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Descubriendo la sierra de aracena

Santa Olalla del Cala, una encrucijada histórica en el Camino de la Plata entre riscos, batolitos y berruecos

Un recorrido por este municipio onubense llevará al viajero a disfrutar de un caserío que alberga un enorme patrimonio cultural, una amplia red de senderos, que junto a la exquisita gastronomía convierten al enclave en destino turístico de excepción

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Fortaleza e iglesia de la Anunciación en Santa Olalla del Cala B. M.

J. M. Brazo Mena

Huelva

Al adentrarse en la localidad onubense de Santa Olalla del Cala, orillada en la Ruta de la Plata (A-66), el viajero se encuentra con un amplio caserío, dominado desde el medievo por una interesante fortaleza. Sin embargo, el lugar figura como una encrucijada de caminos desde tiempos anteriores, siendo calzada romana que enlazaba Itálica con Astorga, pasando por Emérita Augusta, por donde se transportaban los metales de las minas, abundantes en la zona.

Aunque los romanos denominaron «Ponciana» a la localidad onubense, cuenta la leyenda que la mártir Santa Eulalia nació en este enclave, y desde aquí partió hacia Mérida, según Rodrigo Caro, donde fue quemada viva, por lo que el topónimo originario cambió por el de Santa Olalla, completándose con el nombre de la Rivera de Cala que baña estas tierras. Así, sus habitantes, comparten el gentilicio de santaolalleros u olalleros con el de poncianos.

Cuando el visitante inicia el paseo por el encalado pueblo, comienza a descubrir entre la arquitectura popular casas señoriales, como las que se encuentran en la calle Zurbarán; acogedoras plazas, junto a la calle Marina Española, (nombre que rememora hazañas de los santaolalleros contra los franceses en la guerra de independencia), o bien los restos de una sinagoga, localizados en el antiguo hospital, que después fue matadero y almacén municipal.

Entre los monumentos, destaca el impresionante castillo fortaleza de Sancho IV, declarado Bien de Interés Cultural en 1949. El baluarte defensivo, construido en el siglo XIII sobre un macizo rocoso, formó parte de la denominada Banda Gallega, junto con los de Cumbres Mayores, Aroche y Fregenal, ante la constante amenaza de los portugueses. Desde el recinto almenado, integrado por diez torres, se contempla una bella panorámica de la población.

A los pies de la fortificación, se levanta la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, otra de las bellezas arquitectónicas del municipio. Fue edificada entre los siglos XIV y XVI, aunque las capillas laterales y la espadaña son del XVIII. En la calle de subida al templo se encuentra un crucero de estilo renacentista perteneciente a la antigua Ruta de la Plata, y en la ladera de la fortaleza, la popular «Fuente de Arriba», que abastecía al municipio en la época medieval.

Museo etnográfico de Santa Olalla del Cala brazo Mena

Para descubrir las formas de vida de antaño de los habitantes de esta zona onubense, el viajero encontrará en su descenso desde el castillo la casa del Museo Etnográfico, en la Plaza Libertad, donde puede conocer todo tipo de piezas, donadas por los vecinos, sobre las costumbres y tradiciones ancestrales en materia de labranza, ganadería, cultivo y recolección de aceitunas, entre otros contenidos, como fiel exponente de la cultura del pueblo de antaño.

Centenario coso taurino

Otra construcción digna de visitar es la singular plaza de toros, construida con grandes piedras de granito negro el año 1912. Su aspecto exterior asemeja a una fortaleza medieval con originales contrafuertes troncocónicos. Por ella han pasado grandes figuras del toreo de cada época. En el año 1999, el Ayuntamiento santaolallero mejoró el coso con nuevos chiqueros, iluminación eléctrica y un magnífico callejón, dando una nueva dimensión al ruedo.

Pero, sin duda, uno de los atractivos de la visita lo constituye el entorno natural, con las magníficas dehesas localizadas en las proximidades de la carretera de Cala, o el curso de la rivera del mismo nombre, que marca los límites de la localidad, con la comunidad de Extremadura y la provincia de Sevilla, y que discurre cubierta en algunos tramos por bosques galerías, junto con una vegetación hidrófila y con una riqueza piscícola importante.

Batolitos en Santa Olalla del Cala B. M.

Botón plutónico de granito

Gran parte de la extensión de Santa Olalla del Cala se asienta sobre un gran botón plutónico granítico (masa rocosa surgida a la corteza terrestre desde las profundidades), generando unos paisajes rocosos, a veces con formas caprichosas -riscos, batolitos y berruecos- que se distribuyen por el entorno de la localidad, principalmente se encuentran ubicados la zona noreste, en los límites geográficos con El Real de la Jara (Sevilla) y con Monesterio (Badajoz).

Así, estas formaciones graníticas se pueden contemplar junto a la carretera que conduce al Real de la Jara, y que pasa por la Rivera de Cala, situada a 4 kilómetros de la población, en cuyas inmediaciones está emplazada la ermita de Santa Eulalia, patrona del pueblo, lugar de peregrinación utilizado también como área de esparcimiento, por su atractivo paisaje para el paseo, constituyendo un lugar emblemático y muy visitado por los lugareños.

Tonos espectaculares en el sendero de Teuler

Otro de los senderos señalizados (GR48), aprovecha parcialmente el trazado del antiguo ferrocarril minero, una ruta que procede de Cala y de las Minas de Teuler, donde las rocas adquieren tonos espectaculares por las precipitaciones de los metales. Siguiendo el trazado (16 kms), se pasa junto al cortijo El Moro, la dehesa Pedregosilla y el cortijo de Paco Marín, hasta el mirador de Teuler, donde se pueden ver restos de la extracción de minerales y una corta, que está inundada en su fondo, con paredes de colores azulados.

Rivera del Cala B. M.

Camino a la Sierra del Viso

Aunque este sendero no está catalogado como tal, es el más transitado por personas y bestias a la hora de realizar las labores de recogida de aceitunas. En el punto más alto de la sierra se encuentra El Mojón, un cerro con 847 m, desde cuyo mirador se puede observar el olivar y la dehesa, y los pueblos de Zufre, Corteconcepción, Puerto Moral, Cala y El Real de la Jara. Este camino es de dificultad alta y actualmente sólo es posible realizarlo a pie o a caballo.

Para comer, la ruta se completa con exquisitos platos como el gazpacho con hígado de cerdo; guisos como «el caldillo», elaborado con las vísceras de este animal, y «el menudo de chivo»; «el almorraque», picadillo realizado con pimientos, tomates y sardinas asadas, además de ricos postres y dulces como las «poleás»; «la bolla de chicharrones», torta elaborada manteca de cerdo, así como los «pestiños» y «gañotes», bañados en miel de la sierra.

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