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Estampar móviles contra el suelo y las paredes puede ser una buena estrategia comercial si tu negocio son las fundas protectoras. Darles golpes de martillo o pisarlos con un coche, también. Todo vale para demostrar que el teléfono estará a salvo en caso de accidente.
Nadie se identifica con una lavadora. Ni cree que su lavaplatos exprese algo sobre su personalidad. Los coches y los teléfonos móviles, sin embargo, tienen ese aura especial. Además de su función primaria —llamar por teléfono, tuitear, enviar mensajes o navegar por internet— son una extensión del dueño, un símbolo de estatus. Por eso las fundas son, en ocasiones, casi tan importantes como el terminal a proteger.
Materiales raros, protección antibalas
Los fabricantes comercializan fundas de multitud de materiales diferentes. Carcasas rígidas de plástico duro, blandas de silicona, de cuero, de algodón e incluso de aluminio. Cada una con sus ventajas e inconvenientes. Todos en la búsqueda de la máxima protección con la mínima voluminosidad.
Una de las carcasas más originales y resistentes utiliza D3O, un material «no newtoniano». Es la manera científica de decir que su rigidez varía según la fuerza que se le aplica. Es blando cuando se moldea con suavidad, y duro como una roca cuando el impacto es brusco. La misma tecnología se prueba ya para crear trajes antibalas para soldados y motoristas. Flexibles para el movimiento normal, pero capaces de endurecerse y parar un proyectil —o proteger de una caida— si fuese necesario.
Sus creadores —los británicos Tech21— las anunciaron por primera vez con un vídeo casero. En él mostraban las propiedades del material y lanzaban teléfonos móviles contra las paredes y el suelo. Más de tres años después todavía venden carcasas de D3O, aunque con un diseño reducido y perfeccionado. Sus precios rondan los 30 euros.
Más barato no se puede
Las carcasas para móviles son fáciles de construir y se pueden fabricar en materiales baratos. Eso, sumado al mercado global que es internet, permite que algunas se vendan a un precio minúsculo. En DealExtreme, una tienda online afincada en Hong Kong, la funda de móvil más barata se puede conseguir por 1,38 dólares (más o menos un euro), gastos de envío incluidos. Otra, para el iPhone 4S, asciende a 1,40 dólares.
En Amazon.com, el minorista más importante de la red, se pueden encontrar algunas desde un centavo, aunque los gastos de envío hacen que ascienda a 2,95 dólares. ¿Se puede proteger un teléfono de 600 euros con una carcasa de menos de mil veces su precio? Al parecer sí.
Glamour, joyas y fundas de móvil
Pero también ocurre al revés. ¿Todavía se puede considerar funda protectora a algo que cuesta más que el propio teléfono? Si un móvil de 600 euros envuelto en una carcasa llena de joyas se cae al suelo, ¿qué preocupa más a su dueño? ¿Quién protege a quién?
Las leyes que gobiernan el mundo económico normal se desdibujan en los terrenos del superlujo. En el mercado existen decenas de fundas para móviles que cuestan varias veces más que el terminal que están —teoricamente— destinadas a proteger.
En Amazon.com hay a la venta una funda envuelta en cientos de pequeños brillantes que se vende a 9.911 dólares. Es para una Blackberry Curve 8330.
Pero el premio a la carcasa más cara del mundo se lo lleva «Golden Delicious», de GNG. Aunque no dicen el precio en su página web, PcWorld apunta que este supera los 75.000 euros. Una coraza de un milímetro de grosor a base de oro de 18 kilates decorado con 200 diamantes y un interior de fibra de carbono. Está diseñada para el iPhone 3G y el iPhone 3GS, que ya están bastante desactualizados. El más moderno de los dos aún se puede comprar nuevo, por unos 200 euros.
Rarezas
Ya se han vendido bastantes miles de millones de teléfonos móviles en todo el mundo. Más que suficientes para que también se intenten hacer un hueco otras propuestas más curiosas. Fundas ecológicas fabricadas en nogal o bambú, carcasas de duraluminio que permiten convertir el terminal en una especie de «cámara réflex», o incluso fundas sumergibles que permiten disfrutar hasta debajo del agua.
Un mundo de variedades para todos los gustos y bolsillos. Un ecosistema más estrambótico que el de los propios teléfonos móviles, el motivo por el que nacen, la razón de su existencia.