Dana en Valencia
Llocnou, el pueblo más pequeño de España al que todavía no ha llegado la ayuda oficial
«Aquí no ha venido nadie, más que vecinos y voluntarios, ni Gobierno ni autoridades se acuerdan de nosotros», claman los vecinos
Motín en el autobús de voluntarios: «Nos han engañado, se han dedicado a hacernos una ruta macabra»
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![Placa del Ayuntamiento de Llocnou de la Corona entre escobros](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/11/05/WhatsAppImage2024-11-04at19.55.30-RWMGLRBHNAxY65CvWLHsBLI-1200x840@diario_abc.jpg)
Sólo son seis calles, 12.800 metros cuadrados, poco más que un campo de fútbol por lo que, teniendo en cuenta el espacio de las bandas, cabría perfectamente en cualquier estadio de la Liga Española. Llocnou de la Corona es el pueblo más pequeño de España ... , también afectado por la inundaciones y que pide ayuda desesperadamente. «Aquí no ha venido nadie, más que vecinos y voluntarios, ni Gobierno ni autoridades se acuerdan de nosotros», nos dice Jose, un vecino, al llegar. Y es cierto, en seis días no han recibido ningún tipo de ayuda oficial, por lo que el municipio se ha convertido en el paradigma del grito que recorre las calles de Valencia frente a Estado fallido en la gestión de la tragedia: «Sols el poble salva al poble».
El problema de Llocnou, encajado entre Alfafar y Sedaví, unos campos de cultivo y un centro comercial, es que la mayor parte de sus 109 habitantes censados (y unos setenta viviendo habitualmente) son personas mayores, y en sus seis calles todo son casas bajas, algunas con un piso superior. Otras ni eso. «Es desolador, aquí solo hay tres o cuatro garajes, una clínica dental y una farmacia y todo lo demás son casas particulares, de planta baja por lo que lo han perdido todo», nos explica Paqui Llopis, la alcaldesa, mientras gestiona la ayuda de los voluntarios en la pequeña replaza que hay entre el edificio del ayuntamiento y la parroquia.
«Aquí no ha llegado nadie hasta hoy», nos confirma la alcaldesa. «Toda la solidaridad ha venido de los vecinos y los pocos voluntarios que se han podido acercar», añade. «Ayer (por el domingo) empezamos a sacar trastos a las calles, porque esto empezaba a oler muy mal. Es inhumano», concluye con un rostro de cansancio, mientras se despide para atender una nueva llamada de teléfono.
Un llamamiento desesperado
Hace dos días, la alcaldesa y varios vecinos hicieron un llamamiento desesperado a través de las redes sociales. «Por favor, necesitan ayuda, es el pueblo más pequeño de España y con un 80% de la población mayor de 60 años», explicaba un usuario en X. Por su ubicación, en la parte sur de la zona inundada y de los más alejados de Valencia, apenas recibió voluntarios de los que llevaban a pie, que se quedaban en las poblaciones previas. A ello se suma que, por su tamaño, no tiene apenas servicios municipales y depende de las poblaciones de alrededor. No hay ni Policía Local para recorrer sus seis calles, y su seguridad depende de la Guardia Civil. «De ellos, sí que hemos recibido muchas llamadas», explica la alcaldesa.
Por favor. En Llocnou de la Corona necesitan ayuda, es el pueblo más pequeño de España y con un 80% de la población mayor de 60 años. No tienen electricidad y necesitan ayuda. Alimentos, palas,… Llocnou de la Corona, Alfafar y Sedaví.
