Allí nos contaron que es imposible que la tierra le gane la partida al mar, puesto que el río que separa el desierto de la ciudad los protege de la gran masa de arena. El tiempo dirá.
Cogimos un barco en el puerto con un capitán dispuesto a desentrañarnos los secretos de Walvis Bay. En la bahía son famosas ocho focas que se suben a los barcos en busca de algún pescadito. Indicio de un turismo que crece. Poco a poco, llegan unas y otras. Las puedes acariciar sin ningún de problema y, muy tranquilamente, se tumban en los sillones, se pasean por el barco e intentan robar todos los pescados que hay en un cubo. Resulta muy entretenido. Había una foca grandísima, con unos 14 años, otra surfeaba tras los motores, levantaba todo su cuerpo y al rebufo del motor nadaba sólo moviendo la cola, un auténtico espectáculo.
Allí en la bahía cultivan ostras. A diferencia de otros lugares del mundo, en los que tardan tres años en crecer, aquí lo hacen en tan sólo nueve meses gracias a las ricas corrientes de la Antártida. También estuvimos viendo unos delfines que jugaban y saltaban. Hacerles una foto saltando resulta imposible, son demasiado rápidos e imprevisibles en sus movimientos. Se suelen ver ballenas por aquí, de ahí el nombre de Walvis, que significa ballena en afrikaáns, aunque en esta época del año (verano en el hemisferio norte) rara vez se avistan. Otra vez será.
Hay un barco ruso abandonado, que se conoce como Cormoran Hotel por la cantidad de cormoranes que allí habitan. Pero, sin duda, lo que nos dejó con la boca abierta fueron los pelícanos, grandísimos. Verlos volar es un espectáculo. Pusimos el barco en una marcha rápida y el capitán sacó un pescado para atraer gaviotas y pelícanos. Impresionante ver en paralelo del barco a semejantes aves planeando.
Destacaba también una población de focas bastante grandes, no como la Cape Cross, pero con el horrible olor y el ruido muy similares. Todas experiencias, sensaciones e imágenes quedarán en mi mente durante mucho tiempo. He recibido mucho más de lo que esperaba de esto.