La energía nuclear se hace popular en la Cumbre del Clima
Gana presencia y apoyos públicos en la COP28. Hasta Miss América se pronuncia a su favor. Una veintena de países, incluidos EE.UU. y Francia, se han comprometido a triplicar la producción para 2050
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La joven Grace Stanke sube al estrado con un traje blanco impoluto, una corona y la banda que la acredita como Miss América 2023. Recibe con naturalidad los aplausos. Ha venido a la Cumbre del Clima de Dubái, la COP28, a hablar de energía ... nuclear. Lejos de estereotipos sobre la paz mundial, a ella el público le pregunta sobre el futuro de la fusión nuclear y de los reactores modulares pequeños. «Realmente no hay muchas incursiones de científicos nucleares en Miss América», concede.
Esta estudiante de ingeniería nuclear, de 21 años, lleva once meses y 210.000 millas viajadas alrededor del mundo defendiendo la energía nuclear. Ha sido la causa central escogida para su reinado. Habla rápido, hace bromas. «Somos un sector muy técnico, por una buena razón», dice, pero «podemos ser un poco más graciosos». Su perfil es el de una 'influencer nuclear'. Es parte de una generación de jóvenes que están apostando por comunicar la energía atómica de una forma más cercana y fresca. Quiere reclutar nuevos talentos, y no es la única.
Año a año, en la Cumbre del Clima la presencia del sector ha ido creciendo. En 2019, Rafael Mariano Grossi hizo su primer viaje oficial como director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) a la Cumbre del Clima de Madrid. Tres años después la organización tenían su primer espacio para eventos en la cita contra el cambio climático. Este 2023 ya son seis pabellones dedicados a la energía nuclear en la zona donde se mueven los negociadores. La energía nuclear, libre de emisiones de gases de efecto invernadero, puede ayudar a frenar el calentamiento global y puede complementar a las renovables, propugnan.
Sin embargo, ha sido el compromiso de una veintena de países para triplicar la capacidad mundial de energía nuclear para 2050 el momento más destacado hasta ahora en una COP. Estados Unidos, Canadá, Finlandia, Japón, Marruecos, Suecia, Emiratos Árabes y Reino Unido estaban entre los firmantes del acuerdo anunciado en la COP28, todo un espaldarazo moral.
Este acuerdo entre partes y voluntario compromete a los países adheridos a movilizar inversiones e instar a instituciones financieras como el Banco Mundial a respaldar la energía nuclear. También promete esfuerzos para extender la vida útil de las plantas existentes, ya que está previsto el cierre de aproximadamente 200 de los 420 reactores en todo el mundo antes de 2050. Unos principios que no fueron bien acogidos entre los grupos ecologistas presentes.
Travesía en el desierto
«Después de 28 años en el desierto, la energía nuclear finalmente está teniendo su momento en la reunión más importante del mundo sobre el cambio climático», dijo hace unos días la exportavoz británica de Extinction Rebellion y ahora convencida de la nuclear, Zion Lights. Esta activista ha llegado a reconocer que el peor legado de los grupos ecologistas ha sido demonizar esta fuente de energía.
Porque, a medida que los países no han recortado sus emisiones de gases de efecto invernadero lo suficiente como para mantener el planeta en umbrales seguros de temperatura, se hace más complicado ignorar todos los recursos al alcance. El planeta se encuentra ya a 1,2 grados de calentamiento global y para que se mantenga en 1,5, las emisiones deberían caer un 43% para 2030 y casi a su totalidad para 2050.
«La gran diferencia [en la acogida de la nuclear] está en la hoja de ruta de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) para lograr el cero neto de emisiones a 2050», asegura una fuente del sector que prefiere no ser identificada por participar en tareas diplomáticas. Hay diferencias en su hoja de ruta inicial frente a la publicada este año –asegura–. Ahora pide más que duplicar la energía nuclear para cumplir con los objetivos de descarbonización.
«Hoy en día, gran parte del impulso está en tecnologías pequeñas y modulares de energía limpia, como la energía solar fotovoltaica y las baterías, pero éstas por sí solas no son suficientes para generar emisiones netas cero», decía el informe de la AIE, que pasaba a analizar lo que necesitará el mundo: nuevas infraestructuras, combustibles de bajas emisiones; tecnologías para capturar CO2 de la industria y de la atmósfera, grandes extensiones de terreno para desplegar renovables y «más energía nuclear».
«Como ir a Ikea»
En la Cumbre del Clima de Dubái, la industria habla de forma reiterada de los reactores modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés) con esperanza. Teóricamente, se pueden construir más rápido y a menor coste. «Es como ir a Ikea», ejemplifica Miss América: eliges lo que quieres y luego te lo mandan para que lo armes donde prefieras, solo debes asegurarte de que no falta ningún tornillo.
Hay alrededor de 80 modelos de este tipo en desarrollo, pero es poco probable que la mayoría comience a funcionar antes de 2030. Uno de ellos se ha presentado en la COP28, el i-SMR, que promete conectarse a las redes eléctricas existentes y utilizarse para hacer funcionar plantas desalinizadoras o proporcionar calefacción urbana, informa Reuters.
«La COP28 ha sido, en mi opinión, un hito», dijo Grossi en Dubái. Pero, reconoció, «lograr un entorno de inversión justo y propicio para nuevos proyectos nucleares sigue siendo una batalla cuesta arriba».