El sínodo rechaza el sacerdocio femenino y apuesta por «visibilizar» el papel de la mujer en la Iglesia
Los participantes presentan cientos de enmiendas para que el documento final sea más explícito sobre católicos LGBT, representación femenina y papel de los laicos
Una mirada teológica: a la escucha del espíritu del Resucitado
Las últimas horas del sínodo, que se clausura este domingo con una misa, están siendo las más delicadas, pues todas las facciones que han participado quieren que el «documento de síntesis final» incluya sus propuestas. El miércoles conocieron el borrador preparado por los organizadores, ... un texto que pareció razonable a la mayoría, pero que pareció «descafeinado» a las corrientes extremistas, pues intenta contentar a todas las sensibilidades.
Por eso, en las últimas horas, se multiplicaron las «enmiendas» presentadas tanto por grupos como por participantes individuales, especialmente sobre escucha de personas LGBT, representación femenina en la Iglesia y papel de los laicos.
En el documento que el sínodo votará el sábado no hay conclusiones ni propuestas explícitas, pues éstas se harán en la asamblea sinodal de dentro de un año. Pero es muy relevante lo que mencione el texto, pues prepara el terreno para las decisiones que entonces podrán tomarse.
En cualquier caso, independientemente de lo decidan el sábado, este sínodo ya ha cambiado la Iglesia católica: la participación directa de laicos, y especialmente de mujeres con derecho a voto, institucionaliza su presencia en ámbitos de decisión eclesiásticos, incluso en ciertos casos al mismo nivel de los obispos.
Según explica a ABC uno de los participantes en el sínodo, la idea del texto final es ofrecer «paradigmas para resolver los problemas actuales de la Iglesia». Para entenderlo, basta mirar cada una de las mesas redondas en las que han trabajado estas cuatro semanas cardenales, obispos, religiosas y laicas. «Se pasa culturalmente de una Iglesia de estructura piramidal, a una que escucha a todos, en la que la autoridad del sacerdote o del obispo no es un símbolo de poder sino de servicio», asegura.
«Actitudes machistas y dictatoriales»
Precisamente, antes de escuchar las propuestas de enmiendas, el Papa Francisco tomó la palabra y criticó explícitamente a los sacerdotes y obispos que, «con actitudes machistas y dictatoriales», «se exceden en su servicio y maltratan al pueblo de Dios y así desfiguran el rostro de la Iglesia». Por contraste, dijo que las mujeres son mejor «reflejo» de la Iglesia. «Nuestras madres y abuelas nos han transmitido la fe; además, las mujeres saben esperar, saben descubrir los recursos de la Iglesia, se arriesgan más allá del límite, quizá con miedo, pero corajudas», aseguró.
Una de ellas es la teóloga española Cristina Inogés, con voz y voto en el sínodo. «Tuve que estudiar en una facultad de Teología protestante porque mi obispo no me dio la autorización para estudiar en una facultad católica», explicaba este lunes en un encuentro organizado por la revista 'Vida Nueva'. «En este sínodo nos estamos reubicando todos: unas porque llegamos por primera vez, y otros, porque ahora les toca. Pero ya no pedimos perdón ni permiso por estar en la Iglesia», añadía.
«Visibilizar» la presencia de las mujeres en la Iglesia
A falta de conocer el texto definitivo del documento final, uno de los padres sinodales explica a ABC que «más que impulsar la propuesta del sacerdocio femenino, la idea del sínodo es 'visibilizar' la presencia de mujeres en el gobierno cotidiano de la Iglesia». «Sí que ha aparecido insistentemente la solicitud de abrir al diaconado femenino, que se menciona en el Nuevo Testamento, ligado a la atención de personas necesitadas», explica otro.
Aparte del diaconado, se ha hablado de otras posibles opciones «institucionales» para mujeres en la estructura de la Iglesia. Por ejemplo, permitir que laicas (o laicos) que tienen el «ministerio del lectorado» también prediquen; o instituir nuevos ministerios laicales, como uno formado por matrimonios para ayudar a parejas en crisis u otro para escuchar a personas heridas por la Iglesia.
En cuanto a la acogida de personas LGBTQ, el portavoz del sínodo, Paolo Ruffini, aclaró que «no es el tema central de las conversaciones», quizá también porque obispos de África y Asia no la consideran prioritaria. Para el Papa Francisco, lo fundamental es no cerrar las puertas de las iglesias a nadie. También el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, recordó que «todas las personas tienen derecho al respeto, aunque pequen, pues todos pecamos. Todas las personas son aceptadas por Dios, aunque cada camino personal tiene su historia».
Las conclusiones serán dentro de un año
Como resultado de estas cuatro semanas de trabajo, el texto final del sínodo que se dará a conocer a última hora del sábado reflejará las opiniones de la mayoría de los participantes, que han hecho mucho menos ruido que los grupos minoritarios tradicionalistas o ultraliberales, que alzaron la voz pocos días antes de que comenzara la asamblea.
«No esperen resoluciones», había avisado en la oficina de prensa del Vaticano el cardenal español Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat. «Vamos a trabajar un año y luego nos llevaremos deberes a casa, para las parroquias y las diócesis. Dentro de un año ya llegaremos a conclusiones y a decisiones», remarcó.
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«Efectivamente, circulaba la impresión de que iba a salir algo dramático, y esto provocó tanto grandes expectativas como oposición en la opinión pública. Pero el Papa ya había avisado de que el sínodo no es instrumento para decisiones parlamentarias, sino para la oración y comunión», aclaró esta semana Timothy Broglio, presidente de los obispos de EE.UU.
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