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La gran trampa de Ucrania contra el enemigo aprobada por el Pentágono

El desgaste del armamento enemigo es una prueba del éxito que está teniendo esta estrategia contra los rusos en el campo de batalla

Vencedores o vencidos: 'La solución Carelia' para acabar con una guerra que Rusia no puede ganar, pero tampoco perder

Captura del vídeo de los tanques de Metinvest tiktok
Alexia Columba Jerez

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Todo ocurre en un hangar industrial polvoriento. Un grupo de trabajadores que después de imprimir a gran escala una imágenes de Google, las pegan en las paredes de sus mesas de trabajo y se ponen manos a la obra. Manipulan chatarra, bidones de aceite o embalajes de madera desechados que cubrirán con pintura de camuflaje. Este equipo, reclutado por Ucrania, se mueve en segundo plano, pero el resultado de su labor es clave para la guerra. Su objetivo: crear una ilusión óptica perfecta.

Los ucranianos desde el comienzo llevan fabricando un ejército de cartón piedra, igual que se hizo en la 'Operación Fortaleza' de la Segunda Guerra Mundial. La cual sería calificada como una de las mejores estrategias de desinformación de la historia. Como entonces, la finalidad de toda ilusión es crear una distracción con humo y espejos que haga efectivo el truco. Y la artimaña funciona, e incluso son capaces de reproducir el perfil térmico de un tanque para engañar a la tecnología más moderna.

El informe de los estrategas británicos cuenta cómo al principio los rusos se dedicaron a destruir los hangares ucranianos sin hacer un control de daños. Los ucranianos fotografiaron las infraestructuras destruidas, imprimieron el patrón en trozos de tela y los colocaron en las cubiertas de bases aéreas indemnes. El resultado es que a vista de los satélites parecían infraestructuras destruidas.

La farsa está servida y la escenografía perfectamente ensayada. Una pantomima con toque artesanal que permite hablar de un 'ejército fantasma' que siembra la confusión entre los drones kamikaze y con las unidades de reconocimiento del enemigo ruso. Sirve para ahorrar balas y salvar vidas. Al tiempo que consigue que el ejército de Rusia ataque falsos objetivos y malgaste misiles. De esta forma la Inteligencia ucraniana ha conseguido proteger por ejemplo los sistemas de lanzamisiles Himars. Un armamento ofensivo que en el desarrollo de esta guerra han demostrado ser esenciales para el combate.

Error de cálculo

Y todo esto lo ha logrado porque la parte rusa ha cometido graves errores de cálculo. A la vez que ha mostrado una importante incapacidad para contrastar información con agilidad, mientras entre sus propios mandos cunde la desconfianza. Eso es lo que afirma el informe del 'think tank' británico Royal United Services Institute. Que concluye sin margen de duda, que «el engaño ha tenido éxito contra las fuerzas de Rusia a todos los niveles y en los tres servicios militares».

Según fuentes del Pentágono con este ardid las fuerzas rusas llegaron a desperdiciar, en solo unas pocas semanas, hasta 10 misiles crucero 3M-54 Kalibr, que tienen un precio de casi 6,5 millones de dólares cada unidad, según Forbes. La jugada incluye reproducciones exactas de sistemas de defensa aérea o de obuses estadounidenses, tubos de mortero e incluso tanques fabricados con viejas tuberías, gomaespuma, chatarra o madera. Una de sus piezas estrella fueron las baterías falsas de los Himars que hizo que los rusos se jactasen públicamente de haberlas destruido.

Otros países también han colaborado con Ucrania para desplegar este tipo de estrategia. Es el caso de la empresa checa InflaTech, que antes de la guerra fabricaba atracciones para niños que ahora engañan a la Inteligencia rusa.

  
   
  

Metinvest

El medio británico 'The Guardian' fue el primero en tener acceso a esta fábrica y la CNN llegaría a trasladarse cerca de la zona de batalla para grabar el lugar donde se fabrica este falso armamento. Metinvest es la empresa responsable de crearlo. Antes de la guerra era el mayor grupo metalúrgico del país que gestionaba la acería Azovstal, en Mariúpol. De hecho, el principal accionista de esta compañía es el hombre más adinerado de Ucrania, Rinat Akhmetov.

