Sin productos de higiene, menaje o ropa de trabajo: las señales de la 'nueva' pobreza
Hay un segundo escalón de la necesidad donde miles de familias sobreviven sin bienes como detergente, papel higiénico o pañales
Una red solidaria, el banco de productos Acompartir, opera desde hace diez años y reparte los excedentes de las empresas por todo el país a través de 545 ONG
España registra la mayor tasa de pobreza infantil de la Unión Europea, según Unicef
«2024 va a ser un año muy duro para los bancos de alimentos y sus beneficiarios»

Son tiempos de contraste. En las últimas semanas, varias de las ONG más importantes de lucha por los derechos de la infancia –Unicef, Save the Children y la Plataforma de Infancia, que agrupa a 70 entidades– han dicho que España tiene un ... problema grave de pobreza infantil y que en una de cada tres casas ya se elige entre gastar unos euros en comprar pollo o carne fresca o en poner la calefacción, lo que condiciona para siempre el futuro de esos niños. La pobreza es extrema cuando no tienen qué llevarse a la boca. Y ahí el país tiene una amplia red asistencial. Pero en un peldañito más arriba, la pobreza que acecha con ganas en nuestro país es la material severa, aquella que empieza en no tener la sartén para cocinar el alimento que sí has podido comprar que te han donado en una entidad de ayuda.
Según el indicador Arope (At risk of Poverty and/or Exclusion) de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, en la práctica ser pobre significa vivir en un hogar en el que se ingresan 6.417 euros por unidad de consumo al año, según los últimos datos disponibles de la Encuesta de Condiciones de Vida julio de 2021).
Leticia López-Cotelo lo tiene claro: ser pobre significa algo más que pasar hambre. La fundadora del Banco de Productos Acompartir lleva diez años trabajando en entregar productos de primera necesidad en esas casas. Esta mujer, que fue voluntaria antes que gestora, no es Papá Noel, trabaja con empresas que donan sus stocks o productos sobrantes y se los entrega a más de 500 ONG que operan por todo el país y llegan, a su vez, hasta dos millones de personas pertenecientes a colectivos desfavorecidos (reclusos, con discapacidad, víctimas de violencia de género, enfermos y ancianos, entre otras).
«Detergente y pañales» son las necesidades perentorias que apremian, afirma a ABC. ¿Imaginamos una Navidad sin poder lavar la ropa del pequeño de la casa o sin poderle cambiar el pañal? En estos hogares no se reclama embadurnar a los niños en todo tipo de juguetes por Reyes, se está pidiendo el plato para servir la comida o vestir un abrigo calentito.

«La dignidad también está en oler bien, haberse dado una ducha con jabón o cepillarse los dientes»
Leticia López-Cotelo
fundadora de la ONG sin ánimo de lucro Acompartir
De hecho, es curioso cómo surgió Acompartir en fechas como éstas. López-Cotelo trabajaba en el departamento de Marketing de Microsoft hace diez años y al concluir el ejercicio, la empresa reunió a los empleados para donar productos sobrantes, como forros polares. Allí descubrió, además, que había infinidad de artículos nuevos que se quedaban en los almacenes guardando polvo (bolígrafos, cuadernos, auriculares...). ¿Cuánto podría ayudar eso y, sobre todo, a cuántas casas con penurias para hacerle llegar un cuaderno al niño que estudia? Eso hizo pensar a esta mujer de 36 años, muy creyente, que fundamenta su creación en la red que ya existe en países como Francia, Bélgica, Holanda y Estados Unidos, pero también se inspiró en la Madre Teresa de Calcuta a quien una vez se dirigió un periodista para cuestionarle que si Dios existía, por qué no acababa con la pobreza. La religiosa, menuda, contestó tajante: «Porque usted y yo no compartimos».
El 8,9% de los hogares
Siguiendo con los datos de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, más de 9,6 millones de personas en España viven en estado de pobreza; de ellas, el 8,9% de la población se encuentran en pobreza severa, sin necesidades básicas cubiertas como lavarse la ropa, el calzado, tener un frigorífico o una lavadora... La fundadora de esta organización pionera en nuestro país habla sobre los productos de limpieza e higiene personal por boca de las personas a las que ayuda: «Cuántas veces en el Metro, en el autobús, no ves cómo la gente se aparta de una persona que parece descuidada. Nos comentan lo importante que es esto a la hora de buscar trabajo, porque alguno expresa que no lo contratan porque le han dicho que 'huele mal'«.
Tal vez haya personas a las que les cuesta ver que el material escolar, los juguetes, el menaje del hogar «también aportan dignidad y nos abren la puerta a la inclusión en la sociedad», señala esta mujer que un día en su garaje –como los grandes genios– y acompañada de su madre, que era voluntaria en varias entidades sociales, decidió apostarlo todo por el Tercer Sector.
Al final, la mejora de la autoestima puede estar en una colonia; y cuánta salud no encierra un anodino cepillado de dientes alguna vez, desgrana. «La pobreza muchas veces no empieza en la comida, sino por lo más básico, en cómo caliento esa comida si no tengo gas, o cómo la cocino si no tengo sartén», añade. «Con peticiones así trabajamos con las empresas, llamando puerta por puerta, tenemos que ser muy proactivos».
En España es por todos conocido el funcionamiento del banco de alimentos, y pocos conocen el de productos, que opera casi con exactitud a su homólogo. En diez años, Acompartir ha logrado recuperar cerca de tres toneladas de productos procedentes de excedentes invendidos donados por 186 empresas. La participación de las compañías es clave para el funcionamiento de este banco de productos, que ha visto cómo la Ley de Residuos y Suelos Contaminados aprobada el año pasado ha incrementado un 20% las entregas. Aunque, protesta López-Cotelo, «todos nos acordamos solo, lamentablemente, en Navidad y estas necesidades tienen que ser cubiertas todo el año».
La alianza con 545 ONG y un ejercicio imaginativo de logística –apoyado en 62 puntos SEUR y un almacén central en Illescas (Toledo)– les permite llegar a todo el país. Leticia López-Cotelo señala algunos barrios de Madrid o localidades como La Línea de la Concepción, en Cádiz, como puntos calientes de este tipo de pobreza.
MÁS INFORMACIÓN
El banco de productos no recibe subvenciones ni fondos públicos, trabaja con los excedentes de género no vendido, descatalogado, obsoleto o devuelto por los usuarios y a los que las compañías no dan uso. Frecuentemente acaban en un vertedero, por lo que la llamada de Acompartir se sustenta también en la urgencia de generar menos residuos. A pesar de la cada vez mayor concienciación, lo cierto es que estamos a años luz de Francia o EE.UU., con una tradición consolidada: mientras aquí el volumen de productos alcanza un valor de diez millones de euros este año, en Francia distribuyen bienes tangibles por importe de cien millones.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete