Episodios locales
La primera piedra de Hytasa
El general Queipo de Llano presidió la bendición de los terrenos para la factoría en el Cerro del Águila el 12 de enero de 1938, en el cénit de su carrera tras un baño de masas en la plaza de toros

El aviso a pie de página decía textualmente: «Hoy miércoles, a las doce de la mañana, se procederá a la bendición de los terrenos y colocación de la primera piedra en las obras de construcción de la fábrica de esta sociedad. A las autoridades, a ... quienes no ha sido posible invitar personalmente por la premura de tiempo, y a nuestros accionistas, se les invita a este acto. Los terrenos están situados en el Cerro del Águila, a la terminación de la línea del tranvía». Firmaba el consejo de administración de Hilaturas y Tejidos Andaluces SA, cuyo acrónimo, Hytasa, iba a perdurar en el panorama hispalense durante medio siglo.
La factoría textil se inauguró en 1941, pero tres años antes se habían sentado las bases de la fábrica llamada a procesar el algodón del Bajo Guadalquivir a cuyo regadío iba a contribuir el canal de los presos, obra hidráulica acometida por prisioneros políticos. Hytasa, pionera en su momento, era la punta de lanza de la economía autárquica que la dictadura puso en marcha.
Ese impulso hubiera sido impensable sin el concurso de Queipo de Llano, que en enero de 1938 vivía momentos de esplendor en la cumbre de su carrera militar y política como acredita el festival organizado para 20.000 niños en la plaza de toros dos días antes, fecha de la onomástica del 'virrey' de Andalucía, con comercios cerrados a partir de las 10.30 y cines abiertos para los niños por la tarde.
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La crónica no podía ser más encomiástica: «Nuestro general, con quien tantas deudas tiene contraídas Sevilla, fue ayer el jardinero que realizó el milagro de sembrar sus calles de flores. Flores de fervorosa gratitud, que resplandecían en los semblantes de los pequeñuelos y en los de sus allegados, que bendecían el nombre del general que a toda hora, y abriendo un paréntesis en sus graves quehaceres, sabe dedicar un recuerdo halagador a los humildes».
Modelo empresarial
La sociedad encarnaba los valores de Falange para el «nuevo Estado» armonizando las fuerzas del capital y el trabajo
El 12 de enero, Queipo presidía la colocación de la primera piedra del que era un empeño personal para el despegue económico de la región, como rezaba la doble página del día 18 bajo título y subtítulo harto elocuentes: «Sevilla inicia la reconstrucción económica de la patria. El Sur de España debe convertirse en una gran zona industrial».
Hytasa estaba destinada a ser el buque insignia de esa reindustrialización. Y el espejo que reflejara las nuevas directrices del poder. El presidente del consejo, Luis Cobián, lo aludía en su discurso inaugural: «Desde el punto de vista social, tiene la importancia de ser nuestra sociedad una de las pocas que tienen establecido en sus estatutos la participación de sus empleados y obreros en los beneficios sociales. La armonía indispensable entre el capital y el trabajo, por todos pregonada, tendrá aquí realidad». Era el programa de Falange para el «nuevo Estado» implantado en una empresa sin acciones liberadas ni preferentes, «ni nada que pueda significar una ventaja ni un aprovechamiento». Pero con el beneplácito del general, señor de vidas y haciendas.
La caída en desgracia de Queipo (desterrado a Roma al término de la contienda) y la recuperación del enclave industrial catalán (había quedado en la zona fiel al Gobierno de la República) amenguarán la capacidad de Hytasa para transformar el tejido económico andaluz. Pasará por muchas vicisitudes hasta su extinción definitiva en los albores del siglo XXI cuando se coloque la última piedra.
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