Hazte premium Hazte premium

Según la ciencia, ¿la suerte realmente existe?

Investigadores de distintas áreas han intentado dar una explicación o desmontar el mito

La ciencia tiene respuesta a una de las grandes incógnitas de la humanidad

La suerte es un enigma que nos atraído desde hace siglos
Alexia Columba Jerez

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Supongamos que tenemos dos sujetos, Ana y Roberto. A lo largo del día, Ana ha terminado una presentación con éxito que va a proporcionarle un ascenso. Luego, tras pedir un café, al agacharse se ha encontrado un billete de veinte euros. Y ese mismo día ha recibido una llamada del seguro del vecino de arriba diciéndole que, por fin, han arreglado las humedades del techo. En cambio, Roberto no ha podido hacer su presentación porque el portátil se ha infectado con un virus y han perdido al cliente. En el bar, el camarero ha tropezado con él y le ha tirado el café encima. Y el seguro de su vecina de arriba lo ha llamado diciendo que las humedades se han convertido en goteras.

Muchos podrían decir que Ana ha tenido una buena jornada, muy al contrario del caso de Roberto. Para ser más clara, si al final del día te toca la lotería te ha sonreído la fortuna, pero si te alcanza un rayo se dice que es mala suerte. Lo cierto es que la suerte siempre ha tenido un halo atractivo, incluso magnético que sigue vivo con el paso de los siglos.

Algunos piensan que la suerte influye en que se den acontecimientos a su favor; otros que es puramente aleatoria . El Nobel de medicina de 1996, Rolf Zinkernagel, afirmaba que el éxito es siempre una cuestión de suerte. Están los que señalan que la percepción de la suerte tiene más que ver con la psicología que con la probabilidad. Jacqueline Woolley, profesora de psicología de la Universidad de Texas, apunta que la gente define la suerte principalmente de tres formas: como un evento sobrenatural; una explicación que la gente usa para dar sentido a incidentes que escapan a nuestro control o como un atributo personal que uno tiene.

Incluso en algunos casos puede jugar en nuestra contra. Vik Loveday, socióloga de la Universidad de Londres, realizó un estudio con académicos. Entrevistó a 44 empleados con contratos temporales cuya situación laboral les provocaba ansiedad e inestabilidad financiera. En general, cuando se enteraban de buenas noticias relativas a su carrera, como conseguir un trabajo fijo, lo achacaban a la suerte. Al sentir que tenían poco control sobre sus vidas, un movimiento en una dirección positiva tenía que ocurrir por accidente, y no como resultado del trabajo duro.

Todos estos usos de la suerte hace que nos preguntemos ¿a qué nos referimos exactamente cuando hablamos de suerte?, ¿algunas personas tienen más fortuna que otras? y ¿existe realmente la suerte?

¿La suerte acompaña a unos más que a otros o es solo mera casualidad?

En cuanto a su existencia, Alfonso Jesús Población , profesor de matemáticas en la Universidad de Valladolid y miembro de la Comisión de Divulgación de la Real Sociedad Matemática Española (RSME), comentaba anteriormente a ABC que la suerte, buena o mala, es un concepto completamente subjetivo. «Es una ilusión, alejada de toda realidad objetiva». Sin embargo, su papel en la vida tiene un peso a considerar que es muy real.

Ganar o perder

Richard Wiseman, autor del libro 'The Luck Factor' y profesor de comprensión de la psicología en la Universidad de Hertfordshire, se ha pasado años estudiando la idea de suerte. En su libro menciona el caso de Barnett Helzberg Jr., un hombre que en 1994 poseía una cadena de joyerías con unos ingresos anuales de alrededor de 300 millones de dólares. Un día pasaba por el Hotel Plaza de Nueva York cuando escuchó a una mujer gritar: «Sr. Warren Buffett». Se trataba de uno de los inversores más exitosos de Estados Unidos. Helzberg aprovechó la oportunidad, se acercó al desconocido y se presentó.

