entrevista
Saiz Meneses: «Lo de San Gonzalo no es un aviso para navegantes pero hay que armonizar y buscar un equilibrio»
A tres días del inicio del Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, el arzobispo de Sevilla habla de la necesidad de encontrar un término medio en las salidas procesionales extraordinarias: «Si fueran necesarias nuevas normas diocesanas, se harían»
«Yo creo que San Pablo usaría Instagram»
«En Sevilla se canta muy fuerte y se contesta muy fuerte»
El arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, se muestra tranquilo e ilusionado con la celebración del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, que arranca en Sevilla el próximo miércoles. A tres días días de su inicio, admite que era muy difícil que ... el Papa pudiera venir, a pesar de que se le invitó varias veces. Casi dos mil participantes de diócesis españolas y de distintos países de Europa y América, entre ellos, Estados Unidos y Méjico, se darán cita en este histórico evento que se clausurará con una procesión por la ciudad de cinco hermandades de la capital y tres de la provincia. Dice Saiz Meneses que no debe de haber en todo el mundo ninguna diócesis con 700 hermandades como Sevilla.
-¿Cómo van los preparativos del Congreso?
Los preparativos van bien. Estamos ultimando todas las detalles con un cuadrante en el que está todo con la mesas redondas, ponencias, etcétera. Estamos tranquilos porque llevamos mucho tiempo madurándolo y contamos con cerca de doscientos voluntarios.
-Al final el Papa no va a venir. ¿Quería hacerlo pero no ha podido?
-Nosotros lo invitamos varias veces. El Papa conoce Sevilla y le encanta, especialmente, el espíritu sevillano. Pero ha convocado un Consistorio, encuentro de cardenales para este fin de semana, y el día 8 de Diciembre asistirá a un acto muy típico como la visita al monumento de la Inmaculada Concepción, en la Plaza de España, junto a la Embajada de España en la Santa Sede. Era muy difícil que pudiera venir. De todas formas, él ha optado por hacer viajes en la perifera, a lugares donde hay poca presencia cristiana y, a veces, perseguida, y eso hay que respetarlo. Eso no impide que él quiera venir a España.
-¿Podría visitar Sevilla en otra ocasión?
-Puede ser. A países de Europa no ha hecho ningún viaje propiamente dicho, como los hacía San Juan Pablo II o el Papa Benedicto, salvo a alguna visita puntual a algún evento.
-¿Cuántos países estarán representados en el Congreso?
-Hay muchos países europeos, aparte de Estados Unidos, Méjico y países de CentroAmérica. Están inscritos 1.834 participantes.
-¿En alguno de esos países se da una religiosidad popular como la de Sevilla?
-En parte igual, en parte diferente. La piedad popular se compone de santuarios, peregrinaciones y hermandades. El santuario de Guadalupe, en Méjico, tiene un nivel mundial. Y Aparecida, en Brasil, Luján, en Argentina y Coromoto, en Venezuela, cuyos santuarios que reciben millones de visitas al cabo del año y que destacan también en peregrinaciones. En cuanto a hermandades, es muy difícil encontrar un lugar como Sevilla, pues tiene 700. Debe de ser la diócesis con más hermandades en todo el mundo.
-Dice Francisco José Ortiz, deán de la Catedral de Sevilla y uno de los organizadores de este Congreso, que cuando se han quitado las imágenes y la devoción popular, la gente se va a buscar pitonisas.
-El ser humano lleva una dimensión religiosa, trascendente, y siempre busca respuestas acerca del origen de la vida y de hacia dónde vamos. El ir más allá de lo tangible y de lo material. Este es el marco de la piedad popular, que no es simplemente fanatismo ni buscar respuestas tangibles. A través de la vivencia religiosa, vivimos un encuentro con Cristo, de la mano de María Santísima. Esa es nuestra fe cristiana y católica. La piedad popular es la piedad del Pueblo de Dios, que a veces se ha asociado, quizá históricamente, a personas iletradas, de poca cultura que, con devociones, vivían su fe. Pero hoy día no es así. En las hermandades encontramos profesores de universidad, directivos de empresas, abogados, médicos, autónomos, parados, inmigrantes, hombres, mujeres. Es una realidad transversal y debajo de un paso pueden coincidir un empresario, un obrero, un parado y un inmigrante. O un futbolista.
-O un torero.
-Sí, es algo muy inclusivo. Hermandad quiere decir fraternidad, familia, acogida, inclusión. Todo eso se vive en las hermandades y en ellas caben todos, como en la misma Iglesia. Es una realidad y un tesoro. Esa expresión, que se me ocurrió espontáneamente, la adoptó el Directorio de Piedad Popular y Liturgia. Y también los Papas usan esa expresión. Y hay que valorarlo con toda la fuerza que tiene.
-Un tesoro que se envidia fuera de Sevilla y de Andalucía.
