De la misa la media
'Veni creator', Espíritu Santo
Iglesia en Sevilla
La prédica fue del tipo senatorial; no por su porte, sino por convertirse en una segunda lectura, más reposada y algo más explicativa, de los textos litúrgicos
!['Veni creator', Espíritu Santo](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/05/25/misa-media-convento-RYpV4dWlwAG9rnk9PLAhiLK-1200x840@diario_abc.jpg)
Misa en el convento del Espíritu Santo (San Juan de la Palma)
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Fecha: 19 de mayo
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Hora: 11.00 h.
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Asistencia: prácticamente lleno, un centenar de personas
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Preside: Antonio Oviedo SSCC
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Exorno: doce ramos de margaristas blancas salpicadas de claveles rojos
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Música: coro conventual
El 'Veni creator' sonó majestuoso en la procesión de entrada, entonado por las ocho comendadoras del Espíritu Santo que habitan el convento del mismo nombre en la calle homónima el domingo en que se solemniza la venida del Espíritu Santo sobre ... el colegio apostólico en Pentecostés. Vamos, por si el lector no lo ha captado: que el Santo Espíritu estaba por medio.
La pena es que algunos desajustes deslucieron la majestuosidad que había traído el himno más famoso que canta la Iglesia, al menos desde el siglo IX. Las vestiduras litúrgicas también influyen y la paloma algo gansa boca abajo en la espalda de la casulla hacía poquito para aumentar la devoción. El oficiante, de la congregación de los Sagrados Corazones, se encontró con que el micrófono no funcionaba y, como el diablo está en los detalles, la misa arrancó en frío hasta que acertaron a dar con la tecla. Y después, en el 'kyrie' las monjas lo cantaron cuando ya el pueblo había empezado a aclamar y el mismo don Antonio tuvo que pedir disculpas «por el lío, como la vida misma».
Para que no volviera a pasar -llevaba trazas-, anunció que las religiosas se iban a encargar del 'gloria' y que las siguiera el que supiera. Pero es escuchar que hay quien cante y la asamblea (en cualquier ceremonia) enmudece desentendiéndose de la oración cantada. Lo mismo con el salmo, que las hermanas cantaron… y los demás escucharon. Y otra vez con la secuencia de Pentecostés y la antífona del aleluya después de que diera la impresión de que el segundo lector salió gallardo desde mitad del templo cuando se percató de que el ambón estaba vacío.
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Esa relativa imprevisión volvió a ponerse de manifiesto con la oración de los fieles, en la que el celebrante llegó a preguntar si estaba previsto que alguien hiciera la plegaria universal. Entre el rubricismo estrecho de miras y la improvisación casi constante hay un buen trecho que, con buen criterio, recorrió el celebrante con la protestación de fe invitando a los fieles a responder en plural, «sí, creemos», como integrantes de la comunidad eclesial, en el credo dialogado.
También en la homilía había dejado mucho trabajo al Espíritu Santo para inflamar los corazones de los fieles. La prédica fue del tipo senatorial; no por su porte, sino por convertirse en una segunda lectura, más reposada y algo más explicativa, de los textos litúrgicos. Sonaron hasta tres teléfonos móviles y se oyeron otros tantos timbrazos del aparato del convento para distraer la atención.
Se entonó al final (se fue por encima del cuarto de hora) cuando explicó el dinamismo vertical ascendente y descendente sobre el altar y gráficamente comentó la doble epíclesis (bajada del Espíritu Santo) durante la consagración: primero sobre el cuerpo de Cristo bajo las especies eucarísticas y a rúbrica seguida sobre el cuerpo místico de Cristo que es la asamblea para que «formemos un solo cuerpo y un solo espíritu».
Pero qué va. La primera comunión en misa ha de ser la de los gestos y resulta que de la mitad de la iglesia para atrás se levantó en la oración sobre las ofrendas -como está mandado- y de la mitad para delante sólo se irguió cuando escuchó el 'sursum corda', previa indicación del oficiante.
La misa acabó como empezó, con el sacerdote pugnando con el libro de la sede para encontrar la bendición final de Pentecostés más tiempo de la cuenta. Menos mal que el Espíritu Santo sopla donde quiere y como quiere. Si a unos zoquetes temerosos los convirtió en apóstoles, por qué no se va a valer de una misa a trompicones -menudo susto el batacazo de una señora antes de que comenzara- para visitar las almas de sus fieles.
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