Arranca la JMJ a ritmo de rock
Un concierto con los 'curas rockeros' y otros grupos católicos reúne a 40.000 jóvenes españoles para iniciar la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa, en espera de la llegada del Papa
Más de cien mil españoles participarán en la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa
Un «¡Buenas noches Estoril!», con el tono desgarrado del heavy, rompe el bullicio de los casi cuarenta mil jóvenes congregados en la explanada ante el casino de la localidad portuguesa. Sería un megaconcierto del verano más, sino fuera porque el cantante completa la frase ... con un «¡Viva Cristo!» mientras, en un diálogo de solos entre el órgano y la guitarra, ejecutan las primeras notas de la 'Tocata y Fuga en re menor' de Bach.
Son La Voz del Desierto, el grupo rock formado por tres sacerdotes y cuatro laicos de la diócesis de Alcalá, y el escenario es el concierto-celebración con que la delegación española arranca su participación en la Jornada Mundial de Juventud, en Lisboa. Poco antes, en una rueda de prensa, el cardenal Juan José Omella había dicho que los jóvenes que participan en este evento no son «extraterrestres ni bichos raros». «Son absolutamente jóvenes de su tiempo, van vestidos y se expresan igual que los demás», explicó.
Y también se divierten igual, como se pudo comprobar en el concierto, en el que además de los 'curas rockeros' actuaron DJ Abraham, Unai Quirós, Aisha, Toño Casado, Nico Montero, Celia Salamanca, Marta Mesa, Juan Baena, Jesús Cabello, Migueli y el rapero Grilex. Poco conocidos por el público general, pero que tienen un nombre entre los jóvenes católicos.
Un elenco de artistas y estilos en el que sorprende la presencia del rock, pop, rap o trap en contraste de la meliflua tradicional música católica, de cantautores y voces empastadas. «Está cambiando», cuenta Dani, laico de la diócesis de Alcalá y vocalista de La Voz del Desierto. «Incluso empieza a haber reguetón cristiano», cuenta en un tono neutro, quizás para no desvelar si le alegra o le espanta que ese tipo de ritmos lleguen hasta la música católica.
Porque el sonido que ellos practican, y que pudieron escuchar los cuarenta mil jóvenes españoles que ya están en Lisboa, es muy diferente. «Cuando en 2004 creamos el grupo nos planteábamos componer el mismo tipo de música que escuchábamos, pero con una letra con un mensaje totalmente cristiano». Y las referencias eran variopintas, pero poco convencionales para lo que entonces sonaba en los templos. Desde el pop de Hombres G o Revólver, al rock de Queen, el hard rock AC/DC o el thrash metal de Metallica. «Bichos raros», dirían algunos sectores más conservadores de la Iglesia.
Una circunstancia que les ha generado algún comentario negativo, que ellos capean con elegancia. «Fuera de la Iglesia llama la atención nuestra música, sorprende y gusta», comenta Julio, bajista del grupo y párroco en Mejorada del Campo. Pero, paradójicamente «dentro hay gente que sostiene que un sacerdote no debería estar en un escenario tocando ese tipo de música, como si todo tuviera que ser gregoriano», añade. «Pero nosotros no hacemos música para la liturgia, sino para otro ambiente, para escuchar en el coche, en casa o en un concierto», explica.
«El problema no es la música, sino el mensaje», apunta Dani. «Muchos relacionan el rock con el sexo y las drogas, pero si utilizas esa música para transmitir algo positivo, eso es bueno», añade. Es lo que hacen, y a ritmo de rock cataban a los jóvenes en Estoril que «sólo Dios ahuyenta todas tus dudas».
Una idea que comparte Carlos, un joven de la parroquia madrileña de San Clemente Romano que les escuchaba entre el público. «Son impresionantes, me gusta el rock y voy a muchos conciertos de todo tipo de grupos y el de ayer me encantó. Los jóvenes saltamos y bailamos al ritmo de la música igual que en otros conciertos, la única diferencia es que las letras buscan trasmitir un mensaje y acercarnos a Dios».
Carlos también destaca a ABC que el encuentro de Estoril, antes del concierto, hubiera comenzado con la celebración de la eucaristía. «Vernos allí todos juntos nos dio mucha fuerza, es un signo de unidad», explica. «Somos gente normal –reivindica también– aunque no tengamos tanta presencia en los medios. Por eso algunos nos sentimos llamados a compartir lo que vivimos, que no es nada extraño: una misa y un concierto, pero vividos con alegría y de una forma muy sana».
Grammy al mejor álbum cristiano
Para Julio, el bajista y sacerdote, tampoco hay contradicción entre celebrar la eucaristía y, un rato después, cambiar la casulla y la estola por el bajo para comenzar el concierto. «Es hacer lo que toca en cada momento. Yo lo vivo como una unidad. Son cosas diferentes pero dentro del mismo estilo de vida, de la misma forma de afrontarla», comenta. «Es dejarse llevar por lo que Dios va poniendo en nuestro camino, que en mi caso es la eucaristía, pero también tocar y llegar así a los jóvenes».
La de Estoril es la primera de las cinco actuaciones que La Voz del Desierto tiene programadas en esta JMJ. Una «minigira» para un grupo cuyo programa de actuaciones depende de la agenda de los tres párrocos, «los más ocupados». Y de que les llamen, habitualmente desde parroquias o grupos católicos.
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En ese sentido, envidian el peso que la música cristiana tiene en otros países, como Estados Unidos, y también en las Iglesias evangélicas. De hecho, los Grammy cuentan, desde 2012, con una categoría al mejor álbum de música cristiana. «Ya hemos tocado junto a algún ganador» cuenta Dani. El reto está ahora en que ese Grammy adorne la vitrina de una parroquia de la diócesis de Alcalá
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