vivimos como suizos
Invasiones 'flanders'
Odiar a un país es cosa de momentos menos felices y fáciles que estos. Mejor odiar a la gente, sea de donde sea
Odiabas España (31/7/23)
El timbre (27/7/23)
Está Portugal como para irse. Al menos mientras dure la Jornada Mundial de la Juventud y esté aquello lleno de hormonas creyentes. Se esperan 850.000 peregrinos de 151 países en Lisboa. También protestas de ecologistas, pero no tengo claro si es por esa invasión ... humana de la ciudad. Si fuera el caso, lo vería bien. Dice nuestro cardenal Omella que es un gozo ver a tantos jóvenes por las calles de Lisboa. Aclara, para quien los vea como bichos raros, que son «jóvenes de su tiempo, van vestidos y se expresan igual que los demás, pero tienen un gusanillo que les inquieta de ser protagonistas de un futuro más humano y más justo». No sé. Cuando se celebró la JMJ en Madrid yo no sentía ese gozo. No podías coger ni el metro ni tirar un chicle en las rebosantes papeleras. Una amiga mía llegó de pronto y al ver a toda esa gente dijo: «Pero ¿quiénes son todos estos 'flanders'?».
Vale que la invasión es pacífica, pero la mucha gente para la guerra. Y cierto que con huir del sitio al que van por unos días, se soluciona. Siempre es mejor una JMJ que esa plataforma de alquileres vacacionales de la que usted me habla y que hace anuncios tan bonitos en la tele. A la vez, te llena tu calle de gente tirando de una maleta. Odio infinito. Al negocio y a quienes lo utilizan. Hoteles. ¡Hoteles! O te quedas en tu casa sin molestar. Qué por saco de esa gente.
Una gasta manías que no tienen que ver con las personas. No me gustan las sandalias, las batas o los mercados al aire libre. Los odios adquiridos en los últimos años sí tienen que ver con la misantropía, que es la forma cursi de decir que no aguantas a la gente. Y ahí están la JMJ. O el 'erbienbí'. Chaves Nogales decía en 1940 que odiaba a Alemania porque era español. Que siempre que el destino español había acabado en fracaso se debía a algún tipo de funesta intervención germánica. Odiar a un país es cosa de momentos menos felices y fáciles que estos. Prefiero odiar las invasiones 'flanders'. Diversificas mucho el odio por países y no te pueden acusar de xenofobia, racismo o lo que sea. Sólo de gilipollas.
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