La bendición de parejas gais divide a los obispos católicos
Prelados españoles como el Oviedo y Alicante la califican como «innecesaria» y «poco sinodal»
Ucranianos, africanos y polacos la prohíben porque temen que se identifique con el matrimonio
Víctor Manuel Fernández: «Quien interpreta la bendición como una legitimación del matrimonio homosexual o no ha leído el documento o tiene 'mala leche'»
En el Vaticano no se recuerda una oposición tan explícita a una decisión del Papa desde el verano de 1968, cuando Pablo VI publicó su encíclica 'Humanae Vitae' y prohibió el uso de anticonceptivos e introdujo el principio de «paternidad responsable» en ... la regulación de la natalidad.
Aunque se trata de ámbitos diferentes, y de un valor magisterial menos solemne, desde que el pasado 18 de diciembre se dio a conocer la declaración 'Fiducia supplicans' aprobada por Francisco, que ensancha el concepto de bendición para incluir a parejas de divorciados que se han vuelto a casar y a parejas de personas homosexuales, obispos y cardenales han alzado numerosas críticas. Igual que en 1968, hay muchas más voces que apoyan la medida, pero se están haciendo notar especialmente las de quienes manifiestan perplejidad.
Mientras que desde la Congregación para la Doctrina de la Fe se insiste en que la medida no se encamina a legitimar las relaciones homosexuales o el divorcio, quienes contestan la decisión temen que la bendición las equipare al matrimonio católico y dé pie a confusión entre las personas.
Uno de los primeros en «interpretar» la declaración del dicasterio fue el sacerdote jesuita James Martin SJ, quien desde hace años se presenta como mediador entre la comunidad homosexual católica y el Papa Francisco, con el que se ha reunido en varias ocasiones, siempre con esta cuestión en el orden del día. Tras publicarse la declaración Martin afirmaba que se trata de «un gran paso adelante en el ministerio de la iglesia para las personas LGBTQ».
Es más, al día siguiente de que se publicara el texto, bendecía en la comunidad jesuita en la que reside a una pareja de amigos homosexuales «de acuerdo con las nuevas pautas del Vaticano para parejas del mismo sexo», según decía él mismo en sus redes sociales al subir la foto. Martin quiso que su gesto tuviera una rápida difusión. Lejos de ser discreta, de la ceremonia daba cuenta, ese mismo día el diario 'The New York Times'.
«Una blasfemia»
La reacción más ruidosa ha sido la del antiguo prefecto del actual dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Gerhard Ludwig Müller, que compara esta bendición con «una blasfemia», pues «si las relaciones sexuales fuera del matrimonio contradicen la voluntad de Dios, no pueden ser bendecidas ni declaradas buenas según la voluntad del Creador», declaró el cardenal al diario italiano 'La Repubblica'.
Es muy duro también el comentario del francisano Charles J. Chaput, arzobispo emérito de Philadelphia (EE.UU.), quien entre otras cosas denuncia que calificar como «irregulares» relaciones que la Iglesia «siempre ha considerado pecaminosas, neutraliza la realidad del comportamiento moralmente defectuoso y lleva a la confusión sobre lo que podemos y no podemos llamar pecado».
También el arzobispo y el obispo auxiliar de Astana (Kazajistán), Tomasz Peta y Athanasius Schneider explican que «ninguna afirmación contenida en la declaración puede minimizar las consecuencias destructivas a gran escala que se derivan del esfuerzo por legitimar estas bendiciones».
Es distinta la resistencia en África, donde muchos episcopados no ofrecerán estas bendiciones a causa de las leyes contra la homosexualidad. Es el caso de los obispos de Zambia, que no darán la bendición para «evitar confusión y ambigüedad pastoral, y para no quebrantar la ley de nuestro país que prohíbe las uniones entre personas del mismo sexo, escuchando al mismo tiempo nuestra herencia cultural que no acepta las relaciones entre personas del mismo sexo».
También en Zimbabue, «en respeto de la ley del país, de nuestra cultura y por razones morales instruimos a los pastores a desistir de acciones que puedan ser consideradas como la bendición de uniones del mismo sexo trayendo confusión e incluso escándalo a nuestro pueblo». En Malawi, los obispos han decidido que «para evitar crear confusión entre los fieles, ordenamos que no se permitan bendiciones de ningún tipo para uniones del mismo sexo».
