La vacuna de Hipra «llegó tarde y cuando por fin se autorizó pensamos: ¿quién se la va a poner?»
Su desarrollo tardó 3,5 años. «El Gobierno la compró y ya sabía que no aportaba nada», dice Antonio Zapatero
La vacuna de Hipra: el hito que costó 31 millones de euros y acabará en la basura
![30 de marzo de 2023: la vacuna Bimervax contra el Covid-19 recibe el visto bueno europeo para su comercialización](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/02/17/hipra9-RjvCGHmROgPpWVZimeI1RYP-1200x840@abc.jpg)
La búsqueda de una vacuna eficaz contra la pandemia fue una angustiosa carrera contrarreloj. Estaba en juego la salud de millones de personas, un negocio multimillonario y también el orgullo patrio. Todos los países querían tener su propia vacuna del Covid, también España. ... Un puñado de grupos de investigación españoles y laboratorios especializados en vacunas competían por desarrollarla pero solo la farmacéutica catalana Hipra llegó a la recta final.
Cuando lo consiguió el virus había cambiado y aunque la vacuna funcionaba ya no era tan eficaz. La autorización de comercialización de Europa llegó cuando otras farmacéuticas como Pfizer o Moderna ya estaban inmunizando con inyecciones adaptadas a la variante Ómicron del virus que aún sigue circulando. «Nunca entendimos que se comercializara. El Gobierno decidió la compra de millones de dosis cuando ya se sabía que la vacuna no aportaba nada. Durante la pandemia, se hicieron muchas cosas sin criterio técnico y una de ellas fue ésta, todos sabíamos que la vacuna Hipra iba a tener poco valor. Lo digo con todo el respeto a un laboratorio serio que hizo un buen trabajo, aunque desafortunadamente llegó tarde. Por eso, cuando por fin se autorizó pensamos ¿quién se la va a poner?», recuerda Antonio Zapatero, el médico que puso en piel el hospital de campaña de Ifema y coordinó en Madrid la política contra el virus.
Casi vencido el virus, Europa y España dieron luz verde a la inmunización con la vacuna de Hipra. La primera idea fue utilizarla como dosis de recuerdo entre el personal sanitario. «Afortunadamente esa idea se desechó. Ningún médico la quería», recuerda Zapatero que por entonces ya había abandonado su responsabilidad en la Consejería de Sanidad de Madrid.
Las pocas dosis utilizadas se han destinado a la protección de militares y personas que reaccionan a las vacunas de ARN, aunque en el mercado existen otras opciones eficaces como la de la compañía estadounidense Novavax.
En la búsqueda de una vacuna eficaz competían los centros de investigación de Luis Enjuanes e Isabel Sola, Mariano Esteban, Vicente Larraga o el laboratorio gallego Zendal, entre otros. La farmacéutica española Hipra no era mala opción para el desarrollo de una vacuna. La compañía tenía experiencia en la fabricación de vacunas de uso veterinario, aunque cuando la pandemia estalló llevaba años orientada al diagnóstico de enfermedades.
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En los años 90 había dejado de lado las vacunas y el virus del Covid fue una señal para volver al negocio de las vacunas. Puede que la maquinaria entonces no estuviera tan bien engrasada. Sus profesionales más expertos en vacunas ya estaban retirados. «Tardaron tres años y medio en conseguir su aprobación. Cuba sacó adelante su vacuna Soberana 3, que es muy parecida a la de Hipra, en solo diez meses. Es un secreto a voces que tuvieron fallos con el adyuvante, el compuesto que potencia el sistema inmune. Y también con la homogeneidad de los lotes, lo peor que te puede pasar», cuenta a ABC un investigador que prefiere guardar el anonimato.
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