EL RINCÓN DE...José María Hermoso Rivero
«España nunca ha sabido considerar a sus héroes y menos aún a los derrotados»
Bisnieto del marinero Rafael Hermoso Merino, que intervino en el desastre de la bahía de Santiago de Cuba, ha logrado recomponer la historia de su bisabuelo que, tras pasar por un campo de concentración en EE.UU, terminó como práctico en Sanlúcar de Barrameda
«Me identifico más con el Cádiz de Falla que con el de Paco Alba»
–Todo empezó en internet, curioseando en una lista de soldados gaditanos que participaron en la guerra de Cuba. ¿Es así?
–Correcto. Busqué en la hemeroteca de un periódico de la época y allí apareció mi bisabuelo.
–¿En su familia le habló alguien ... de esta historia?
–Nunca. Fue un tema silenciado totalmente, posiblemente porque fuera muy traumático para él y solo me llegó que fue práctico de la barra de Sanlúcar.
–¿Tampoco su nieto, teniente coronel de aviación sabía nada?
–Nada. Incluso su propio hijo no llegó a conocer su participación en la guerra de Cuba.
–Pero su bautismo de guerra fue en Marruecos…
–En la guerra de Margallo, en la cañonera Cuervo. Estaba recién ingresado en la Marina y no tendría más de veinte años. Él era marinero de Bajo de Guía y, según la Matrícula de Mar, la gente que conocía el oficio lo destinaban directamente a la Marina.
–Luego lo embarcaron en el Vizcaya para pelear en Cuba.
–Estaba destinado en la Capitanía de San Fernando en Cádiz. Y lo enrolaron en el acorazado Vizcaya como cabo primero. En la guerra de Marruecos recibió una mención de honor y lo ascendieron de grado.
–Usted contacta con Ángel Luís Cervera Fantoni, descendiente del almirante Cervera. ¿Qué logra reconstruir con sus informaciones?
–Reconstruyo todo el periplo del campo de concentración en EE.UU. Un aspecto muy poco conocido y divulgado de la guerra de Cuba. Allí estuvo dos meses que, sin llegar a ser inhumanas las condiciones, fueron duras.
–¿Su bisabuelo fue entre la marinería del Vizcaya que llegó a Nueva York en son de paz y concordia antes de la guerra?
–Llegó en el Vizcaya en visita de cortesía, pero nadie, excepto el capitán Antonio Eulate, pudo bajar a tierra. Semanas antes, en el puerto de La Habana, había explotado el Maine. Lo que era una visita de cortesía se consideró un incidente diplomático.
–La historia siempre nos ha subrayado la diferencia tecnológica y de puesta a punto de los barcos yanquis y los nuestros, ¿quizás para justificar un desastre tan sonrojante?
–Le daré un dato. Había barcos como el Cristóbal Colón que no tenían montado ni los cañones y otro como el Vizcaya que llevaba los fondos sucios y estaba escaso de combustible.
–A mi siempre me ha causado mucha curiosidad ese análisis. Porque los yanquis se apoderaron de varios barcos españoles que fueron a engrosar su flota…
–Cervera propuso desmontar los cañones de los barcos para defenderse desde tierra. Porque contra los acorazados americanos poco se podía hacer. Hay sombras muy oscuras sobre la orden que le llegó a Cervera obligándole a partir de la bahía de Santiago.
–Hay versiones de historiadores que apuntan a que el gobierno de Madrid aceptó un suculento soborno del gobierno yanqui para perder la isla ¿Usted lo cree así?
–Yo creo que Madrid lo que intentó fue salvar el prestigio de España como potencia en decadencia, sin importarle el coste humano. Recuerde la frase de que Cuba se lucharía hasta la última peseta y el último hombre.
–Cervera mandó acercarse a la flota a la playa para que los marineros pudieran salvar la vida. Muchos cayeron víctimas de los disparos mambises. No fue el caso de su familiar.
–No, mi bisabuelo se salvó porque llegó a nado a la playa y allí lo detuvieron los mambises. Afortunadamente no se lo comieron los tiburones ni lo mataron insurrectos.
–Tengo entendido que de su paso por el campo de concentración de la isla de Seavey, cerca de Portsmouth, hay una foto de su bisabuelo.
–En esa foto, aunque con reservas, he llegado a ver a mi bisabuelo lavando su escudilla en el río. La foto me la cedió Ángel Luis Cervera.
–¿Recuerda qué sentimientos albergó cuando lo vio en la foto?
–Estupor. Y empezar a entender lo que sufrieron aquellos marineros. Un sentimiento que también me abordó viendo el Vizcaya convertido en una bola de fuego.
–Tras la liberación regresa a España y decide abandonar la Marina. ¿Por qué?
–Porque España nunca ha considerado a sus héroes y menos a los derrotados. Las pagas de la Marina no llegaban. Y ya como civil se hace cargo de la plaza de práctico de la barra de Sanlúcar. Paradójicamente murió como consecuencia de un accidente laboral.
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