Pilates de máquinas: todo lo que debes saber

Cómo, cuándo y por qué deberías empezar a practicar esta disciplina si quieres cuidar tu cuerpo

Pilates con máquinas Instagram

El actor John Stamos o la periodista Sara Carbonero son solo algunos nombres de famosos a los que, si eres usuario activo de Instagram, habrás visto últimamente enganchados al pilates con máquinas, que básicamente es aquel que no se realiza en el suelo, lo que no supone necesariamente que sea más sencillo el ejercicio como después aclararemos. Y es que todavía quedan muchas piezas por encajar en este puzzle sobre una de las disciplinas deportivas más saludables y que no deja de ganar adeptos.

Pero antes de entrar en los detalles específicos que afectan al pilates conocido como reformer, conviene aclarar, tal y como explica Gabriela Solini , directora y profesora del centro City Pilates Madrid y de la Escuela de Formación Movimiento Pilates, cuál es el objetivo general de este tipo de entrenamiento también conocido como Método Pilates, tanto en su versión con máquinas como en la libre. “Es un entrenamiento físico que tiene por objetivo educar a la persona en tomar consciencia de su propio cuerpo y en cómo entrenarlo correctamente”, define la experta consultada, que subraya la necesidad de que “un alumno realice los ejercicios por si solo para poder entender cuál es la postura corporal correcta y sobre ella realizar un movimiento preciso”, de manera que hasta que esto no se consigue no tiene sentido introducir mayor dificultad a través de las máquinas.

Intensidad gradual

Y es que, como avanzábamos antes, el recurrir al uso de máquinas no implica necesariamente que se reste dificultad al entrenamiento. Esto puede ocurrir, sobre todo en casos de practicantes que son principiantes o que tienen algún tipo de dolencia, pero en la misma medida que sirven para suavizar el esfuerzo, también permiten aumentar la dificultad y la intensidad del mismo.

Llegados a este punto, es importante explicar bien uno de los aspectos en los que más se equivoca la gente que ha oído hablar alguna vez de pilates, las diferencias entre la disciplina libre, que puede incorporar determinados elementos de trabajo, y con máquinas. “La diferencia entre unos elementos y otros es el tamaño, el diseño y si tienen o no muelles”, expone Gabriela Solini, que para aportar más luz y detalle al tema enumera cuáles son esos materiales en concreto: “Los que no tienen muelles-resistencia son: aros, arcos, corrector de columna, barril, colchoneta alta , etc. Los de muelles tienen una combinación de diferentes resistencia, y son: reformer, cadillac, unidad de pared, silla alta, silla wunda, silla de brazos, ped and pole, y guillotina”.

Son precisamente estos últimos, los materiales con resistencia , los únicos que deberían ser considerados como pilates con máquinas, puesto que las primeros son herramientas complementarias a un pilates que se trabaja en suelo, como pueden ser también las pesas, otro de los elementos que suele utilizarse a menudo en esta variante. Pero igual que no es acertado generalizar metiendo cualquier material utilizado como máquina, tampoco es verdad esa etiqueta errónea que se ha puesto al pilates con máquinas como si fuera lo mismo que el pilates reformer, cuando este solo hace referencia al que se practica con esta máquina, la reformer, en concreto. Sí es cierto que se ha hecho muy viral, pero vertientes del pilates hay muchas más, por lo que no es tan simple como parece y como la mayoría de la gente cree.

Distinta forma de trabajo, mismo objetivo

De lo que no hay duda es de que el objetivo siempre es idéntico, sea cual sea la rama que se entrene. “Tanto con o sin muelle el entrenamiento es sobre todo el cuerpo proponiendo consciencia en movimiento, obteniendo como resultado un cuerpo fuerte y flexible”, sentencia Solini.

Al igual que hemos hablado en alguna ocasión de que el pilates en suelo es apto para todo tipo de cuerpos y niveles de entrenamiento , el que se realiza con máquinas no lo es menos, ya que estas pueden adaptarse también a las mismas circunstancias. De hecho, su versatilidad en cuanto al público al que puede impactar de forma positiva es uno de sus grandes secretos. Eso sí, al ser un deporte eminentemente técnico, hay algunas condiciones indispensables para ponerlo en práctica sobre las que Solini hace especial hincapié: “Lo importante es que se realice con un profesional totalmente formado y en un centro que tenga todo el material. Además las clases deben ser en grupos reducidos o privadas si existe alguna patología. 6 personas por grupo, con grupos de diferentes niveles y características corporales”, advierte, antes de alertar de la difusión de centros en los que además de impartirlo en clases masificadas solo “se da a conocer una pequeña fracción de él”.

Tanto si te decantas por realizarlo con el apoyo de las máquinas como sin ellas, hay una serie de características que son comunes a ambos. Una de ellas es que ambos son muy compatibles con otras disciplinas deportivas , porque establece una base muy sólidad a partir de la que practicar otros deportes. Esta base está te permitirá mejorar, en palabras de Gabriela Solini, si lo entrenas con responsabilidad y continuidad “en la respiración, alineación corporal y en la precisión de cada movimiento; la base de cualquier disciplina o deporte”.

La constancia es la clave

Pero para vislumbrar sus efectos positivos, es fundamental cumplir con esas dos palabras mágicas tan difíciles de cumplir, la continuidad y la responsabilidad . En clase, salvo que quieras ir siempre, no hace falta alargarse maś de una hora en los dos días a la semana que recomienda Solini, ya que es suficiente tiempo para “trabajar columna, piernas y brazos estableciendo una progresión desde el principio hasta el final“.

Esto te habrá hecho pensar inmediatamente si con dos días a la semana es suficiente y la respuesta es que, aunque es cierto que dos es mejor que nada (obviamente), lo ideal es dedicarle al menos un rato todos los días . “Los buenos maestros educamos a los alumnos para que consideren el movimiento como el agua; “hay que beber cada día”. Los alumnos deben entrenar con la supervisión del maestro dos veces por semana, pero luego ellos deben establecer un rutina de practica diaria”, explica Solini.

Dos buenos momentos del día para entrenar en casa son, por ejemplo, reservarse unos minutos para ello nada más levantarse o antes de acostarse incluso. En cualquier caso, no es necesario acudir a tu club para trabajar pilates una vez dominas la técnica de los ejercicios más importantes más allá de dos clases a la semana, lo que demuestra que no es tan difícil sacar un hueco al día para poder cultivar tanto el cuerpo como la mente a través de esta magnífica disciplina deportiva.

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