La OPEP entra «en pánico» ante un posible acuerdo de la COP28 contra los combustibles fósiles
Teresa Ribera califica de «nauseabundo» el intento de los exportadores de petróleo de bloquear un acuerdo
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Una lucha mundial se está desarrollando en Emiratos Árabes. Divide a los ministros de casi 200 países, que se encuentran inmersos en las discusiones sobre lo que será el acuerdo final de la COP28. Se trata de definir el papel de los combustibles fósiles en un planeta que ya se encuentra al borde de los umbrales seguros de calentamiento global. Hay mucho en juego: incluso la OPEP ha tomado cartas en el asunto, que se sepa, por vez primera.
Todas las opciones siguen abiertas en la COP28 sobre qué hacer con el petróleo, el gas y el carbón, las principales fuentes de gases de efecto invernadero. En los textos que están siendo negociados está la posibilidad de «abandonar» estos combustibles fósiles cuando sus emisiones no puedan ser capturadas; «reducirlos de acuerdo con la mejor ciencia disponible» (algo ambiguo) y, también, no mencionar en absoluto el tema.
La decisión que salga de la COP28 el próximo martes se toma por consenso y orientará las posteriores decisiones de los países, razón por la que es tan importante. Si se aprueba alguna de las opciones para reducir o eliminar los combustibles fósiles, sería la primera vez que se apunte directamente a la producción del gas y el petróleo.
Ante estas presiones, el secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Haitham Al Ghais, ha instado esta semana a los países productores a rechazar cualquier propuesta que se centre en los combustibles fósiles en lugar de en los recortes de emisiones, según una carta filtrada a la que tuvo acceso Reuters. «El proyecto de decisión aún contiene opciones para eliminar gradualmente los combustibles fósiles», dijo Al Ghais en su carta.
«En mi opinión, creo que es bastante nauseabundo lo que están haciendo los países de la OPEP, presionando para retrasar las cosas», ha criticado en la COP28 la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. «No estamos hablando de eliminar los combustibles fósiles mañana», explicó. Se trata de crear las condiciones adecuadas para reducirlos.
Muchos son los negociadores que insisten ya en que este año la cita tiene una ‘energía especial’. Alden Meyer, un veterano de las cumbres del clima y miembro del think tank E3G, ha apuntado a que es la primera vez que la Secretaría de la OPEP interviene en las conversaciones con una carta como esta. «Indica una pizca de pánico«, dijo.
Al menos 80 países, incluida la Unión Europea y muchas naciones en desarrollo apuestan por que salga de esta cumbre un resultado que exija con claridad el fin del uso de combustibles fósiles. Otros estados, como China, prefieren fórmulas menos explícitas, mientras que según los observadores, países como Rusia o Arabia Saudí se oponen.
«No todo el mundo está participando de manera constructiva y eso me inquieta», criticó la enviada especial para el clima de Alemania, Jennifer Morgan.
Una cumbre rara
«Es una cumbre rara, donde lo fácil ha sido acordar los daños y pérdidas [una cuestión que ha tardado casi 30 años en lograrse, hasta ahora] y todo lo demás es lo que parece difícil», contaba Jennifer Allan, del Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD), quien sin embargo cree que podría salir una mención a los combustibles fósiles, además de triplicar renovables.
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