De la misa la media
San Jacinto ya no es lo que era
iglesia en sevilla
El oficiante fue vicario y luego párroco en Triana durante 15 años. No es lo que era pero el que tuvo, retuvo
![Misa en la parroquia de San Jacinto](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/11/16/MISA-MEDIA-R76VBTUTyUDPjfzW0I43kKI-1200x840@diario_abc.jpg)
Misa en la parroquia de San Jacinto (Triana)
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Fecha: 10 de noviembre
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Hora: 20:00 horas
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Asistencia: más de un centenar de personas
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Presidencia: Francisco José Collantes Iglesias OP
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Exorno: monte de claveles rojos y lirios para el crucifijo, buqué blanco a los pies del altar, ramo colorido
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Música: espontánea salvo instrumental grabada durante la comunión
San Jacinto ya no es lo que era, empezando por convento dominico. Los seis frailes de la Orden de Predicadores en Sevilla se replegaron al de Santo Tomás (San Vicente, 62) donde forman a los novicios de la provincia Hispania. Pero tampoco es el ... templo impenetrable y hosco que rehuía a las hermandades que fue expulsando desde mediados del siglo pasado (Las Aguas, la Esperanza, la Estrella, el Rocío de Triana…) llevado por un furor posconciliar rayano en la iconoclasia.
San Jacinto hoy está iluminado y el retablo va ganando lustre a medida que se limpia la mugre incrustada, abre sus puertas lo mismo para cultos extraordinarios que para el 'Réquiem' de Mozart con una cola que daba la vuelta al atrio y acaba de ver salir un palio por su puerta casi cinco décadas después de la última vez. El oficiante fue vicario y luego párroco en Triana durante 15 años. No es lo que era pero el que tuvo, retuvo.
Y el fiel puntilloso puede observar algunos detalles que son en realidad resabios de otra época, rabiosamente inconformista, también en lo tocante a liturgia. Subsumir la fracción del pan en el momento de la consagración, por ejemplo, para alzar la hostia ya partida. O hacer que el pueblo cante 'Alabaré, alabaré a mi Señor' (imposible disociarla de la caricatura de una monja con guitarra) en lugar del responsorio del salmo, «Alaba, alma mía, al Señor». O corretear el oficiante dando la paz a los que estaban en los primeros bancos del crucero.
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O la favorita de este crítico: la invitación a la asamblea a proclamar la doxología final de la plegaria eucarística «Por Cristo con él y en él…» que en Sevilla era habitual que los fieles pronunciaran hace cuarenta años. No hay nada reprochable en ello, salvo que sucedió en San Jacinto justo lo que los liturgos advirtieron en su momento: que el rotundo amén de adhesión que le corresponde (ese sí) a la asamblea queda diluido, cuando no silenciado. Qué pena porque San Jerónimo decía que en Roma retumbaban las iglesias cuando se pronunciaba ese amén no de resignada conformidad sino de enérgica aprobación…
También hubo cosas positivas. Como purificar los vasos litúrgicos (de ónix verde o alguna piedra semipreciosa, no de metal) en la credencia directamente, lejos del altar donde se ha celebrado el banquete eucarístico, el esfuerzo del oficiante por hacer partícipe a la asamblea a través de los cantos, la petición de voluntarios para las lecturas antes de empezar la celebración, auxiliarse de un joven para conectar y desconectar la musiquita instrumental grabada durante la comunión… Y la homilía, claro.
Breve (no más de nueve minutos, como pide el Papa) pero sustanciosa. Con su punto de reivindicación femenina a propósito de la viuda de Sarepta del libro de los Reyes y la de la limosna en el templo del Evangelio y con su mensaje centrado en la solidaridad, la «delicadeza en el trato hacia los demás» y «la cercanía a Dios en la cercanía con los demás».
Bien construida en torno a la sensibilidad con las necesidades de los demás («ser creyente significa ser más humano y tener la mirada misericordiosa de Dios sobre nuestros hermanos») y mejor dicha. Con inflexiones de voz, silabeando las palabras que quería subrayar y con frases directas y sin florituras estilísticas. Como perro del Señor ('domini cani') que es fray Paco…
En el capítulo de avisos parroquiales, los recordatorios de la festividad del dominico San Alberto Magno (el 15) y la Jornada Mundial de los Pobres (el domingo 17), además de la recaudación de Cáritas con destino a Valencia: 4.659 euros. Esa cifra -y que el celebrante tuvo que recurrir a la reserva en el sagrario para atender a los comulgantes- habla de una comunidad parroquial probada en la fidelidad a lo largo de los años. Gloria a Dios por ellos.
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