El gran imán de Yakarta besa la frente del Papa Francisco
El Papa visita el epicentro religioso del país y pide no ceder a las tentaciones de integrismo y la violencia
Papa Francisco: «El deseo de hacer prevalecer una narración parcial de la historia está provocando conflictos»
El Papa Francisco ha visitado este jueves el epicentro religioso de Indonesia, la mezquita Istiqlal de Yakarta y ha firmado allí una declaración común con los musulmanes en defensa de la dignidad humana y del medio ambiente. Pero un gesto vale más que ... mil palabras: espontáneamente, el gran muftí, de quien depende el millón de mezquitas del país con más musulmanes del mundo, le ha despedido besándole en el solideo y en la frente, y el Pontífice le ha respondido besándole la mano.
«Que nadie ceda al atractivo del integrismo y de la violencia; que, en cambio, todos estén fascinados con el sueño de una sociedad y de una humanidad libre, fraterna y pacífica», les ha rogado el Papa consciente de que su discurso será escuchado también en miles de mezquitas de países vecinos menos tolerantes, como Malasia y Brunei.
El encuentro ha comenzado con una breve visita del Papa y del gran imán Nasaruddin Umar al «Túnel de la Amistad», un pasadizo subterráneo que une la mezquita y la catedral. Está conectado con el aparcamiento, y permite que los católicos puedan usarlo. «Nos ha dado alegría que desde que se abrió, hay más católicos que van a misa a la catedral», bromeó el gran imán antes de la llegada de Francisco.
Después, el Papa ha intervenido en otro salón, donde ha firmado una declaración conjunta con representantes de todas las religiones presentes en el país. Como se trataba de un encuentro interreligioso, y además de cristianos y musulmanes también asistían budistas y confucionistas, se ha evitado entrar a la zona de culto.
«Este no es un lugar de culto solo para los musulmanes, sino una gran casa para la humanidad», le ha saludado en nombre de todos el gran imán. Luego le ha explicado que allí estudian mujeres para ser ulemas, y que colaboran con universidades de Egipto, Marruecos y EE.UU. «para formar a futuros líderes moderados y reconocidos a nivel mundial».
«Que todos, todos juntos, cultivando cada uno la propia espiritualidad y practicando la propia religión, podamos caminar en la búsqueda de Dios y contribuir a construir sociedades abiertas, cimentadas en el respeto recíproco y en el amor mutuo, capaces de aislar las rigideces, los fundamentalismos y los extremismos, que son siempre peligrosos y nunca justificables», ha respondido el Papa.
Les ha dicho que «aunque poseéis la mina de oro más grande del mundo, vuestro tesoro más valioso es la voluntad de que las diferencias no sean motivo de conflicto, sino que se encuentren armónicamente en la concordia y el respeto recíproco. No perdáis este don».
«El visita del Papa es importante porque da fuerza»
La visita del Papa a este lugar ha sido muy relevante porque aporta crédito a un modelo musulmán abierto al diálogo y tolerante con la diversidad. «Es un islam mayoritario, ortodoxo, suní, que no sostiene el Estado Islámico, y que querría tener mayor crédito ante Occidente para representar el islam», explica a ABC Valeria Martano, una de las responsables del movimiento católico la Comunidad de San Egidio en este país. «El islam árabe los mira con superioridad… La visita del Papa es importante porque da fuerza y relieve internacional a este modelo de islam que cree en el diálogo, la convivencia pacífica y el pluralismo», añade.
Lo cierto es que la visita de Francisco reunió a cientos de personas en los alrededores de la mezquita, y entusiasmó a los líderes que participaron. «Junto al Papa, estamos contra el extremismo. Trabajamos con el Vaticano por la paz», explicó a ABC Marsudi Syuhud, jefe operativo de una organización musulmana con decenas de millones de miembros en todo el país.
«Somos el país más diverso del mundo, tenemos 17.000 islas, y ya antes de que el islam o el cristianismo llegaran a esta región desarrollamos estrategias para relacionarnos entre culturas diversas. Cuando llegaron esas religiones, se mezclaron con esa tradición. Aquí el diálogo no es una estrategia sino nuestro ADN», aseguró a ABC el pastor protestante Valentinus Saeng, que asistió en representación de 97 comunidades. «A veces hay problemas, pero sabemos cómo afrontarlas y cortarlas para que no sean dañinas», aclaró.
Después de los discursos, el gran imán Nasaruddin Umar abandonó la carpa para mostrar al Papa la fachada de la espectacular mezquita y acompañarlo por la explanada. Francisco acababa de escuchar a una niña ciega que cantaba unos versos del Corán sobre la relación de los musulmanes con las otras religiones abrahámicas. Para despedirlo, Umar los puso inmediatamente en práctica con un beso en la frente del Pontífice.
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