-Sí. Es una característica muy destacada de la Diócesis de Sevilla, aunque no es la única. Por historia, por tradición, por volumen, la piedad popular de Sevilla y la vida de las hermandades es referente para otras diócesis. En Sevilla hay 264 parroquias con una gran vida pastoral. También hay 125 comunidades religiosas de vida activa y 34 monasterios y conventos de clausura.
-En los últimos dos años ha habido muchas salidas extraordinarias y hay voces que lo consideran un exceso y advierten del riesgo de un cierto «desmadre», por usar una expresión coloquial. ¿Cuál es su opinión?
-Los clásicos decían que en el medio está la virtud. Hemos de encontrar el término medio que sea más conveniente. Yo personalmente lo que busco es el bien de las personas, el bien pastoral de la Iglesia y el bien de la ciudad y de la ciudadanía. Y todo eso hemos de armonizarlo. Ha podido haber épocas en que pecamos de exceso y otras en las que pecamos de carencia.
-¿No estamos ahora en una época de exceso?
-En la pandemia hubo una época de compresión grande y después ha venido una época de expansión. Pero hace ya bastantes meses que vengo considerando este tema y lo vengo hablando con las juntas de gobierno de las hermandades que vienen a presentarnos en actos muy bonitos sus iniciativas y sus peticiones. Tanto del tema de las coronaciones canónicas como del de las salidas extraordinarias vengo alertando y diciendo que cuidado, que hemos de ir de encontrando el punto medio.
-¿Hay que bajar el pie del acelerador?
-Bueno, esto es como un coche, que tiene freno y acelerador. Con freno sólo el coche no arranca y solo con el acelerador se puede estrellar. Hay que ir encontrando el punto entre todos con cariño y paciencia.
-¿Y qué le dicen las hermandades? Cada una considerará que su coronación o su efeméride es la más importante...
-Cada uno mira lo suyo con mucho cariño. Pero la relación con las hermandades es muy buena. Los hermanos mayores, los hermanos y voluntarios dedican muchas horas a sus hermandades. Y eso es muy de admirar y de agradecer.
-¿Con las normas diocesanas actuales se puede alcanzar ese punto medio, ese equilibrio que busca?
-Nosotros aplicamos siempre la normativa. Y si antes hemos autorizado una procesión, no podemos prohibir después una con las mismas condiciones. Yo siempre procuro que haya justicia y equidad y tratar a todas por igual. A veces no es tan sencillo o no es tan fácil de aceptar o de entender. Con las normas diocesanas vamos a ir afinando esa aplicación y, si se diera unas circunstancias en que haya que cambiarlas, ya las cambiaremos.
-¿No descarta entonces que haya que aprobar nuevas normas?
-No descartamos nada.
-Acaba de prohibir la salida extraordinaria de San Gonzalo, solicitada para enero. ¿Ha recibido críticas o se lo han alabado?
-No he recibo ninguna crítica ni ninguna alabanza.
-¿Esta decisión se podría interpretar como un aviso para navegantes?
-No utilizamos estas cosas para hacer avisos de navegantes. Hay que enmarcar todo esto en un contexto de familia diocesana, de hermandades, con todo el cariño que supone, pero también con todo lo que supone tomar decisiones que no pueden gustar a todo el mundo.
-Supongo que será una decisión difícil decir que no a una petición de este tipo de una hermandad.
-El deseo de un padre es siempre complacer a los hijos pero hay que buscar el bien común de la familia, del vecindario y de la ciudad. Hay que armonizar.
-El sevillano es un poco hiperbólico y esa característica es quizá una de sus peculiaridades. ¿La percibió tras llegar a Sevilla o aún le sigue sorprendiendo?
-Cuando llegué a Sevilla, yo venía de Cataluña, donde el arte es más románico y gótico. Y esto es una explosión de barroco en todos los sentidos. Pero la misión de un pastor es adaptarse, no acomodarse. Dice San Pablo que me hago todo a todos para ganar al menos a algunos para Cristo.
-¿Ha seguido en Sevilla ese consejo de San Pablo?
-Hay unos elementos esenciales que son inmutables en la Iglesia en todos los lugares: la liturgia, la doctrina, el catecismo, la tradición. Hay otros que eson distintos en cada sitio y el pastor debe saber mantener lo esencial y saber adaptarse y valorar la riqueza de cada lugar.
-¿Le costó adaptarse a Sevilla?
-Yo casi no me ha dado cuenta de si me he adaptado o no, pero me siento muy adaptado y creo que esa es la percepción general. Llegué a Sevilla y el ritmo pastoral es tan trepidante que simplemente fue llegar y ponerte al servicio de la Iglesia diocesana. Y el ritmo te lleva. La secularización no ha llegado aquí como en otros lugares y la gente es muy agradable y cariñosa. No es difícil adaptarse.
