Una víctima del tren del infierno de Bejís: «Salí viva de milagro y ni siquiera me han devuelto los 9 míseros euros del billete»
Isabel Irlandés, víctima del incendio forestal que afectó a un tren en Bejís, denuncia el abandono de los afectados catorce meses después
La maquinista del tren que paró en medio del incendio de Bejís: «El que pueda correr, que corra»
![El interior del tren afectado por el incendio forestal de Bejís (Castellón) el 16 de agosto de 2022 y el rostro de Isabel quemado](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2023/10/27/tren-incendio-RieCAV1s4RQ3pBohMas0SHK-1200x840@abc.jpg)
«El sol estaba rojo, los cristales ardían y el tren frenó bruscamente hasta quedarse clavado en una curva. La maquinista apareció corriendo y llorando por los pasillos y nos dijo que no podía volver a arrancar el convoy y, entonces, me vi en mitad del fuego con mis dos hijos pequeños y pensé: vamos a morir». Isabel Irlandés se levanta cada mañana desde el 16 de agosto de 2022 reviviendo minuto a minuto el infierno de Bejís. Casi catorce meses después, sigue firme en su empeño, pese a luchar contra gigantes, de demostrar que lo que ocurrió aquella tarde veraniega de martes fue en realidad una negligencia mayúscula que casi acaba con su vida y con la de su familia.
Isabel es una de las 49 personas que se encontraban a bordo del tren de Media Distancia de Renfe que inició su trayecto en Valencia con destino Zaragoza y que a su paso por Bejís se vio rodeado por las llamas de un violento incendio forestal que llegó a arrasar 20.000 hectáreas, obligó a desalojar durante días a 1.500 vecinos y no se dio por extinguido hasta dos meses después. Tanto ella como el resto de víctimas denunciaron que el vehículo nunca debió partir de la Estación del Norte de la capital del Turia, pero nadie alertó a la maquinista del averno al que se encaminaba sobre ruedas.
Un año y dos meses después, el incidente continúa judicializado, pero archivado provisionalmente a falta de que la Guardia Civil elabore un nuevo informe pericial sobre los dispositivos electrónicos de una agente forestal de la zona y que pudo grabar el fuego cerca de las vías horas antes.
En el rostro de esta mujer que reside en Barcelona y veranea en la localidad castellonense de Pina del Montalgrao, de donde es su familia, se puede apreciar la magnitud del traumático episodio que experimentó junto a sus hijos, de diez y cinco años. «Me preguntaron si íbamos a morir. Nos estábamos quemando vivos», relata a ABC. «Entonces, le pregunté a la maquinista qué debía hacer para salvar a mis hijos y me dijo que bajáramos del tren», prosigue. Entonces, ellos y un grupo de pasajeros tomaron la misma determinación después de que la propia trabajadora abriera las puertas de emergencia del vagón. Así, emprendieron la huida por las vías mientras las llamas tocaban sus cuerpos. A su pequeña le dijo que «corriera y no mirara atrás», mientras cogía en brazos a su hermano menor tras desprenderse de una maleta y del resto de pertenencias de las que, hoy día, no ha recibido información o prestación alguna.
Ansiedad, estrés y depresión
«Seguimos sin respuestas de nada», lamenta. De hecho, aunque pueda resultar anecdótico y residual, la compañía ferroviaria ni siquiera le ha devuelto «los nueve miserables euros» que cuesta el billete de ida. «Salimos con vida de milagro y nadie se hace responsable. Esto ha sido un antes y un después para mi familia y que nadie asuma la culpa genera una impotencia tremenda», asevera Isabel, quien sufre quemaduras de segundo grado, al igual que su hijo.
Durante estos catorce meses de silencio administrativo y espera judicial, los gastos no han cesado, pues contabiliza de media unos 300 euros mensuales en facturas médicas que, «obviamente», no le ha sufragado nadie en absoluto. «Llevo entre 3.000 y 4.000 euros en medicamentos y cremas cicatrizantes que me recetó el cirujano y que no costea la Sanidad pública», detalla. Pero más allá de su semblante y de sufrir continuos trastornos de ansiedad, estrés, depresión y shock postraumático, lo que más dolor le causa es cómo el fuego de Bejís afectó a su hijo pequeño. Según relata, padece un episodio emocional que ha afectado a su lenguaje y terminado por trastocar al resto de la familia: «Está yendo al psicólogo y al logopeda porque tiene un bloqueo tan bestial que no sabe leer ni escribir».
Así las cosas, la causa judicial se encuentra en pausa en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 1 de Segorbe (Castellón) después de que la magistrada decretara el archivo provisional de la investigación, a la espera de recibir un informe técnico de la Benemérita sobre las imágenes que grabó una agente forestal con su tablet y que, según confían las víctimas, pueda demostrar que antes de iniciar el viaje las llamas ya estaban a menos de un kilómetro de la vía. Un auto que fue notificado a finales de marzo y que los mismos afectados critican que siete meses después son «suficientes para volcar y revisar los archivos de una tablet». En el caso de Isabel, sus abogados le han notificado que el proceso «va para muy largo».
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El tren del infierno
El caso del conocido 'tren del infierno' de Bejís dio el salto a la esfera política pocos días después debido a la cuestionable actuación de los servicios de Emergencias. La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, compareció en el Congreso de los Diputados para respaldar a la maquinista y confirmar que Adif y Renfe no recibieron comunicación de una posible incidencia en la vía o de que la zona estaba en desalojo por parte de ningún organismo oficial. Tampoco dio aviso del incidente el Gobierno valenciano presidido entonces por Ximo Puig, quien alegó que el 112 no dispuso de instrucciones de medidas preventivas respecto al tren que se dirigía al fuego.
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