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Un hotel boutique en Asturias donde la comida de la familia Manzano está a la altura del paisaje

Narbasu ocupa el palacio de Rubianes, cuyo origen data del siglo XIV, a los pies del macizo del Sueve

Nobu Barcelona, el hotel de los famosos con el restaurante con vistas más deseado de la ciudad condal

El hotel ocupa el antiguo palacio de Rubianes, a los pies de la sierra del Sueve y de los Picos de Europa HOTEL NARBASU
Adrián Delgado

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Narbasu es el nombre con el que los asturianos llaman al tallo seco del maíz. Un término arraigado a la tierra que la familia Manzano, con los cocineros Nacho y Esther al frente, quisieron poner al hotel boutique que regentan en la falda del macizo del Sueve. Una casa señorial de recreo que remonta sus orígenes al siglo XIX, el palacio de Rubianes, en mitad de la naturaleza arrolladora que brinda este rincón del oriente de Asturias enmarcado por la espectacular postal de los Picos de Europa.

Además del paisaje, de praderas verdes y agua -la misma que mueve el molino de maíz que recientemente han recuperado y restaurado en el entorno-, este coqueto establecimiento destaca por la gastronomía. No en vano, su restaurante recibió en la última revisión de la Guía Michelin una estrella verde, la distinción con la que sus inspectores reconocen valores como la sostenibilidad y la economía circular apegada al territorio.

Se encuentra a poco más de 20 minutos del dos estrellas Michelin que lideran los hermanos Manzano en Arriondas, Casa Marcial. Es el espacio idóneo para que los clientes de este restaurante -el favorito de los españoles, según el Top 100 de la app de reservas de TheFork- puedan pernoctar. Cuenta con un huerto propio que suministra verduras y hortalizas tanto al hotel como al laureado gastronómico. Productos que se suman a los que les brindan proveedores, ganaderos y artesanos a los que consideran parte de la familia.

Ese espíritu familiar es el que predomina en este establecimiento, con veintitrés habitaciones pensadas para desconectar, descansar o simplemente despertar en mitad de esa estampa sobrecogedora de montaña y prados verdes. Todas diferentes, algunas de ellas cuentan con balcones para disfrutar, aún más si cabe, de esa postal de los Picos de Europa todavía nevada estos días.

Imagen principal - Además del paisaje, de praderas verdes y agua -la misma que mueve el molino de maíz que recientemente han recuperado y restaurado en el entorno-, este coqueto establecimiento destaca por la gastronomía.
Imagen secundaria 1 - Además del paisaje, de praderas verdes y agua -la misma que mueve el molino de maíz que recientemente han recuperado y restaurado en el entorno-, este coqueto establecimiento destaca por la gastronomía.
Imagen secundaria 2 - Además del paisaje, de praderas verdes y agua -la misma que mueve el molino de maíz que recientemente han recuperado y restaurado en el entorno-, este coqueto establecimiento destaca por la gastronomía.
El sello de la familia Manzano Además del paisaje, de praderas verdes y agua -la misma que mueve el molino de maíz que recientemente han recuperado y restaurado en el entorno-, este coqueto establecimiento destaca por la gastronomía.

La intimidad y la sensación de recogimiento no se pierde siquiera en sus estancias comunes, salas y espacios para leer o tomar una copa entre las que destaca su gran salón con chimenea. Cada mañana el gran protagonista es su desayuno, diseñado por Esther Manzano: fruta fresca, pan de masa madre recién horneado, mantequilla de Tineo o yogur de la Finca Los Caserinos, entre otros placeres matinales como los embutidos ibéricos, el bizcocho casero o zumos recién exprimidos.

Sin salir de la enorme finca se puede llegar paseando por la orilla del arroyo de Sardea -que vierte al río Piloña- hasta el citado molino que, por cierto, elabora la harina de maíz que utilizan en todos los restaurantes que los Manzano tienen en Asturias: por ejemplo en Gloria -en Oviedo y Gijón-, además de los ya mencionados.

En este culto a las raíces tiene mucho que ver la entrada en los negocios de la tercera generación de los Manzano que representa Jesús Sánchez, hijo de Esther y sobrino de Nacho. Es depositario del legado de la familia y de valores como la hospitalidad y el amor por la cocina de los que hicieron gala sus abuelos en Casa Marcial.

En Narbasu se ofrecen dos menús degustación -uno basado en la tradición y el otro más centrado en los productos de cercanía y la huerta con la que cuentan en la finca-. Ambos, bajo reserva previa, cuestan 50 euros sin bebidas. El primero es una oda a las recetas asturianas más reconocidas: la fabada tradicional y el arroz con pitu de Caleya. Además de un aperitivo y de la croqueta -una de las mejores de España-, el menú incluye el revuelto de la casa sobre tortos de maíz y torrija caramelizada con helado de vainilla. También hay carta. En ella, además de los citados clásicos están platos como el cabritín guisado de Ponga con 'patatinos'.

Pistas

  • Habitaciones. Dispone de 23 habitaciones, algunas de ellas especiales, y varias junior suites.

  • Casa Marcial. El hotel ofrece la opción de transfer privado para clientes alojados con reserva en el dos estrellas Michelin.

El entorno brinda la oportunidad de hacer pequeñas excursiones para disfrutar de lugares únicos como el mirador del Fito. Este enclave está considerado el balcón de Asturias. Una estructura volada de hormigón que en 2027 cumplirá un siglo y que regala al viajero vistas a la montaña y al Cantábrico. Desde el propio Sueve a los Picos de Europa o la Sierra del Cuera. Muy cerca están también pueblos singulares como Lastres, Cangas de Onís o Ribadesella en los que seguir disfrutando de la gastronomía asturiana.

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