SALUD
EPOC: «A mi marido lo veía asfixiándose pero no le podía decir que dejara de fumar porque yo también fumaba. Y no puedo dejarlo»
Juan Manuel, un sevillano de 64 años cuyo estado de salud no permitía una cirugía abierta, es el primer paciente en Andalucía occidental al que le implantan una válvula anti-EPOC. Su mujer, Mari, de 61, sabe que el tabaco es la causa de esa grave enfermedad y que ella también podría sufrirla, pero no logra dejar de fumar
El Virgen del Rocío de Sevilla implanta por primera vez una válvula salvadora a un paciente con enfermedad pulmonar al que no era posible operar
![Juan Manuel y Mari, frente a los doctores Francisco Ortega y Eduardo Márquez](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2023/10/26/epoc-ortega-marquez-RgMAvKepQD5ymPGpxA4B5YO-1200x840@abc.jpg)
Juan Manuel vive en la localidad sevillana de El Viso del Alcor, tiene 64 años y ha fumado dos paquetes diarios («de Winston», aclara) desde los 14 años. Se quitó del tabaco hace 17, cuando sus pulmones empezaron a hacerle la vida imposible. Se ... asfixiaba subiendo escaleras o haciendo pequeños esfuerzos y decidió entonces ir a su centro de salud, donde le recetaron los primeros inhaladores. Él es el primer paciente con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en Andalucía occidental al que le implantan una válvula en el pulmón, un órgano que tiene inutilizado y que le hacía asfixiarse al dar diez pasos. Se sentía tan mal que estaba dispuesto a asumir los riesgos de cualquier intervención, por pionera que fuera, que mejorara algo su calidad de vida. «No puedo vivir así», contaba a la neumóloga Beatriz Romero el día antes de la intervención. Su disnea, de grado cuatro, le hacía ahogarse incluso sentado en un sillón, cuando quería cambiar de posición.
El pasado 25 de octubre, a las 12,30 horas, llegaba puntual a la consulta de Neumología del hospital Virgen del Rocío de Sevilla acompañado de su mujer, Mari, que tiene tres años menos que él. «Ayer anduve cien metros sin asfixiarme», le cuenta al doctor Francisco Ortega, jefe de la unidad EPOC del centro y al neumólogo intervencionista Eduardo Márquez, uno de los cirujanos que lo operó hace veinte días junto con la doctora Romero. Esto supone un avance extraordinario para una persona que días antes de recibir esta válvula se asfixiaba casi a todas horas.
Juan Manuel ha sufrido muchas operaciones desde que la EPOC empezó a hacer trizas uno de sus pulmones. «Con humedad me asfixiaba al doble y apenas podía dormir», recuerda. Sin embargo. ya no experimenta esa sensación de asfixia, que no desea ni a su peor enemigo, en ningún momento de la noche. «Me desvelé anoche pero no por eso», dice a sus médicos.
Antes de la operación, no podía andar más de veinte metros seguidos. Y por todas las dolencias asociadas, estaba contraindicada una operación a pulmón abierto que resecara toda la zona afectada por la EPOC. La única opción que podría mejorar su calidad de vida, muy deteriorada y en una curva descendente acelerada, era la válvula. «Sabía que el tabaco era malo pero me gustaba mucho fumar», confiesa a ABC.
-¿Su mujer no le pidió que lo dejara?
-Ella no podía pedírmelo -contesta- porque también fumaba. De hecho, todavía sigue fumando, a pesar de las veces que le digo que le va a pasar igual que a mí.
-Sí. Lo veía asfixiándose pero no podía decirle nada por eso. Y no puedo dejarlo -interviene Mari-. He ido al médico para quitarme del tabaco pero no lo he conseguido. Cuidar de un hombre enfermo me genera ansia y nervios. Y me da por fumar.
-Ya está poniéndole a usted de excusa -dice bromeando el doctor Ortega dirigiéndose con la mirada a Juan Manuel.
-No, si ya imaginaba que la culpa de que fume la tengo yo -bromea también el marido de Mari.
El 95 por ciento de los casos de EPOC se deben al consumo continuado de tabaco, de modo que dejar de fumar es la mejor manera de prevenir esta enfermedad tan invalidante.
-Dejé de fumar durante siete meses pero volví. No puedo dejarlo -confiesa Mari delante de los doctores-. Y yo misma me sorprendo de que siga fumando y no pueda abandonarlo con todo lo que estoy viviendo con mi marido por culpa del tabaco.
Mari padece, además, de asma.
-Es verdad que nunca ha fumado tanto como su marido. Lo mío es un paquete al día, no dos y medio como él antes de que lo dejara -añade.
Tres operaciones
Juan Manuel ha sufrido muchas operaciones antes de llegar a esta consulta: una de vesícula, otra de conducto biliar y una tercera de hígado. «Me tuvieron que cortar un trozo bastante grande del hígado por una infección», explica. La tercera vez que entró por Urgencias lo operaron a vida o muerte. Y le salvaron la vida. Ahora, de nuevo, con esa válvula en el pulmón, se la han vuelto a salvar.
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