El arsenal falso de Ucrania

Además, los de Metinvest explicaron a 'The Guardian' que el equipo está formado exclusivamente por voluntarios contratados antes de febrero de 2022. «Esto garantiza la confianza en un grupo cuyo proyecto los convierte en un objetivo. Conocemos a estos muchachos», comentaban. Es un equipo que conserva como trofeo de guerra el motor y fragmentos arrugados de un dron suicida Shahed de fabricación iraní o el ala de un dron merodeador Lancet de fabricación rusa. Ambos usados para atacar a sus réplicas. Tienen un pacto con el ejército ucraniano para que les traigan los restos del arsenal ruso.

Los trabajadores de Metinvest han producido ya más de 250 armas señuelo. Cualquier arma del arsenal ucraniano la incluyen en su colección, y se toman el desafío de copiarlas. Y en el transcurso del conflicto han ido perfeccionando su técnica.

Un pulso psicológico con el enemigo donde van un paso por delante. Porque si bien los rusos también están intentado hacer señuelos de este tipo. Sus fallos han trascendido entre las filas ucranianas. Como el caso de tanques rusos inflables que se pincharon en medio del combate.

En una entrevista con la CNN, uno de los responsables contaba que la idea salió de tres directivos de Metinvest, en febrero de 2022. Como al principio Ucrania solo contaba con un arsenal inferior al de Rusia, a uno de ellos se les ocurrió que si los rusos veían muchas armas podrían dudar en avanzar o bombardear un área. «Estábamos superados en armas, pero hicimos que pareciera que nuestro ejército era grande y fuerte y que estábamos listos para luchar», apuntaron.

Además detalla que toda guerra es cara y necesitan que los rusos gasten dinero usando drones y misiles para destruir sus réplicas. Y las cuentas salen, un obús M777 de 155 mm original cuesta varios millones de dólares, mientras que la versión falsa sale menos de mil dólares. Ya que hablamos, por ejemplo, de tuberías de alcantarillado viejas y reflectores de radar fabricados con viejos barriles de petróleo ruso.

En 'Financial Times' los trabajadores de Metinvest especificaban que para lograr el realismo necesario, estudian todos los parámetros físicos del equipo militar real buscando en información de fuente abierta. Y luego, crean diseños preliminares, reproduciendo todas las sutilezas del equipo original hasta la colocación de tuercas y tornillos.

Cuanto más rápido se destruyen sus cebos en el campo de batalla más éxito cosechan, porque eso les indica que el engaño funciona. Y cuentan que los rusos han acabado con tantas réplicas que la empresa ahora tiene dificultades para satisfacer la demanda del ejército.

Una vieja historia

En Irak y Serbia también se sirvieron de esta estratagema. Armenia usó modelos pintados de sistemas de misiles para el conflicto de Nagorno-Karabaj, en 2020. Antes de eso en la Primera Guerra Mundial se contrataron a escultores y pintores del Royal College of Art para crear ilusiones ópticas. Y ya en 1944 los aliados reclutaron escenógrafos, arquitectos e incluso magos para engañar a las tropas nazis y convencerlas de que planeaban invadir el Paso de Calais. Así consiguieron distraer a los espías alemanes de los movimientos que se estaban preparando para el desembarco en Normandía.

Tanque inflable que recrea al Sherman archivo

Una maniobra que supuso crear un ejército falso con artillería y buques de guerra que desde el aire daban el pego para los aviones de reconocimiento alemanes. Así se crearon aviones fantasma para simular escuadrones completos, lanchas de desembarco de simple madera y tanques inflables.

archivo

Incluso se usaron los sonidos propios de un entrenamiento con equipo militar grabado por la empresa Bell Labs que se reproducía por los altavoces, así como señales de radio falsas y actores con uniforme que se paseaban por el pueblo colindante para completar el engaño. Muchas de las personas que intervinieron en esta operación luego terminarían trabajando en la industria del cine y el teatro.

Estos señuelos con el tiempo se han hecho más avanzados, desde un tanque falso de unos pocos kilos, de 3.000 dólares, hasta vehículos capaces de enviar señales electromagnéticas para que los radares enemigos crean que son aviones de combate reales. De ahí que se inviertan crecientes cantidades de dinero en este tipo proyectos, ya que en una guerra «la fuerza y el engaño son las dos virtudes cardinales».

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