¿Estamos ante el regreso del grunge? Así adaptaremos la tendencia al 2023

Las japonesas Egonlab y Doublet, la estadounidense Rick Owens y la italiana Dsquared2 son solo algunas de las marcas que han subido a la pasarela cantidad de vaqueros envejecidos, chaquetas de punto roídas y camisas de leñador influenciados por esta subcultura que se revelaba contra las normas sociales establecidas.

El por qué de este resurgir grunge no está tan claro. Hay quien apunta a que se trata de una ofensiva contra el lujo silencioso que ha imperado en los últimos tiempos y que aboga por la austeridad y el minimalismo más absoluto gracias a una gran colección de básicos de alta calidad, y no es menos obvio que, en cierto modo, ya tocaba el turno de recuperar la esencia del grunge en medio de este revival noventero en el que llevamos inmersos desde hace un par de temporadas.

Incluso se habla desde un prisma más filosófico a que la vuelta de esta manera de vestir obedece más a un hastío de toda la generación millenial que se asemeja en cierto modo a lo que sucedió hace tres décadas.

Sea alguna de estas las razones o no la responsable de su reaparición en escena, la cuestión es que los elementos propios del estilo grunge piden tener su espacio reservado en el armario de cara a los próximos meses. Eso sí, que nadie espere literalidad porque no van a encontrarla. Lo que en este caso proponen las marcas es tomar todas esas referencias y llevarlas a un punto de encuentro con lo que pide la moda actual.

El terreno en el que le toca desenvolverse ahora es en uno mucho más urbano. Uno todavía más informal al que se enfrentó en los 90 porque en este abundan las zapatillas, los chándals y los pantalones versión XXL.

Artistas como Justin Bieber, por ejemplo, han aprendido a adaptar en cierto modo el grunge a sus looks de diario a base de prendas sobredimensionadas; y otro que lo ha logrado es A$AP Rocky. Este último es, de hecho, todo un icono de la escena hip hop, pero ha sabido reinventar estos códigos y atreverse con otros muy diferentes como los que toca el grunge. La mejor prueba de a qué nos referimos está en el look que el novio de Rihanna escogió para acudir a la gala del Met del pasado mes de mayo: una falda de cuadros escoceses sobre unos vaqueros anchos con brillos pero acompañados de una camisa negra con corbata negra y americana como claro guiño al homenajeado de esta edición del 2023, Karl Lagerfeld. Pura osadía.

En definitiva, lo que la industria de la moda ha querido esta temporada es, en lugar de hacer una réplica exacta, apostar por lo que podríamos calificar como grunge 2.0, una fusión entre la dejadez propia de los inconformistas de los 90 con la manera de entender las tendencias que existe en la actualidad, para así «grungificar» cada una de las prendas que abundan en nuestro armario. Una manera de conservar la esencia de esta estética sin que desentone en absoluto con la vida contemporánea.