— Iñaki Oyarzun (@InakiO) November 1, 2024
Por favor. pic.twitter.com/IXxyzkCpyV
Un llamamiento que tuvo una respuesta, por lo menos en cuanto a voluntarios. Como Valle, que ha venido con un grupo de amigos desde Sedaví, a pesar de que allí están también afectados, porque «es un pueblo muy chiquitito, lleno de personas mayores, y sólo están los vecinos y los voluntarios, de momento no hay ninguna maquinaria, y la callé está así», nos dice mientras señala el entorno. A lo que se refiere es a las montañas de muebles mojados, trastos y electrodomésticos inservibles e incluso comida estropeada por el agua en un incipiente estado de putrefacción que voluntarios y vecinos han sacado a las calles para que alguna grúa, que esperan que llegue en breve.
En la parroquia se encuentra Nicholas, un joven feligrés que está coordinando que está coordinando a cuatro voluntarios -Laura, Teresa, Eric y Silvia- mientras organizan cientos de cajas con productos de primera necesidad que llegaron en ocho furgonetas el domingo. Todo el espacio sagrado se ha convertido en un gran almacén, ante la imposibilidad de que el edificio del ayuntamiento, que a la par es casa de la cultura y hogar de jubilados, pudiera asumir todos los productos.
![Imagen principal - Llocnou, el pueblo más pequeño de España al que todavía no ha llegado la ayuda oficial](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/11/05/WhatsAppImage2024-11-04at19.55.32-U41202587643Wdv-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Llocnou, el pueblo más pequeño de España al que todavía no ha llegado la ayuda oficial](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/11/05/WhatsAppImage2024-11-04at19.55.34-U40212776684Zeb-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Llocnou, el pueblo más pequeño de España al que todavía no ha llegado la ayuda oficial](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/11/05/WhatsAppImage2024-11-04at19.55.30-U24338462378jYh-278x329@diario_abc.jpg)
La casa consistorial, que además se encontraba en obras en el momento de la inundación, se ha convertido ahora en el lugar para atender las necesidades de agua y comida de los voluntarios y en el lugar de distribución de alimentos a los vecinos. Y, como esto es un pueblo, la puerta está de par en par y funciona casi en un régimen de autoservicio, donde la cabeza visible son Marcos y David, de 14 y 11 años, junto a algunas mujeres que preparan bocadillos. «Los que vienen entran y cogen lo que necesitan», nos explica Marcos. «Alguno hemos visto que se llevaba más de lo necesario, pero la mayoría se porta muy bien», nos confiesa con su desparpajo preadolescente.
«Acaban de llegar de Protección Civil y de Bomberos» nos dice Paqui. Su llamamiento empieza a tener respuesta. En una improvisada reunión en medio de la plaza empieza a gestionar la ayuda que necesita y la que le pueden ofrecer. Parecen buenas noticias. Además de instalar un punto wifi en la puerta del ayuntamiento para que toda la población tenga conexión, algo casi imposible si no sales al descampado, Paqui reclama la ayuda de maquinaria que despeje las calles. «Mañana vendrá un autobús con 50 voluntarios, ¿necesitan credencial para pasar?», les pregunta.
Poco después llega hasta el lugar un grupo de voluntarios de Serra. Parece que el reclamo está surtiendo efecto. «Les hemos avisado a través de un amigo», nos dice José, el vecino. Traen un todoterreno y una pequeña excavadora. Con ella comienzan a despejar el acceso a la población, lo que va a permitir que una hora después llegue una retroexcavadora y un tractor con remolque. «Es amigo mío, de Benetússer», nos confirma José, que presume ser muy conocido en toda la comarca y «también en La Ribera».
«Jo a tu et conec», le dice el amigo de Jose a la alcaldesa, mientras gestionan como pueden sacar todos los escombros y vaciar las calles. El problema es que son tan estrechas que la retro apenas puede pasar, así que la solución acordada es meter el remolque en marcha atrás e ir llenándolo a mano. «No queda otra», concluyen. Y mientras cae la tarde, y antes de que la falta de luz haga imposibles los trabajos, entre los vecinos y los voluntarios van llenado el remolque y despejando el primer tramo de calle. «Después del uno viene el dos», nos dicen resignados ante todo lo que les queda por delante. «Sols el poble salva al poble».
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