El glosario de violencias sexuales que reinventó el Podemos de Errejón: los morados culpaban al entorno de las víctimas de «silencio encubridor y cómplice»
La izquierda radical ha demandado en este país en numerosas ocasiones que las denuncias partan del círculo próximo a la víctima, pero han silenciado durante meses el acoso sabido del diputado
Editorial | El caso Errejón es devastador para la izquierda
Errejón, no seas cínico, es acoso, por Agustín Pery
Igualdad culpa ahora al entorno de las víctimas de «encubrir» a los agresores
![Íñigo Errejón, Mónica García y Rita Maestre](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/10/25/mg-rita-ROoIHxTOsdmN6R2ZM5ZW0VO-1200x840@diario_abc.jpg)
Íñigo Errejón ha sido denunciado por agresión sexual. Violencia sexual, que no violencia de género, para comenzar a matizar, aunque la izquierda de Irene Montero y el partido donde entonces militaba el propio Errejón quiso introducir el matiz de que ... «todas las violencias sexuales son violencias machistas», porque en la mayoría de los casos -aferrándose a las estadísticas de denuncia- las ejercen los hombres.
La primera denuncia contra el aniñado diputado proviene de la actriz y presentadora de televisión Elisa Mouliaá. La ha interpuesto donde procede: en comisaría, en este caso de la UFAM (Unidades de Atención a la Familia y la Mujer) de la Policía Nacional, aunque en determinados territorios del país hubiese sido ante la Guardia Civil donde denunciase el acoso sexual del estrecho colaborador de Yolanda Díaz. La denuncia es por acoso, como la de Jennifer Hermoso contra Luis Rubiales, pero entonces Errejón pidió de inmediato la cabeza del presidente de la Federación Española de Fútbol porque le parecía «babosa» la actitud desplegada ante las cámaras de televisión sobre la jugadora. La actriz no obstante relata en la denuncia un episodio de agresión sexual, más severamente juzgado que el acoso (que pudiera ser también por ejemplo callejero): Mouliaá afirma que durante una fiesta la encerró en una habitación, se sacó el pene delante de ella y la tocó en contra de su voluntad, según informa La Sexta, a la que su colaboradora ha facilitado la denuncia.
Entre bambalinas, de manera más oculta, se movía Errejón al decir de Mouliaá en sus declaraciones a la Sexta y RTVE. En redes sociales el parlamentario lanzaba sus primeros mensajes, pese a que Errejón y algunos compañeros de Sumar han defendido en numerosas ocasiones que hay que poner todos los medios posibles para combatir la violencia digital que se ejerce sobre las mujeres. Los tentáculos de Errejón en internet eran alargados, como prueban múltiples mensajes recapitulados por las víctimas que pusieron su móvil a disposición de la periodista Cristina Fallarás, la activista que abrió su Instagram para exhibir algunos de los testimonios recabados contra Errejón.
El silencio cómplice del entorno
En los últimos años, diputados de las filas de Unidas Podemos como el propio Errejón, ministras como Irene Montero al frente de Igualdad, Ana Redondo ahora socialista, pero también la propia Mónica García cuando se le preguntó por si los centros de salud serían buen lugar para desmontar las primeras causas de violencia de género en el país animaban a las víctimas a denunciar, pero sobre todo pedían más implicación por parte del entorno. Responsabilidad, decían. Culpa. Ahora mismo, según el último balance del Poder Judicial, cerca de dos de cada diez denuncias por violencia machista las interponen vecinos que oyen una paliza, o familiares preocupados por la violencia psicológica que está recibiendo su pariente. Montero, siendo ministra, inventó una campaña pagada por el departamento de Igualdad y el Gobierno de Pedro Sánchez, por ende, para incitar a ese entorno como silenciador cómplice de la violencia ejercida sobre las mujeres. La juez Victoria Rosell, que entonces era delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, llegó a señalar con el índice acusador a ese entorno porque si silencias, eres cómplice del delito, opinaba.
Pablo Iglesias lo sabía desde hace un año, su partido lo conocía. En el lenguaje de la exministra de Igualdad Irene Montero, son cómplices encubridores de lo que sucedía
Ahora que ha estallado el 'caso Errejón', muchas son las voces que repiten la palabra hipocresía en los pasillos del Congreso, en las filas de Más Madrid, en las de Sumar y en las de Podemos, donde Errejón compartió más que mesa y mantel con Pablo Iglesias, fundador de los morados, e Irene Montero. También Ione Belarra, hoy secretaria general y diputada en el Congreso del que se va Errejón. El propio Iglesias ha reconocido que se hablaba hace un año de estos episodios luctuosos. Varios periodistas han señalado en las últimas horas sin lugar a dudas que en el Parlamento, en los grupos políticos y en las huestes del partido se conocían las acusaciones por violencia sexual de Errejón. Recordemos que Irene Montero acuñó que las violencias sexuales son violencias machistas ejercidas contra la mujer, así que, por silogismo, Errejón sería un criminal sexual y un criminal machista, como los denominaban las propias Montero, Ángela Rodríguez 'Pam', también en las filas de Podemos, y Vicky Rosell.
La denuncia encausada a Errejón será por acoso sexual, dentro de la 'ley del sí es sí' que desarrollaron las propias Montero-Pam-Rosell con nefastos resultados en su aplicación sobre los presos condenados. No se le juzgará por violencia de género, que es otra ley, la de 2004 que, por cierto, dio luz a un Pacto de Estado entre todas las fuerzas políticas de entonces que Podemos se negó a apoyar. Se abstuvo entonces y luego pidió su renovación al frente del ministerio por la súbita importancia que tenía.
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En este guirigai jurídico y a falta de que se conozcan más denuncias y cómo se aplica el proceso legal sobre el ya exdiputado, lo único cierto es que el entorno de Errejón nunca denunció lo que conocía mientras pedía a los ciudadanos que lo hicieran si no querían que cayese sobre ellos el peso de la conciencia.
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