Al final acordó comprar la cadena de tiendas. Y todo porque Helzberg pasaba por allí justo cuando una mujer gritó el nombre de Buffett en una esquina de Nueva York. En ese sentido, para Wiseman, los acontecimientos afortunados pueden tener una influencia dramática en nuestras vidas. Lo que calificamos como suerte, aunque no lo sea, tiene el 'poder' de transformar lo improbable en posible o de marcar una diferencia, para bien o para mal. De ahí la importancia para él de entender un concepto en el que todos caen alguna vez en su vida o más de una.

Ante todo , Wiseman aclaraba en el 'Washington Post' que lo primero que hay que entender es que la posición de una persona en la sociedad contribuye a su concepto de suerte. «La clase social en la que naces, la estructura genética que heredamos, todas estas cosas están fuera de nuestro control», explicaba. Lo siguiente, para Wiseman, es que considerarse afortunado o desafortunado es «una forma de verse a uno mismo que luego repercute en cómo te comportas y cómo piensas». Y eso termina convirtiéndose en una profecía autocumplida. La suerte en estos casos tiene un impacto en la vida que tendremos. «Entonces, en cierto sentido, sí, existe absolutamente» indica.

Para comprender esto con un experimento, en su libro Wiseman relata que pidió a un grupo de personas que se identificaran como afortunadas o desafortunadas. Y que a continuación leyeran un periódico. En una de sus páginas había escrito en letras grandes: «Dígale al experimentador que ha visto este mensaje y ganará 250 libras». Por los resultados, las personas que dijeron que tenían suerte tuvieron más probabilidades de ver el anuncio, destacó Wiseman. Por el contrario, las personas desafortunadas parecían mostrar más ansiedad, lo que disminuía su poder de observación.

En suma, la idea que hay detrás es que una persona con una actitud positiva se mantiene abierta a nuevas oportunidades, a tomar decisiones afortunadas escuchando su intuición o a percibir patrones en actos aleatorios. Ya lo decía el filósofo Séneca en el 60 d.C.:«La suerte es lo que sucede cuando la preparación se encuentra con la oportunidad». Y si además esa persona es un pensador flexible, con un enfoque elástico, «cuando lleguen esas oportunidades, las aprovechará», apuntaba Wiseman.

Serendipia y superstición

Una vuelta de tuerca a este apunte es la serendipia. Fue en 1754 cuando el escritor inglés Horace Walpole, inventaba la palabra 'serendipity'. Sus protagonistas hacían descubrimientos valiosos de manera accidental gracias a su sagacidad. De hecho, la historia está plagada de casos de este tipo. Es el ejemplo de la radiactividad por Becquerel, los rayos X por Röntgen o el caso de Fleming y la penicilina, entre otros. No en vano, Mark Twain escribió que el nombre del mayor de los inventores era el de accidente. Pero ello requiere de una mente predispuesta a no considerar lo inesperado como erróneo.

La idea de suerte lleva entrelazada la de superstición. «Conozco científicos muy racionales que todavía hablarían de cruzar los dedos o tocar madera«, indicaba Wiseman. »Así que es algo que está profundamente arraigado en nuestra psique«.

Un ejemplo del que se hicieron eco múltiples publicaciones científicas fue un estudio en el que los investigadores reunieron a un grupo de personas que practicaban el golf habitualmente. A la mitad de ellas les dijeron que jugarían con la bola de un golfista famoso. Y terminaron puntuando mejor que a quienes les dijeron que tenían una bola normal. Para la profesora Woolley no es la suerte la que está causando esto. «Lo que pasa es que estos rituales supersticiosos te dan confianza y luego te va mejor. Y además, les permite sobrellevar situaciones de estrés o de caos. Si crees que eso te hará jugar mejor, es probable que juegues mejor«, dijo Woolley.

Los sujetos de prueba también obtuvieron mejores resultados cuando se les permitió conservar sus «amuletos de la suerte». Los investigadores plantearon la hipótesis de que las personas con sus amuletos a su lado perseveran en los problemas durante más tiempo porque se sienten más capaces. No obstante, este estudio ha encontrado detractores por su incapacidad para ser replicado y ver patrones que no existen.

