Terapias ideológicas y dudas de seguridad: por qué en Europa se empieza a frenar la transición trans
Reino Unido, Francia, Finlandia, Suecia.. ven el daño irreversible causado a niños y adolescentes
Keira Bell es una de las arrepentidas tratadas de niña en Tavistock para hacer su transición de mujer a hombre
En diciembre del 2020, la joven Keira Bell, que ahora tiene 26 años, ganó el juicio contra la clínica Tavistock, que forma parte del NHS, el sistema británico de salud, y que la trató para hacer su transición de mujer a hombre cuando tenía ... 16. En aquel momento, argumentó ante la justicia que solo tuvo acceso a «tres citas de una hora de duración» y que los médicos tendrían que haber cuestionado más su decisión de transicionar antes de someterla al tratamiento con bloqueadores de la pubertad.
Tres jueces del Tribunal Superior dictaminaron entonces que es poco probable que los niños menores de 16 años con disforia de género puedan dar su consentimiento informado para someterse a un tratamiento con estos fármacos, que detienen el desarrollo de manifestaciones sexuales como el crecimiento de los senos, la menstruación o el vello corporal, y la clínica defendió en el juicio que son un tratamiento «seguro y reversible».
No obstante, la propia web del NHS reconoce que «se sabe poco» sobre los efectos secundarios a largo plazo de los bloqueadores hormonales o de la pubertad en los niños con disforia de género«. Y aunque el Servicio de Desarrollo de la Identidad de Género (GIDS, por sus siglas en inglés), nombre oficial de la clínica, advierte que »este es un tratamiento físicamente reversible si se suspende, no se conocen los efectos psicológicos«. La advertencia continúa: »Tampoco se sabe si los bloqueadores hormonales afectan el desarrollo del cerebro adolescente o los huesos de los niños«.
Bell no es la única arrepentida del proceso que vivió en este centro sanitario. Cientos de personas afectadas han levantado también la voz contra las prácticas de un lugar en el que, denunciaron, no se llevaron a cabo los procedimientos adecuados para garantizar el bienestar de los menores de edad con disforia de género y las interminables listas de espera hacen además que el servicio sea deficiente, con un tiempo de espera de dos años, y sin posibilidades de ofrecer la atención personalizada que merecen.
Después, en julio del año pasado, el NHS anunció que la clínica, ubicada en el barrio londinense de Hampstead, cerrará esta primavera, después de que se llevara a cabo una revisión independiente sobre su funcionamiento. La pediatra Hilary Cass, ex presidenta Royal College of Paediatrics and Child Health y encargada de la investigación, consideró entonces que «el modelo actual de atención estaba dejando a los jóvenes en un riesgo considerable de mala salud mental y angustia« y que la clínica no era »una opción segura o viable a largo plazo«.
En su lugar se se supone que se establecerían nuevos centros regionales para «garantizar que las necesidades holísticas de los pacientes se satisfagan por completo», según explicaron desde el NHS. También aseguran que trabajarán con los hospitales infantiles, para que los menores con disforia de género sean tratados por equipos multidisciplinares que incluyan especialistas en salud mental.
Sin embargo, no está claro si estos centros están listos para abrir y el cierre de Tavistock podría prologarse hasta junio o incluso después, por lo que las organizaciones de defensa de las personas transexuales han mostrado su preocupación de que el colectivo quede sin apoyo.
El funcionamiento de la clínica Tavistock, que lleva 33 años abierta, ya había sido denunciado incluso por trabajadores del lugar, y en una columna publicada en el diario 'The Guardian' a finales de enero, el doctor David Bell, exdirector de personal del centro, denunció que los empleados que «plantearon serias preocupaciones» sobre lo que allí ocurría fueron intimidados.
Con más cautela
Bell asegura que «como resultado de la penetración ideológica» se «abandonó la neutralidad clínica y se minimizó la importancia de otras afecciones en este grupo de pacientes«. En su opinión, hay un creciente grupo de personas que están haciendo la transición en el sentido opuesto »que lamentan el daño irreversible causado y sienten que su tratamiento se basó en la ideología, no en una preocupación clínica apropiada«. »Dada la incertidumbre que rodea el diagnóstico y el tratamiento de la disforia de género, el Reino Unido debería, al igual que Finlandia, Suecia y Francia, seguir un camino con más cautela. Debemos poner fin a la medicación y la transición médica para niños y adolescentes ahora«, opinó el médico.
Más mujeres que hombres
«Algunos miembros del personal tenían dudas sobre si los niños que estaban tratando eran en realidad transgénero o si, en cambio, deberían haber recibido apoyo por otros motivos, como el autismo», explicó por su parte al diario The Telegraph Aidan Kelly, doctor que también trabajó en el centro, cuyos propios datos muestran que el 96% de los niños enviados para su evaluación recibieron bloqueadores de la pubertad. Estos números también reflejan que el número de personas que buscan atención en la clínica es 20 veces mayor que hace una década, y la mayoría son mujeres que buscan transicionar a hombres.