En Camerún los obispos recuerdan que «los actos de homosexualidad son intrínsecamente desordenados y contrarios a la ley natural», y «en consecuencia, prohibimos formalmente toda bendición de 'parejas homosexuales'». Y en Burkina Faso piden tiempo para estudiar la decisión y comunicar sus conclusiones. El cardenal congolés Fridolin Ambongo, presidente del organismo que agrupa a los episcopados africanos, ha solicitado una opinión a estos países para preparar un criterio común para el continente.
En Europa, el líder de los greco-católicos ucranianos, Sviatoslav Shevchuk, ha explicado que en su país no podrá aplicarse, pues allí «el concepto de bendición tiene un significado diferente». «Es evidente que la bendición tiene siempre una dimensión evangelizadora y catequética, por lo que no puede contradecir en modo alguno la doctrina de la Iglesia católica sobre la familia», ha añadido.
En España, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ha criticado la declaración del Vaticano en su cuenta de «X», la antigua red social Twitter. «Es controvertida», escribe. La califica como «innecesaria tras lo dicho por el mismo dicasterio y avalado por el mismo Papa hace sólo dos años». Añade que percibe «una prisa poco sinodal y una pretensión ambigua en un documento que confunde y defrauda. Bendecimos las personas no las relaciones y circunstancias».
Es controvertida Fiducia Supplicans. Innecesaria tras lo dicho por el mismo Dicasterio y avalado por el mismo Papa hace sólo 2 años. Una prisa poco sinodal y una pretensión ambigua en un documento que confunde y defrauda. Bendecimos las personas no las relaciones y circunstancias
— jesus sanz montes (@jsmofm) December 22, 2023
También José Ignacio Munilla, obispo de Orihuela-Alicante, ha recordado en redes sociales que «la caridad pastoral es una llamada a que todos los pecadores podamos ser bendecidos, pero no a bendecir nuestro pecado». Recuerda el encuentro de Jesús con la mujer pecadora a quien querían apedrear, a la que «no bendijo sus relaciones». «El Evangelio nos invita a que bendigamos a cuantos se abren al don Dios, incluidos quienes viven en situaciones afectivas irregulares; mientras que no nos otorga potestad alguna para bendecir sus uniones contrarias al designio de Dios», concluye.
El Vaticano ha respondido a las críticas subrayando que se trata de una orientación «pastoral» que no pretende modificar la doctrina sobre el matrimonio o el divorcio, sino dar indicaciones pastorales a los sacerdotes sobre la actitud hacia parejas de personas homosexuales o de divorciados vueltos a casar que soliciten una bendición en ámbitos diferentes a su relación afectiva.
Apoyo del arzobispo de Madrid
«Cuando llega alguien y pide una bendición creo que eso ya es una semilla que debemos acoger y poner medios para dejarla crecer, acompañar desde la misericordia y ternura de Dios», asegura a ABC José Cobo, arzobispo de Madrid, quien «adhiere a cuanto el mismo documento expresa».
«Creo que debemos acogerlo como una respuesta que se da en tiempos en que la Iglesia está en 'estado de misión' muy distinta a otros tiempos. Esto significa que la mirada se traslada a los que aún no conocen la fe, a los que llegan», añade. Considera que «si miramos en clave de misión y no de cristiandad, sabemos que a los ojos del misionero lo que se aprende a ver primero es la semilla de la fe de quien se acerca a la Iglesia. Así, quienes llaman a las puertas pueden sentir que son acogidos y valorados porque Dios nos atrae tal y como somos, sin máscaras, y nos invita a hacer un camino de seguimiento».
«Cuando alguien pide una bendición, eso ya es una semilla que debemos acoger y poner los medios para dejarla crecer»
José Cobo
Cardenal arzobispo de Madrid
Entre los que aprueban la decisión del Vaticano hay quienes con sentido práctico proponen medidas para evitar que esta bendición se confunda con una boda. Es el caso de los obispos de Polonia, que solicitan que se imparta solo «de manera privada, fuera de la liturgia y sin ninguna analogía con los ritos sacramentales». Lo mismo opina el cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster (Londres) que subraya que «la declaración deja claro que esos momentos de oración y bendición han de ser 'espontáneos' y nunca parte de un ritual o acto litúrgico».
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Por su parte, los obispos belgas, que en 2022 lanzaron un texto oficial para bendecir a estas parejas -texto que deberían retirar, según indica el nuevo documento-, saludan la decisión aprobada por el Papa como «una gran ayuda» y un importante paso adelante para toda la Iglesia». También la elogian los obispos suizos, pues «se corresponde con nuestro deseo de una Iglesia abierta que se tome en serio, respete y acompañe a las personas en las diferentes situaciones relacionales».
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