una persona a «insultar», «aporrear» la puerta o «intimidar» a su familia.
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