Apofenia

Kit Yates , profesor de matemáticas en la Universidad de Bath, explicaba en una entrevista a ABC, que lo que llamamos suerte es simple casualidad. «No creo que puedas tener buena o mala suerte, pero sí puede haber coincidencias». No obstante, la suposición de que eventos y acciones no relacionados están de alguna manera conectados lleva a hablar de la apofenia.

Es una experiencia que te hace ver patrones donde no los hay. Piensas en las '11:11 horas' y, al mirar el reloj, ahí está, o creer que los gatos negros dan mala suerte. Para los expertos es un fenómeno intrínseco a la biología humana. Adaptarse al entorno suponía entender los ciclos de la naturaleza o asociar los ruidos de animales con una amenaza.

La evolución favoreció la asociación entre ciertos tipos de eventos. Sin embargo, también puede dar lugar a errores, por ejemplo en el campo de la estadística. Los científicos pueden llegar a pensar que están viendo conexiones entre datos, cuando en realidad son fenómenos aleatorios.

Esto hace que seamos vulnerables a la llamada 'falacia del jugador', que lleva a las personas a hacer predicciones en base a fenómenos aleatorios que han observado previamente. Muchos esperan que, si lanzas una moneda y cae muchas veces seguidas por el lado de la cara, a continuación salga cruz. La realidad es que las probabilidades de obtener cara o cruz siguen siendo de un 50/50. La misma idea se aplica cuando uno acude a las administraciones de lotería más famosas para conseguir el décimo ganador. La probabilidad de que te toque el Gordo es de 1 entre 100.000, un 0,001%. Pero la creencia en el 'por si acaso' hace que compres un boleto. La idea de suerte persiste.

Aleatoriedad cuántica y el verdadero azar

Eso significa también entrar en el debate del determinismo frente a la incertidumbre. Juan Parrondo, profesor de Física de la Universidad Complutense de Madrid, en sus escritos establece que si el mundo es determinista, todo está escrito, y esto es algo que rechazamos instintivamente. Pero también rechazamos instintivamente que haya zonas de la realidad creadas por puro azar, y achacamos el aspecto azaroso de un suceso a la falta de toda la información sobre sus causas.

Este desencuentro no es nuevo, cinco siglos antes de Cristo, el filósofo Demócrito fue el primero en postular que la materia estaba formada de pequeños átomos. Pensaba que el universo funcionaba como un reloj y nada ocurría de forma fortuita. Casi un siglo después, otro pensador, Epicuro, postuló lo contrario: que el universo no funcionaba así, y que la arbitrariedad era una parte intrínseca de la realidad porque los átomos se mueven de forma aleatoria.

Pero, todo depende de la escala. La tirada de dados puede considerarse habitualmente como un juego de azar, pero la matemática Roney-Dougal aseguraba a la BBC que si supiera cuándo vas a lanzar los dados, la posición exacta de tu mano, a qué velocidad los vas a tirar y el peso de los dados, podría, en teoría, predecir cómo caerán. Las reglas de la física newtoniana que se aplican a la tirada de los dados son deterministas.

El verdadero azar, como comenta el científico Jim Al-Khalili a la BBC, lo podemos encontrar en un mundo más reducido, en la aleatoriedad cuántica, que es el movimiento impredecible que ocurre a niveles subatómicos, en el mundo cuántico. Mientras que la mecánica newtoniana puede predecir cómo caerá un dado, no explica cómo un átomo puede estar en dos lugares al mismo tiempo o cómo puede no tener una ubicación definitiva.

Esto también podemos verlo en la biología. El color de tus ojos o la posibilidad de contraer una enfermedad mortal puede ser una mezcla de herencia y aleatoriedad. Al final las moléculas genéticas están hechas de átomos y las partículas subatómicas tienen innumerables interacciones.

El físico Christopher Fuchs cree que nunca podremos saber qué yace bajo la mecánica cuántica o de la suerte misma en este caso. Somos parte de la ecuación.En pocas palabras, ya lo había resumido una filósofa contemporánea, la vida es una tómbola tom tom tómbola, y la suerte es tomar una decisión.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación