Para la visita de rigor es muy recomendable contratar un 'tuk tuk', que no es otra cosa que una moto que tira de un carro biplaza. Sin duda es el medio más económico, veloz y apropiado. Con una buena negociación no se debe pagar más de cinco euros, aunque la inflación lo está poniendo complicado. No hay que olvidar la agradable ventaja de estar en una cabina abierta, con lo que el paisaje se admira mucho mejor. Definitivamente es lo suyo.
Lo ideal es madrugar. Levantarse con el canto del gallo o antes permite eludir la siempre segura presencia de una multitud de turistas japones, americanos y demás ralea con cámaras de fotos en ristre. Hay que comenzar con el impresionante Angkor Wat: el templo más grande del mundo, con unos 16.000 metros cuadrados. Se accede a través de un puente de piedra con barandillas en forma de cobra de casi 200 metros. Un puro espectáculo. Todo el entorno te hace sumergirte en el tiempo, sobre todo gracias a que su estado de conservación es bueno.
La siguiente visita dirige al turista al complejo de Angkor Thom, un recinto amurallado con numerosos templos en su interior. Bayón impresiona con sus 256 caras gigantes que representan a Jayavarman VII: el emperador jemer que lo construyó. Todas tienen una sonrisa estilo al personaje de Joker de la película 'Batman'. La sensación de ver cómo se iluminan las caras de forma gradual con el primer albor de la mañana es algo único en el planeta.
Todo produce admiración en este templo. Todas las sonrisas que te rodean transmiten vibraciones positivas en tu interior. Lo sorprendente es el estado de conservación del monumento con un milenio de antigüedad. Sin duda el mejor de todos los templos de la zona o al menos el más popular. Un reto es hacer alguna foto sin que sacar un turista japonés. Complicado.
Se puede continuar la ruta viendo los templos de Baphuon, Chau Say Tevoda y Thommanon. Subir al empinado templo de Takeo se puede considerar la hazaña del día por sus vertiginosas escaleras interminables. Como guinda de una jornada redonda hay que acabar en Ta Phrom, un lugar famosísimo gracias a que sirvió de escenario para el rodaje de la película 'Tomb Raider'. Abruman los árboles de 40 ó 50 metros de altura que envuelven con sus raíces las paredes del templo. Es un espectáculo perderse por el laberinto de columnas, pasadizos y bloques de piedra cubiertos por la verdina. Maravilla.
Es muy oportuno, si se dispone de algo más de tiempo, acercarse a Bantey Srei: la joya de la corona del arte angkoriano en cuanto a grabados se refiere. El lugar dista unos 20 kilómetros desde Angkor, lo que permite al turista enriquecerse con magníficos paisajes: palmeras, arrozales, coquetas casitas rurales y búfalos de agua. Sin duda el paseo en tuk tuk para ver estos relieves merece muchísimo la pena. Momentos que ayudan a soñar despierto.