-Sobre todo viniendo de Cataluña...
-Allí la gente también es agradable y cariñosa. Pero es distinto.
-Esta semana ha fallecido el único cardenal sevillano del último siglo y medio. Ayuso Guixot. ¿Cómo era?
-Él venía todos los veranos a Sevilla a estar con su familia y nos hemos encontrado en diferentes ocasiones. En Roma también hemos coincidido. En mayo de 2022 fui nombrado miembro del Dicasterio para los Santos y el cardenal Ayuso era el prefecto del Discasterio para el Diálogo Interreligioso. Para los dicasterios se suelen nombrar a cardenales y hace algunos meses él fue nombrado miembro también del Discasterio para los Santos y nos encontrábamos en las reuniones, que son una vez al mes. Era una persona muy inteligente y preparada, experta en el diálogo con el islam, porque había ejercido en Egipto y Sudán. A la vez era muy sencillo, muy cordial, muy espiritual y dialogante.
-Usted también suena como futuro cardenal. ¿Le haría ilusión?
-No pienso nunca en ese tema. Sólo pienso en trabajar y servir. Y dar la via en el lugar en que el Señor me ha puesto.
-¿Pero le haría ilusión?
-A nadie le amarga un.... Pero no es un tema que yo me plantee. Yo estoy aquí enviado para servir como arzobispo de Sevilla. Y dejarme la vida. Y ya está. En eso está la recompensa. Si el Papa lo decidiera un día, pues bien.
-Sevilla es una diócesis muy importante.
-Sevilla es una familia diocesana preciosa, aportó dos de los mejores emperadores romanos y fue la capital del mundo en su momento. Tiene cerca de dos millones de habitantes. Y la vida cristiana se mantiene aún un poco mejor que es lo que el común de esta Europa que se va secularizando. Ser arzobispo de Sevilla, a pesar del trabajo y el ritmo vertiginoso, es un regalo del Señor.
-¿Cómo ve la situación de la Diócesis de Sevilla? ¿Dónde hay más margen de mejora?
-Yo creo que hay que evitar el peligro de la autocomplacencia, que suele llevar al estancamiento; ser muy humildes y a la vez darlo todo y aplicarnos con mucha dedicación, trabajo, amor y entrega a los demás, tanto en las cosas de Dios como en las cosas más humanas. También debemos mejorar la formación, aunque hemos avanzado con la Facultad de Teología. Y nunca compararnos con los que están peor que nosotros porque entonces siempre saldremos bien.
-Tres barrios de Sevilla capital ocupan las tres primeras posiciones entre los más pobres de toda España.
-Es una paradoja que los tres barrios más pobres de España estén en una ciudad como Sevilla rica en lo económico, en lo cultural, en lo histórico y en lo artístico. Es algo que nos golpea a todos los que tenemos una cierta responsabilidad en la vida de la ciudad. Lo he hablado mucho con responsables de las administraciones y las instituciones. La solución no es sencilla y hay que coordinarse entre todos, con Cáritas y también con las ongs, tanto religiosas como laicas. Yo percibo, no obstante, esperanza en todos los que estamos allí.
-Dice el párroco de la Candelaria, Francisco José Ortiz, que todo el mundo, instituciones y demás, se ha ido yendo de los Pajaritos, y que los únicos que permanecen son la farmacia y la parroquia...
-Hay que trabajar juntos y crear sinergias entre todos. Las administraciones tienen un papel fundamentalísimo porque son las que tienen los medios materiales. El factor personal es muy importante, que siga habiendo personas que sigan creyendo que es posible regenerar aquellos barrios, a ver si lo conseguimos entre todos con paciencia y sin desfallecer. Pero hay
-¿Cómo van los plazos del futuro Museo de la Catedral en los Venerables?
-Lo que puedo decir es que progresa adecuadamente y yo espero que los plazos más o menos se cumplan. Y estoy contento de que se hayan encontrado soluciones satisfactorias para ambas partes.
-¿Para cuándo podría visitarse?
-No sé ahora mismo los plazos, pero yo espero que en el margen de un año podría ser.
-Su antecesor monseñor Asenjo impulsó una gran restauración del patrimonio de la Iglesia de la Diócesis de Sevilla. ¿Cuáles son sus planes?
El patrimonio era la especialidad de don Juan José pero los planes siguen cumpliéndose. Ahora estamos con la Catedral, pero cuando acabemos, habrá que volver a empezar porque los edificios antiguos se degradan. Aqui hay mucho patrimonio diocesano y hay muchas energías y recursos que se dedican a su mantenemiento, no sólo a la Catedral sino a tantas parroquias y conventos.
-¿Hay alguno del que le preocupe su estado?
-Yo me he encontrado esto muy bien orientado por don Juan José y no hay ninguno que esté en estado ruinoso.