Ocho conventos de Sevilla abren hospederías para sortear la asfixia económica
Las órdenes religiosas tienen que hacer frente a los elevados gastos de conservación de un patrimonio en muchos casos BIC y apuestan por alojamientos y museos
La Consejería de Cultura ha invertido 450.000 euros en ayudas a la clausura de Sevilla
El Convento de San Alberto abrirá 27 apartamentos turísticos en Sevilla
![Claustro de San Alberto, que recientemente ha recibido el '«sí» de urbanismo para alojar una hospedería](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/10/20/san-alberto-hospederia_20241016155849-RBehCD80kAuW9AbzeaexyHL-1200x840@diario_abc.jpg)
El turismo contemporáneo caracterizado por colas, prisas y populosos aeropuertos puede ser lo más alejado del 'hortus conclusus', es decir, los jardines escondidos o huertos cerrados de los conventos de clausura, donde las religiosas compatibilizan las labores de su subsistencia diaria con la ... vida contemplativa que domina su existencia. El 'ora et labora' benedictino.
Pero lo que podría ser una relación contradictoria es, de hecho, un camino por el que están optando muchas congregaciones de clausura para poder sortear la asfixia económica que padecen en Sevilla, relacionada con la falta de vocaciones respecto a épocas pasadas, la ampliación de su base social más allá de las clases altas y los elevados gastos que supone hacer frente a la conservación y restauración de unos conventos, bienes muebles incluidos, que se remontan en muchos casos a los siglos XVI y XVII, y casi todos declarados Bien de Interes Cultural (BIC).
Para ello, los conventos están optando por abrir hospederías y museos, con los que obtener bienes para el mantenimiento de sus bienes, en una actividad paralela a la venta de dulces, que se ha convertido en el principal sustento para el día a día de las monjas. Antes, se dedicaban a otras labores, como el bordado, la tintorería o la limpieza de objetos sacros, pero hoy se cuentan con los dedos de la mano los que realizan estos trabajos.
«Ellas viven fundamentalmente de los dulces, aunque algunos conventos tienen la suerte de tener museos, como Santa Paula. Pero los dulces son para la pura subsistencia», indica el presidente-regidor de la Orden de Caballeros de San Clemente y San Fernando, Antonio María González-Pacheco, que tiene la iniciativa de 'Lugares de paz y oración', unas carpetas que aúnan arte, literatura e historia cuyos beneficios se destinan íntegramente a las clausuras.
«La venta de dulces es un trabajo muy arraigado, pero con ello no se mantiene un edificio del siglo XVI», indica gráficamente Claudia Hernández, responsable del grupo de voluntarias que cada año organiza y celebra la Muestra de Dulces de Conventos, por lo que «deben encontrar fórmulas para sostener sus edificios y el gran patrimonio artístico que tienen». Por ello, las hospederías son una buena salida.
Recientemente, explica el vicario episcopal para la Vida Consagrada, José Ángel Martín, se han abierto dos hospederías en los conventos de Santa María de Jesús y Santa Inés, que se suman a las tres que había en la ciudad: Santa Rosalía, San Clemente y Espíritu Santo. «En proyecto cercano está Santa Paula», añade, al que se suman los veintisiete apartamentos turísticos que va a abrir el Convento de San Alberto, que ha recibido ya el visto bueno de la Gerencia de Urbanismo.
Claudia Hernández explica que también tiene un proyecto de hospedería Madre de Dios. «Es una fórmula para mantener el patrimonio histórico y artístico de estos edificios, que es importantísimo», añade esa voluntaria.
En la provincia, hay dos hospederías más: la que tienen las Jerónimas en Constantina, en un paraje privilegiado de la Sierra Norte, y la del Convento de la Purísima Concepción de las clarisas de Marchena, que realizan también trabajos de tintorería, bordados y cocina.
![Museo del Convento de Santa Paula](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/10/20/museo-santa-paula-U76533006665QbU-760x427@diario_abc.jpg)
Otra fuente de ingresos para el mantenimiento del patrimonio son los museos. El más antiguo es el del Convento de Santa Paula, pero como recuerda Martín, también disponen de él las carmelitas de la calle Santa Ana y San Leandro, «uno pequeñito». Hernández avanza también que «Santa María de Jesús tiene proyecto de museo, con bienes del antiguo de Santa Clara que ha recepcionado este convento de clarisas. También las Teresas está tratando de hacer un museo».
Otros cenobios ofrecen también alquiler de salones para eventos, como Santa Rosalía, o para albergar una galería o un museo, un proyecto este último que tiene San Clemente para los «salones estupendos que gestionó durante veinticinco años el Ayuntamiento de Sevilla. Algún convento, incluso, tiene alquilado un cachito para una guardería», explica la responsable de la Muestra de Dulces de Conventos.
![Una religiosa con una bandeja de dulces en el Convento de Santa María de Jesús](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/10/20/monja-dulces-ruz-U67755753763eQo-760x427@diario_abc.jpg)
La gestión de estas actividades, especialmente, las hospederías y apartamentos están externalizadas, para no interferir en la clausura y la vida contemplativa que llevan las monjas, que deben dedicar su tiempo, aparte del trabajo, a la oración siguiendo las horas litúrgicas. Los ingresos de estas actividades van dirigidos totalmente a mantener el patrimonio. Como explica el vicario para la Vida Consagrada, «todo se lo lleva el mantenimiento de los edificios». Además, como añade Hernández, «las monjas subsisten con muy poco».
El día a día
Más allá del mantenimiento de los edificios, la financiación más importante que tienen las religiosas para el día a día son las pensiones de las mayores, afirma Martín, y la venta de dulces, fundamentalmente. «Con estos ingresos hacen frente al pago de los suministros —agua, gas electricidad...—, la manutención y el pago de la Seguridad Social», pues deben tributar como autónomas por la actividad económica que supone la venta de dulces u otra activada, como tintorería o encuadernación.
El Arzobispado ayuda a los conventos con un fondo de caridad para sufragar los gastos de Seguridad Social y también pueden recibir ayudas de Cáritas Diocesana y de la propia feligresía. «El principal problema es el mantenimiento de los edificios y el descenso en cuanto a vocaciones», afirma el vicario. Algo a lo que puede contribuir también la apertura de museos y hospederías que permitan acercarse a sus huéspedes a la vida monacal. «Se trata de ayudarles a mantener el edificio y atraer al público para que conozca la clausura y puedas generar vocaciones», concluye Claudia Hernández.
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