entrevista
Alfonso Bullón de Mendoza: «Queremos que de nuestras universidades salgan buenas personas que sean capaces de ponerse en el lugar del otro»
El presidente de la Asociación Católica de Propagandistas y de la Fundación Universitaria CEU asegura que en menos de dos años empezarán a impartir la titulación de Medicina en Sevilla
«El Estado está imponiendo en España una concepción de la historia de España. Es lo que hacía Stalin»
![Alfonso Bullón en el centro de CEU en la localidad sevillana de Bormujos](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/03/27/alfonso-bullon1-ceu-R2ScUZzxWw4iqZCwRFcVmLM-1200x840@diario_abc.jpg)
Alfonso Bullón de Mendoza es presidente de la Asociación Católica de Propagandistas y gran canciller de las universidades CEU San Pablo, CEU Cardenal Herrera, Abat Oliba CEU y CEU Fernando III. La Fundación Universitaria CEU Fernando III El Santo, que preside, es titular de la ... Universidad CEU Fernando III, cuya sede principal se encuentra en la localidad sevillana de Bormujos.
-¿Por qué la Fundación Universitaria CEU eligió Sevilla para este cuarta universidad, la CEU Fernando III?
-Nosotros tenemos presencia en Sevilla desde hace 27 años. Nos hicimos cargo en su día de la Escuela de Magisterio de la Iglesia, de donde ha salido la mayor parte del profesorado que puede haber hoy en los colegios de Sevilla y hubo un momento en que parecía lógico dar ese paso a ser una universidad. Empezamos con las titulaciones principales centradas en el mundo del Magisterio, Educación Infantil, Ciencias Físicas y del Deporte. Luego nos abrimos a las titulaciones en ciencias sociales como el Derecho, Administración de Empresa y Marketing, y a otras como las ingenierías, concretamente en Telecomunicaciones e Informáticas. Todo ello con la idea de estar muy vinculados a lo que es la realidad social andaluza y ayudar a su desarrollo económico.
-¿Cuándo empezarán a impartir Medicina, unos estudios muy demandados por la sociedad y cuya falta de profesionales resulta alarmante en algunas especialidades?
-Fuimos la primera universidad privada de iniciativa social que ofreció Medicina en España, concretamente en Madrid. Luego introducimos Medicina en Valencia. Esperamos que en dos años la podamos impartir en Sevilla, cuando obtengamos todos los permisos y acreditaciones necesarias.
-¿Cuáles son los valores que CEU inculca a sus alumnos y la diferencian del resto de instituciones académicas y centros educativos?
-Somos una de las obras educativas de la Asociación Católica de Propagandistas y nosotros queremos que de nuestros centros salgan los mejores profesionales posibles pero también buenas personas. Es decir, que no nos basta que salga un buen profesional. De hecho, en todas nuestras carreras, incluidas las ingenierías, tenemos asignaturas de carácter humanístico. Ayudamos a nuestro alumnos a formarse como personas.
-¿Qué es para ustedes ser una buena persona?
-Tratamos de enseñar a nuestros alumnos la doctrina social de la Iglesia, que son los principios por los que nosotros regimos nuestras vidas. También la deontología profesional y cómo ayudar a la gente a orientarse.
-¿La competitividad debe tener un límite?
-Nosotros estamos en contra de estar supeditados a una sociedad de consumo. Y, por tanto, de atropellar al prójimo para conseguir tus objetivos. Tenemos un comité de empleabilidad donde están los directores de recursos humanos de las principales empresas de España, pero en CEU tenemos muy claro que eso no es el todo vale. Hay que orientar a las personas para que tengan la mejor preparación pero sabiendo que a la larga, si quieres hacer una buena carrera profesional, debes tener unos valores. Porque si no los tienes, la gente no querrá trabajar contigo.
-¿Cuáles son esos valores: el compañerismo, la empatía, la lealtad, la honestidad?
-Por supuesto. Y tratar de comprender al otro, ser capaces de ponerse en su lugar, tratarle como una persona.
-¿Existe una ambición sana?
-Sí, una ambición que se base en el esfuerzo. Que la gente esté dispuesta a trabajar y no inmersa en la cultura del pelotazo. Queremos que los valores de los alumnos que han pasado por nuestras universidades se noten. Hace poco hicimos doctor honoris causa a uno de nuestros antiguos alumnos, José María Álvarez Pallete, el presidente de Telefónica, y quedamos encantados con el discurso que hizo.
-¿Él es un ejemplo del alumno CEU?
-Sí. Alumnos que han desarrollado unos valores y los han llevado a su ejercicio profesional.
-¿Esos valores se están perdiendo en España?
-Se han ido relativizando. Hoy estamos en una cultura del todo vale. Parece que el esfuerzo se desprecia, lo cual es absolutamente increíble, porque lo que puede ayudar a que una sociedad sea lo más igualitaria posible es precisamente que la gente se esfuerce por prosperar. Si te van a aprobar el primer ciclo de la ESO hagas lo que hagas, los jóvenes van a estar muy poco capacitados para moverse en la sociedad. Y de paso se devaluará mucho el nivel general de la sociedad.
-Pasar de curso suspendiendo es algo muy antieducativo.
-Y muy perjudicial para todos. Nosotros tenemos una política de becas de 17 millones de euros al año para apoyar a aquellos buenos alumnos sin medios económicos que se esfuerzan por obtener los mejores resultados.
-Hay cierta impresión de que la educación ha perdido esa misión de ascensor social en España. ¿Cree que la meritocracia está en crisis?
-Si da igual tu trayectoria anterior y todo se te tiene que dar regalado, es muy difícil lograr eso. La educación debe preparar precisamente al alumno para afrontar los esfuerzos que le va a exigir su vida profesional. Si todo se te regala, no hay tolerancia a la frustración y no das valor a las cosas. Es cierto que la sociedad ha cambiado mucho y lo ha hecho rápidamente.
-Con esa falta de valores que parece haberse impuesto en amplios sectores de la sociedad actual, ¿cuesta hoy más que antes inculcar a los jóvenes esa cultura del esfuerzo?
-La gente que viene a CEU sabe a lo que viene, tanto los padres como los hijos. Yo tengo experiencias muy buenas sobre esto porque siempre que voy a un sitio me suele encontrar con algún antiguo alumno nuestro o que tiene a su hijo con nosotros. Y todos sin excepción estaban encantados con haber pasado por nuestras aulas. Hablamos de cerca de 300.000 alumnos a lo largo de estas últimas décadas.
-¿Están notando en los últimos años, coincidiendo con esta pérdida de valores, que un mayor número alumnos quiere estudiar en sus centros?
-Vamos al alza en los últimos años y este año hemos batido el récord de alumnos con 40.000 y las peticiones de plazas en todas nuestras titulaciones están en su mejor momento. Somos el primer grupo privado educativo de España.
-¿Le preocupa la adicción a las redes sociales de muchos jóvenes?
-Los mayores de edad deben saber cómo conviven con ello y entiendo que depende de la madurez de cada uno, porque no puedes encerrar a los jóvenes en una cápsula. Hemos hecho congresos sobre adicciones en los jóvenes a las redes sociales porque este tema nos preocupa. Es habitual llegar a un bar o un restaurante y ver a una familia cada uno con su móvil y sin comunicarse entre sí. Es algo curioso.
-Y triste, ¿no?
-Sí, porque se está perdiendo el trato humano. Las redes sociales y la tecnología tienen esas dos caras: te permiten hablar con gente muy lejana pero también te hacen perder el contacto con gente muy próxima a ti. Es una forma de entretenimiento que ha hecho descender el consumo de televisión y la lectura en los jóvenes, tanto de libros de prensa,
-El ultimo informe PISA habla de que los alumnos españoles están peor que nunca en comprensión lectora.
-Es un tema que notas en las clases. Cuando llegan a la universidad, no es fácil que entiendan un texto complejo. Eso antes no ocurría. Es muy probable que no hayan tenido suficiente entrenamiento lector en las etapas anteriores. Esto nos preocupa porque es fundamental enterarse bien de lo que uno lee.
-¿Se ha perdido la concentración?
-Sí, esto lo vemos en las aulas. cuando impartimos clase. No obstante, creo que podemos mantener la atención del alumno si nos esforzamos.
-En matemáticas también bajamos puestos en el informe Pisa.
-Yo nunca entendí cómo pude aprobar las matemáticas de Tercero de BUP. Recuerdo que pedí la asignatura de griego pero no existía esa opción. No sé cómo me las arreglé porque las matemáticas no eran muy fuerte. Pero sí parece que también hemos bajado en matemáticas.
-Se asegura que esta va a ser la primera generación que va a vivir peor que sus padres...
-Esto puede ser cierto en alguna ramas y existe la sensación generalizada de que las clases medias españolas se están empobreciendo. Los alumnos que salen de nuestros centros tienen una empleabilidad de más del 90 por ciento y nos ocupamos de que hagan prácticas y vean qué les gusta más y qué les gusta menos.
-¿Los alumnos se desmotivan por esta sensación?
-Yo creo que los alumnos deben tener clara su vocación. Estudiar algo que uno le guste es muy importante porque condiciona mucho tu salida laboral.
-¿Usted qué estudió?
-Historia. Y yo nunca pensé en que iría al paro cuando acabara la carrera. También es verdad que cuando yo estudié Historia en la Complutense, la mitad de los alumnos estaban allí porque no tenían nota para entrar en otra carrera. Y eso es un poco absurdo. La gente tiene que estudiar lo que le guste y hacerlo bien. Y si eliges lo que te gusta y lo has estudiado bien, lo lógico es que encuentres un puesto de trabajo sin demasiadas dificultades. Si nunca le has dado un palo al agua, no tienes cultura del esfuerzo y no te gusta lo que estudias, sería raro que lo encontraras.
-¿Sufrieron mucho las instituciones educativas CEU durante la pandemia?
-Fue realmente espectacular lo que nos ocurrió. Hacía tiempo que teníamos en todas nuestras universidades toda la tecnología necesaria para impartir clases a distancia pero no lo hicimos. Llegó la pandemia y en una semana pasamos todos a dar las clases así. Hubo otras que tardaron meses en solventar la situación. La pandemia curiosamente nos consolidó mucho y aceleró todos los procesos que teníamos previsto hacer.
-¿Y ahora se sigue utilizando?
-Sólo cuando es necesario. Por ejemplo, meter a un profesor extranjero que vive fuera de España en una charla con nuestros alumnos. Nuestra filosofía es la educación presencial con el alumno, de acompañarle y de ver cómo crece. Es importante sociabilizar y recuerdo que los alumnos regresaron muy contentos a nuestras aulas en cuanto la pandemia lo permitió.
-¿Uno de los valores de su universidad es devolver a la sociedad parte de lo que les ha entregado?
-Por supuesto. Cuando has tenido la posibilidad de acceder a una buena formación, estás obligado a que esa formación revierta en la sociedad. Además, eso sintoniza con la doctrina social de la Iglesia. Nuestros antiguos alumnos colaboran mucho con nosotros.
-¿Cuál es la diferencia entre CEU y otras instituciones educativas católicas?
-Yo lo que destacaría es la conjunción de la búsqueda de la excelencia académica con la presencia de lo católico en la vida pública. Surgimos de la Asociación Católica de Propagandistas y la presencia de esos valores católicos en la vida pública es muy importante para nosotros. Recuerdo que en enero del año pasado le conté al Papa Francisco lo que hacíamos en nuestra casa. A nosotros nos fundó el Padre Ayala, que era jesuita. Nosotros somos de espiritualidad ignaciana.
-¿Y qué le dijo el Papa?
-Puso mucho hincapié en que siguiéramos haciendo esa labor y que la hiciéramos sin ocultar quiénes éramos y sin ceder a las modas. Somos una universidad de inspiración cristiana y lo tenemos a gala.
-No ceder a las modas no es fácil.
-Si no fuéramos fieles a nuestros principios, no tendría sentido que existiéramos.
-Incluso en la propia Iglesia están luchando esas corrientes: la más fiel a la doctrina tradicional y la más aperturista a los valores actuales, en la que se sitúa con frecuencia el propio Papa.
-Bueno, nosotros somos laicos. Y lo somos desde 1908, cuando surgimos. Y al ser laicos, podemos mantener mejor las tradiciones. Desde el punto de vista numérico, no hemos sufrido un descenso como a veces ocurre en órdenes religiosas quedando más diluida su presencia. Nosotros, no.
-El Pontificado de Francisco se está distinguiendo por esa apertura a la sociedad actual, lo cual no gusta a los sectores más tradicionales de la Iglesia.
-Nosotros somos por naturaleza papistas. La Asociación Católica de Propagandistas surge porque el nuncio en España le comenta al Padre Ayala que no ve que esa presencia del catolicismo en la sociedad española se plasme también en la actuación política. Surgimos, pues, con inspiración romana. Y esa vinculación la mantenemos, siempre hemos estado muy vinculados a Roma. Nosotros apoyamos a todos los pontificados.
-¿CEU ve con simpatía este proceso de apertura de la Iglesia con el Papa Francisco, que provocó alguna polémica reciente con la bendición a los homosexuales y divorciados?
-Eso nunca nos ha creado un problema en nuestra alineación con el Papa.
-Da la impresión de que el alejamiento de la sociedad española de esos principios católicos ha crecido en los últimos años. ¿No tiene esa sensación?
-Más que una sensación, es una realidad. No hay más que ver los hijos nacidos dentro y fuera del matrimonio en España o el ver el número de matrimonios católicos. Hay muchas evidencias de este alejamiento. Hace unas décadas los dirigentes socialistas e incluso sindicalistas de CC.OO. se conocían la doctrina social de la Iglesia y coincidían en que era un freno al capitalismo. Hace pocas décadas, la cultura católica permeaba la sociedad española y hoy en día está bastante desconocida. Y eso nos obliga a los católicos a hacer esa iglesia en salida de la que tanto nos habla el Papa Francisco. Y recuperar ese terreno perdido.
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