En pleno corazón del Pirineo se alza el Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel, y entre sus elementos más sobresalientes destaca el Monasterio Viejo de San Juan de la Peña, una auténtica joya de la época medieval. El conjunto histórico-artístico de San Juan de la Peña se completa con el Monasterio Nuevo, del siglo XVII, y con las iglesias de San Caprasio y de Santa María en la cercana localidad de Santa Cruz de la Serós, ambas también del periodo románico.
Es uno de los enclaves históricos más relevantes del Alto Aragón. Y es que, según cuentan, sus muros llegaron a albergar el Santo el Grial, convirtiendo al Monasterio en el principal cenobio aragonés de la Edad Media. En él, descansan además algunos de los reyes más importantes de la Corona de Aragón. Del primitivo monasterio de San Juan de la Peña destaca su construcción, en una gran cueva bajo una enorme peña, que sirve para darle nombre. Su claustro, con sus capiteles con escenas bíblicas, es uno de los mejores de todo el románico español. Su visita transporta a un viaje al pasado, una época de grandes reyes y reinas en la que Aragón reinó con nombre con propio.
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Monasterio de Piedra
En un paisaje árido, en el municipio zaragozano de Nuévalos, cerca de la capital aragonesa, se encuentra uno de los espacios naturales más sorprendentes y bellos que existen en la Comunidad aragonesa. Se trata del Parque Natural del Monasterio de Piedra. Un oasis, donde el agua, la piedra y la vegetación han ido dando forma a un enclave único. Y es precisamente el otoño uno de los mejores momentos para conocer y pasear por este paraje.
El Monasterio de Piedra ha sido durante más de 150 años un referente para el turismo de la provincia de Zaragoza y ha permitido la conservación del patrimonio histórico y artístico del Monasterio Cisterciense, cuyos orígenes datan de 1195. Hoy en día también es posible visitar este Monasterio. A través de una visita guiada, se puede conocer cómo vivían hace décadas los monjes y adentrarse en el refectorio, que presenta la reproducción de una joya única del gótico-mudéjar de Aragón: el Retablo Tríptico Relicario del Monasterio de Piedra, que data del año 1390.
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Albarracín
En la provincia de Teruel, Albarracín es parada obligatoria, ya que estamos ante uno de los pueblos más bonitos de España. Una localidad medieval que ha sabido guardar en sus calles el encanto del paso del tiempo. Albarracín es Monumento Nacional desde junio de 1961. En diciembre de 1996 recibió la medalla de oro al Mérito en Bellas Artes y actualmente se encuentra propuesta por la UNESCO para ser declarada Patrimonio de la Humanidad.
Escalinatas y pasadizos, muros irregulares de color rojizo con entramado de madera, calles empedradas, cada rincón, cada casa es objeto de admiración en este pueblo turolense. Sus puertas y llamadores -picaportes de hierro imitando un pequeño y fantástico dragón-, sus diminutas ventanas con visillos de encaje, sus balcones corridos en rica forja y de madera tallada, el más mínimo detalle es digno de contemplar. Y es que el monumento principal de Albarracín es la ciudad misma.
Es uno de los pueblos más visitados de Aragón, de ahí que esté perfectamente adaptado para el turismo. No es difícil encontrar un hostal, una habitación de hotel o una casa rural para pasar la noche o disfrutar de una escapada de fin de semana y así poder también conocer la Sierra que rodea el municipio. Tampoco falta oferta de restauración con comida casera elaborada a base de productos típicos de la tierra.
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