El cardenal Osoro será sustituido en Madrid por José Cobo, uno de sus auxiliares
El nuevo arzobispo tiene 57 años, poca experiencia como pastor y un marcado carácter social
El relevo de obispos se atasca por el intento de control en los nombramientos

Cuando la próxima semana -el lunes 12 al mediodía- se confirme el nombramiento de José Cobo como nuevo arzobispo de Madrid, en sustitución del cardenal Carlos Osoro, quedará patente que la Santa Sede tiene un grave problema con el secreto pontificio en España.
La sucesión, aireada hace días desde los círculos más inmediatos de los interesados, pone fin a una de las principales incógnitas en el futuro de la Iglesia española: quién va a presidir la diócesis más poblada, con mayor presupuesto y número de sacerdotes de España. Una solución que, además, tiene un carácter inédito en nuestro país y el claro «sello de Francisco», al nombrar, al frente de Madrid a un obispo 'muy joven' y con una pericia apenas acreditada, pues asume el cargo con 57 años y la única experiencia pastoral de poco más de un quinquenio como obispo auxiliar.
La verificación del nombramiento, tras la evidente ruptura del secreto pontificio -que según el artículo 1.7 de la instrucción 'Secreta continere' de Pablo VI, obliga a guardar silencio sobre todas «las informaciones tenidas en razón del oficio, acerca del nombramiento de obispos»- tendrá otra consecuencia: hacer verosímiles todas las informaciones que las mismas fuentes han ido narrando sobre la batalla por la sede de Madrid, que se viene librando desde hace unos años y sólo se ha resuelto tras la intervención directa del Papa.
Decisión papal
Porque, en efecto, la decisión última de este inusitado nombramiento ha sido del propio Papa. Tras rechazar al menos una terna -hay quien habla de dos, con nombres de candidatos, 'a priori', canónicos-, Francisco optó hace unos días por una solución similar a la que tomó para su diócesis de origen, Buenos Aires: un arzobispo joven, de escasa experiencia, y de marcado carácter social. Por el camino han sido «quemados» -según el argot eclesial- varios candidatos y, otros, promocionados antes de tiempo para evitar su acceso a Madrid.
Los cinco antecesores de Cobo al frente de Madrid habían sido antes obispos en otras sedes y llegaron a la archidiócesis después de haber ocupado otro arzobispado. El propio Osoro fue obispo durante 17 años -de Orense, Oviedo y Valencia- antes de llegar a Madrid en 2014. Sin embargo, ese agravio no parece preocupar al Pontífice, que personifica en el actual obispo auxiliar de Madrid una fuerte apuesta -todo a una carta- alentado por otra justificación.
El hecho de que Cobo sea nombrado arzobispo de su propia diócesis, en la que fue ordenado sacerdote en 1994, vicario episcopal -por Osoro- en 2015, y obispo auxiliar en 2017 -también con el imprescindible apoyo del arzobispo al que ahora sustituirá- le otorga un conocimiento que le va a permitir tomar las riendas de forma inmediata.
Por contra, los partidarios de la tradicional solución de un pastor venido desde fuera, recuerdan que sobre su mandato pesarán desde el primer momento «todas sus filias y fobias» tan bien conocidas por quienes, hasta hace poco trataba de igual a igual como hermanos en el sacerdocio. Una cuestión que no es baladí, porque Cobo accede a la sede madrileña con dos grandes frentes abiertos: intentar recomponer la comunión entre un clero que en los últimos años ha mostrado un progresivo desapego hacia la curia diocesana y afrontar, como máximo responsable de la diócesis, la resolución del juicio por el «Caso Fundaciones», una trama inmobiliaria que trató de expoliar a las fundaciones de la Iglesia madrileña.
Precisamente, el papel de Cobo en la investigación intraeclesial sobre este conflicto ha sido clave para su interlocución directa con el Papa -y también con sustituto de la Secretaría de Estado, Edgar Peña Parra, encargado en el vaticano del asunto-. En diciembre de 2020 Cobo acompañó a Osoro al Vaticano para presentar las conclusiones de la investigación realizada por la diócesis sobre las operaciones que cinco cargos de confianza de la diócesis, nombrados por Osoro al frente de las fundaciones del arzobispado, habían realizado junto al bufete de abogados Chavarri con la venta, a precios muy por debajo del mercado, de casi una veintena de inmuebles.
Algunas de aquellas ventas se pudieron revertir, pero el proceso por «presunto delito continuado de estafa» sigue abierto en el juzgado de instrucción número 28 de Madrid y se encuentra a punto de comenzar la fase oral, con diez imputados, ninguno de ellos eclesiástico, pero sí con nombramientos de confianza de Osoro.
Desde aquella visita, Cobo ha continuando reportado con el Vaticano tanto sobre la evolución del caso como de los problemas de la diócesis y de Carlos Osoro. Una relación que le ha granjeado la confianza que ahora lleva al Papa a nombrarlo arzobispo de Madrid.
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El relevo será rápido. A falta de confirmación oficial, Osoro se despedirá de la diócesis en una misa en la catedral de la Almudena el sábado 24 de junio y, dos semanas después, Cobo tomará posesión en el mismo lugar, con la presencia del Nuncio y buena parte de los obispos españoles. De esta forma, todavía tendrá posibilidad de organizar el nuevo curso y comenzar en septiembre con plenos poderes. Todo ello, después de que el lunes el Vaticano sea el último en anunciar lo que la diócesis lleva contando desde hace días.
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