Iglesia en Sevilla
«Dar la vida donde me pongan»
La Catedral acoge este sábado la ordenación de cuatro presbíteros de entre 26 y 30 años
Han desarrollado su labor diaconal este último curso del seminario en Estepa, Pilas, El Viso y los poblados de Las Cabezas
Coinciden en presentar su ministerio como «una aventura muy grande»
![Los seminaristas que serán ordenados este sábado en la Catedral de Sevilla](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/06/15/montaje-seminaristas-R4HMw8nEHAzFjlUfkj7qNpK-1200x840@diario_abc.jpg)
La Iglesia de Sevilla contará desde este sábado, 15 de junio, con cuatro nuevos ministros ordenados dispuestos a recibir el encargo pastoral que señale el arzobispo, que será de quien reciban el sacramento del orden. Se han formado en los últimos seis años en el ... seminario metropolitano diocesano y en el misionero Redemptoris Mater que acoge las vocaciones surgidas entre las comunidades del Camino Neocatecumenal, pero no habrá diferencias entre ellos en cuanto a los destinos que les marque el prelado en dos semanas.
Ellos son Fernando Martín Llamas (Jerez, 28), ha estado sirviendo este último año en Estepa; Andrés Rodríguez Sánchez, (Bollullos de la Mitación, 30), que ha ejercido en El Viso; Camilo Andrés Castillo Leal, (Villavicencio, Colombia, 26), diácono en Pilas; y Moisés Benavides Fernández, (Almería,26), que ha pasado el curso pastoral en Las Cabezas y sus poblados de la marisma.
ABC ha hablado con ellos a menos de 72 horas de su ordenación. De las preguntas comunes y de sus variadas respuestas, se deduce el retrato de cuatro jóvenes sobradamente preparados para servir a la Iglesia de Sevilla.
-Desde el sábado serán sacerdotes 'in aeternum', y después, ¿qué?, ¿cómo imaginan que será su ministerio?
-Andrés: Una aventura muy grande.
-Moisés: Nos sobrepasa la ordenación, cuánto más la vida posterior. No entra en la imaginación porque es sobrenatural, tengo todas las expectativas pero no las puedo imaginar por eso.
-Fernando: Ya este curso, ordenado de diácono, cuando empecé a dar bendiciones y a celebrar sacramentos, me sentía algo superado, como que no me correspondía, y pensaba esto no es un juego, esto es verdad, mis actos son válidos. A Adrián Ríos le he escuchado alguna vez decir que él no es el cura que pensaba ser. Es una buena definición. Yo no tengo ni idea del tipo de cura que voy a ser, sino que Dios, a través de su Iglesia, va a decidir por mí.
-Camilo: El Señor allanará los caminos. Ahora siento una mezcla de emociones: nervios, felicidad, alegría… y responsabilidad: ¿llegaré a lo que la Iglesia me pide?, ¿daré la talla?
-¿Cómo viven esa presión?
-Andrés: Sí, es el vértigo de asomarte a la responsabilidad, pero al final, la última palabra es de Dios y toda nuestra confianza está en Él.
-Moisés: Hay una palabra que nos dijo el Papa en el encuentro de abril, que era asombrarse. Pues eso, hay que dejarse asombrar por Dios. Jamás puedo llegar a dar lo que se me pide si no me dejo asombrar. En medio de la debilidad, Dios se manifiesta fuerte y se va a valer de mí para llevar los sacramentos o para acompañar a su grey.
-Fernando: Se me viene a la memoria una frase de don Antero [anterior rector del seminario hasta hace dos años], citando la novela de Bernanos 'Diario de un cura rural'. Hay un momento en el que el sacerdote protagonista exclama «Qué más da ya, todo es gracia», pues eso, así lo vivo.
-Andrés: Sí, sí, yo me acuerdo de Juan XXIII preocupado antes de convocar el Concilio, cuando se despertaba de madrugada y se decía «Esto es tuyo, Señor».
-Examinemos la cuestión desde el otro ángulo, desde la grey que habéis citado. ¿Qué pueblo de Dios esperan encontrar en su ministerio?
-Fernando: En las diócesis del sur de España se mantiene una vivencia social de la Iglesia que en otras partes se ha perdido, eso genera un caldo de cultivo, pero sería un error pensar que ya está todo hecho y que todo nos va a venir caído del cielo; hay buena materia, yo mismo provengo de ese mundo de las hermandades, pero no tenemos que conformarnos, es apasionante, desde luego, porque está más vigente que nunca el envío misionero: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio».
-Moisés: Nos vamos a encontrar una grey muy diferente dependiendo de a dónde vayamos y la misión será también diferente; la forma de llevarla es lo que cambia. Dios nos tiene que regalar la capacidad de llevar la Palabra allí donde nos quiera llevar.
-Camilo: La sociedad requiere de la presencia de los pastores, la sociedad pide sacerdotes que sean naturales, con los que se pueda dialogar de tú a tú y tienes que esforzarte por llegar donde está el pueblo de Dios, yendo al bar donde se sigue apuntando con tiza en la barra, por ejemplo. Nuestra presencia ya es en sí un testimonio, vestidos de clériman, tan jóvenes, eso está hablando de que la Iglesia está viva, que no es algo del pasado.
-Fernando: La pastoral en la ciudad es muy compleja. En los pueblos todo el mundo se saluda y eso facilita las relaciones personales. Yo admiro muchísimo a los párrocos de la ciudad.
-Moisés: Hay una frase esencial que es dar la vida allí donde te pongan, tienes que entregarte. La gente lo que no quiere es un cura vago [técnicamente, el que no está incardinado en ninguna diócesis o instituto regular, pero aquí el adjetivo se liga al pecado capital de la pereza], lo que busca de su sacerdote es que dé la vida hasta donde pueda.
MÁS INFORMACIÓN
-Seguro que tienen algún modelo de sacerdocio en mente, ¿en quién se fijan para el ministerio? Cercano a ustedes, no se remonten al santo cura de Ars...
-Fernando: Parto de una frase del Evangelio de Juan que ha marcado mi propio recorrido vocacional: no soy la luz, sino el testigo de la luz. De cada uno de los sacerdotes que han pasado por mi podría sacar algo, de mi párroco de Jerez, que lleva 63 años ordenado; de mi acompañante espiritual, Iván, capellán castrense, de quien admiro el celo, el saber estar y cómo conjuga lo intelectual y lo pastoral; de Ginés, el párroco de Estepa, un sacerdote modélico entregado a su labor. De todos ellos he aprendido.
-Andrés: También de mi pueblo, Bollullos, don Antonio que es párroco en Almensilla; o don Juan, emérito en Gines. En ambos se da la coincidencia de que los pueblos los adoran, los tienen muy cercanos, han marcado para bien a muchas generaciones, han dejado huella…
-Camilo: Destacaría al catequista de mi comunidad neocatecumenal, que era sacerdote de Medellín, por su amor a la misión. De alguna forma, yo ya estoy en misión, el Señor me ha traído a otros sitios lejos de mi comodidad.
-Moisés: No me puedo quedar con uno solo, cada sacerdote que ha pasado por mi vida me ha dejado su sello, en Almería, en República Dominicana, en Ceuta o en Sevilla. Lo que me sorprende en todos los casos es la entrega, el amor por su pueblo, el afán por acompañar a su grey. El rector, don Andrés Ybarra, repite una frase que se me ha grabado: «Vuestra paga no va a ser el dinero, sino ver cómo la gente se convierte y vuelve a Dios».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete