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Un estudio desvela cómo afecta los hijos haber tenido madres mayores: desmiente lo que pensamos

Investigadores de la Universidad de Londres constataron algunos beneficios de la maternidad tardía

Casas de parto en España: un modelo en peligro de extinción

Los investigadores descubrieron ventajas en la maternidad tardía BELÉN Díaz
A. Cabeza

A. Cabeza

Barcelona

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El retraso en la maternidad es una realidad que ha ido al alza en las últimas décadas. Varias razones sociales, económicas y culturales están contribuyendo a esta tendencia, como por ejemplo el hecho de que muchas mujeres priorizan primero la formación y carrera profesional para poder disfrutar de una mayor estabilidad económica para tener hijos incluso más tarde de los 40 años.

Además, cada vez se ha roto la imagen de familia tradicional y también la presión sobre las mujeres y algunas deciden que no quieren ser madres. Por si esto fuera poco, el hecho de que muchas afronten esta etapa a edades superiores hace que puedan surgir más complicaciones a la hora de concebir el bebé, y por ello se den más tratamientos de fertilidad, pero también durante el embarazo.

Por todo ello, en los últimos años se han intensificado las investigaciones que analizan los efectos de esta maternidad tardía. Uno de los que más llama la atención es el que lideraron Mikko Myrskylä, director del Instituto Max Planck para la Investigación Demográfica (MPIDR, por sus siglas en inglés) y Kieron Barclay, de la Escuela Económica de Londres, que apareció hace unos años en 'Population and Development Review' y en el que se destacaba que este retraso también podía tener efectos positivos.

Cambios macroeconómicos y sociales

El estudio recordaba que la edad media del primer parto se ha retrasado en todo el mundo y que ahora es de 28 años. De los datos, sin embargo, destaca la fecundidad a edad avanzada, en muchas ocasiones pasados los 40 años, y todo ello se ha asociado históricamente a malos resultados perinatales o a un mayor riesgo de mortalidad o incluso a la aparición de Síndrome de Down, autismo o algún tipo de cáncer.

Así, en concreto, los investigadores analizaron datos de 1,5 millones de ciudadanos suecos y compararon varios baremos y concluyeron a que retrasar la paternidad significa que el niño nace en una cohorte de nacimiento posterior y ello puede beneficiar a la salud o al logro educativo. «Los cambios macroeconómicos y sociales han favorecido el acceso a una vida mejor», apunta el estudio, que destaca que las oportunidades educativas y la calidad de vida han aumentado significativamente y que eso se nota con los nacimientos.

Entre otros, detectaron que los niños de madres mayores de 40 años permanecían más tiempo en el sistema educativo, de media, un año más. Igualmente, vieron más casos de fracaso escolar en madres adolescentes. Curiosamente, constataron que tenían mejor salud y que además eran más altos (algo que se asocia a una mayor esperanza de vida). Buena parte de esto es que, por el avance de la sociedad, podían recibir mejores cuidados y atención y, por ejemplo, tenían un 22% menos de probabilidades de sufrir accidentes.

Además, se destacaba que los niños de madres mayores podían desarrollar un lenguaje más rico y un vínculo más sano con sus madres, dado que la diferencia de edad beneficiaba que existieran menos conflictos y también permitía «afrontar la maternidad de una manera más sensata». Por si esto fuera poco, los autores del estudio asociaban una mayor estabilidad laboral con mayor seguridad económica y mayor independencia, lo que también se enfocaba a dedicar más tiempo a la maternidad.

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