Osoro retiene la vicepresidencia de los obispos hasta la primavera de 2024
Sigue como miembro activo en la Conferencia al ser ordinario para los católicos orientales, al no estar incluido ese cargo en la renuncia que presentó al Papa al cumplir los 75 años
Francisco debe decidir ahora si le jubila en ambos casos o le mantiene un año más en la cúpula del Episcopado
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![José Cobo (iz.) y Carlos Osoro en la rueda de prensa en que se anunció le nombramiento del primero y la renuncia del segundo](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2023/06/16/cobo-osoro-RY33VeRHa3U4muo7taWVunN-1200x840@abc.jpg)
Si la cara es el espejo del alma, la del cardenal Carlos Osoro este lunes –en la rueda de prensa en la que se anunciaba su renuncia y el nombramiento como sucesor de su obispo auxiliar José Cobo– parecía expresar derrota y decepción. ... Estaba muy lejos, desde luego, de corroborar la tesis de quienes sostienen que había sido el propio Osoro quien pidió al Papa que le aceptara ya el relevo y le permitiera jubilarse.
El anuncio del Vaticano corporizaba el rumor, y el del arzobispado de Madrid, materializaba las fechas: Osoro se despediría de la diócesis el 24 de junio y sería el administrador apostólico hasta que el 8 de julio, José Cobo tome posesión de la sede. A partir de ese momento, Osoro disfrutaría de su condición de emérito y se retiraría a un piso cercano a la catedral a «rezar, confesar, descansar y escribir», como él mismo confirmó en la rueda de prensa.
Resuelta la sucesión en la diócesis de Madrid, quedaba por resolver qué ocurría con la vicepresidencia de la Conferencia Episcopal Española (CEE), para la que Osoro fue elegido en marzo de 2019. Los estatutos dejan claro que los cargos sólo pueden estar ocupados por obispos en activo, por lo que, aceptada la renuncia, Osoro debía dejar la vicepresidencia en manos del obispo de Málaga, Jesús Catalá, el miembro de la Comisión Ejecutiva con más años de ordenación episcopal.
Así lo corroboraban el lunes fuentes de la oficina de comunicación de la Conferencia Episcopal, que también recordaban que ese nombramiento sería interino hasta la celebración de la Asamblea Plenaria, el próximo noviembre, que debería elegir por votación al vicepresidente, que también tendría un mandato de meses, porque en la siguiente Plenaria, en la primavera de 2024 corresponde la renovación total de los cargos, excepto del secretario general.
Ordinariato Católico Oriental para España
Sin embargo, a mitad de semana surgía una duda. El comunicado hecho público por la Santa Sede afirmaba que el Santo Padre había aceptado la renuncia de Osoro como arzobispo de Madrid, pero no hacía ninguna referencia al ordinariato Católico Oriental, erigido por el Papa Francisco en 2016, y en él que también puso al frente al cardenal.
El ordinariato fue creado para dar acogida a los fieles católicos de rito oriental en España. Se trata de de una institución con una jurisdicción personal inmediatamente sujeta a la Santa Sede. Una especie de diócesis no territorial muy semejante jurídicamente al arzobispado castrense. Según el Anuario Pontificio el ordinariato atiende en España a 75.200 fieles, a través de unos cincuenta sacerdotes, de tres Iglesias orientales, la greco-católica ucraniana y la greco-católica rumana -ambas de rito bizantino- y a un pequeña comunidad católica siro-malabar.
Fuentes vaticanas han confirmado a ABC que Carlos Osoro «sigue siendo ordinario para las Iglesias orientales hasta que no se publique el nombramiento del nuevo ordinario». Y por lo tanto, al seguir en activo, no tendría que dejar la vicepresidencia. Un giro de guion sobre el que surgen más preguntas que respuestas. ¿Se trata de una decisión querida por el Pontífice para que Osoro siga teniendo un papel en la Conferencia como compensación de haber incumplido su promesa de mantenerle al frente de Madrid hasta los 80 años? Pero, si así fuera ¿por qué no se anunció con total normalidad el pasado lunes junto con el resto de cambios? Desde luego, ni Cobo ni Osoro se mostraron conocedores de la circunstancia en ese momento.
ABC ha podido confirmar, de fuentes cercanas al entorno de Santa Marta, que la carta de renuncia que presentó el cardenal Osoro al arzobispado de Madrid, al cumplir los 75 años, no incluía el ordinariato. Un olvido que el Papa no solventó al aceptarla. ¿Se trata entonces de un olvido del Papa? De ser así, Francisco tendría la opción de corregirlo en las propias fechas para hacer coincidir ambas renuncias, o dejar así la situación, de forma que Osoro siga con cargos en la Conferencia a pesar de no ocupar ya la sede madrileña.
Una circunstancia que generaría una situación inédita: en la comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal –el órgano que trata los asuntos ordinarios y urgentes de la institución– habría por primera vez dos arzobispos de Madrid a partir del 8 de julio, uno emérito como vicepresidente y otro, el titular, tal como recogen los estatutos de la institución en caso de que el pastor de la diócesis más importante de España no ocupe alguno de los cargos principales.
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Por su parte, según fuentes de la diócesis de Madrid, Osoro parece haber acogido con sorpresa la noticia y ha mostrado su disponibilidad para «cumplir la voluntad del Papa». Tanto si decide mantenerle al frente del ordinariato y, por tanto, en la vicepresidencia, como si le acepta la renuncia y se retira definitivamente a partir del 8 de julio. La respuesta está en manos de Francisco.
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