Episodios locales
La histórica cesión del Palacio de San Telmo que hizo la Iglesia a la Junta de Andalucía
El arzobispo Carlos Amigo y el presidente José Rodríguez de la Borbolla firmaron el 19 de septiembre de 1989 la cesión del palacio de los duques de Montpensier
El adjetivo histórico se suele repartir con demasiada alegría en la prensa a la hora de subrayar la importancia de un hecho relevante del que se adivina una larga trascendencia en el tiempo. Pero en el caso que nos ocupa, en efecto, el titular de ... ABC del miércoles 20 de septiembre de 1989 hacía justicia a lo sucedido: «Histórica cesión de San Telmo». La fotografía del entendimiento final del arzobispo y el presidente socialista en el balcón no podía ser más ilustrativa.
Oficialmente, el documento de cesión –monseñor nunca consintió que se nombrara como venta– culminaba una negociación de cinco años en los que la Iglesia hispalense y el nuevo poder emergente de la Junta habían discutido los términos de una operación que obligadamente tenía que obtener el 'nihil obstat' de la Santa Sede.
No era la primera vez que el asunto iba a Roma. El cardenal Almaraz había intentado endosarle el antiguo palacio de los Montpensier, legado testamentario de la infanta María Luisa a la archidiócesis como seminario, al Comité de la Exposición Iberoamericana con vistas a la exposición de 1929. El prelado sevillano había advertido de la inadecuación del edificio, antigua escuela náutica, por lo que apalabró una permuta por tres millones de pesetas para la construcción de un seminario.
Conviene no perder de vista ni la cifra ni el uso, porque reaparecieron –la Iglesia sabe esperar– al cabo de tres cuartos de siglo en el protocolo firmado por Amigo y Borbolla: la Junta se obligaba a erigir un nuevo seminario y otros edificios (residencia sacerdotal de la calle Becas, escuela de Magisterio que no llegó a levantarse) más una dotación económica para la Fundación Infanta María Luisa, que honraba la memoria de la testadora. Los tres millones de pesetas de principios de los años 20 del pasado siglo se habían multiplicado por mil aproximadamente en 1989: tal era el monto de lo convenido.
El juego de similitudes incluía la adecuación del palacio para una fecha señalada en el calendario de la ciudad: 1929 en el primer intento y 1992 en el acuerdo definitivo. ABC lo subrayaba en la portada: «Tras esta histórica firma, que la mayoría de los sectores ciudadanos ven como acertada, comenzarán las obras de restauración del palacio que se convertirá así en sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía, a ser posible en 1992».
Fue posible de chiripa. La Consejería de Economía y Hacienda encargó una primera fase de los trabajos a Guillermo Vázquez Consuegra antes de la Exposición Universal para que la Presidencia se mudara allí de un modo un tanto provisional, pues hubo que esperar a la segunda y definitiva fase de intervención para tener el inmueble a punto para su nuevo uso institucional. Las obras, una vez decidido eliminar los añadidos del primer tercio de siglo para camaretas de los seminaristas, se prolongaron hasta 2010, cuando se recuperó todo el esplendor de la capilla, una joya del Barroco, y se mudaron los funcionarios.
El coste de la rehabilitación (entre 50 y 60 millones de euros, según desde dónde se considerara) suscitó una agria polémica entre los grupos parlamentarios socialista y popular, que siempre fustigaron el 'Versalles' de Chaves que hoy ocupa un presidente de sus propias filas. Amigo y Borbolla han pasado a la historia local, por la foto del balcón, como unos visionarios adelantados a su tiempo.
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