Los «cancerwarriors» de Sevilla: «Mi hija de 11 años nunca se quejó y sólo me preguntó si se le iba a caer el pelo»

Claudia superó un tumor cerebral y ahora, con 14 años, recibe ayuda psicológica: «La historia no se acaba cuando te dicen que ya no tienes cáncer»

Los testimonios duros pero sanadores (e inspiradores) de los «cancerwarriors» de Sevilla

Claudia, que ahora tiene 14 años, con su madre, Rocío López ABC

A Claudia Lanchimba le diagnosticaron un germinoma hipofisario con sólo 11 años, un tipo muy raro de cáncer que afecta al sistema nervioso central. «Ella empezó a beber muchísima agua, hasta 9 litros diarios,y la llevé al pediatra porque no me parecía normal. ... Los análisis no daban nada raro y los médicos no le dieron al principio demasiada importancia. Hasta que una pediatra muy joven y suplente del Hospital Virgen Macarena de Sevilla le mandó unas pruebas«, cuenta Rocío López (40), su madre, camarera que ha estado trabajando hasta poco antes del inicio del tratamiento de su hija de un bar muy céntrico de Sevilla. De esas pruebas que le hicieron salió, primero, una diabetes y, después, un tumor cerebral en la hipófisis.

Esta noticia conmocionó a toda la familia y cambió de repente las vidas de Rocío y de Claudia. Ella reaccionó con una madurez y valentía increíbles y trató de calmar a su madre. «Me dijo mamá, tranquila, que esto va a acabar bien», cuenta Rocío. Lo primero que preguntó Claudia es si se le iba a caer el pelo y ella le dijo que sí. «No preguntó nada más sobre la enfermedad, pero lo del pelo lo llevó con mucho humor. Jugaba con los pañuelos que le dimos y una vez se colocó de broma en la cabeza una fregona que acabábamos de comprar».

Durante el tratamiento, que incluyó cinco sesiones de quimioterapia y quince sesiones de radioterapia, nunca se quejó. «Siempre estaba sonriente, a pesar de los vómitos y del cansancio, y fue una paciente ejemplar durante todo el tratamiento». Tampoco le dio demasiada importancia en un primer momento a sus cambios físicos, aunque más tarde llegarían los daños colaterales que suele cobrarse esta enfermedad en la edad pediátrica. «Le quedaron algunas secuelas a nivel hormonal pero sus revisiones están saliendo bien. El cáncer se fue de su cuerpo, aunque no le darán el alta hasta que lleve cinco años así«.

Claudia con su familia En la foto superior con sus padres en la unidad de Oncología Infantil del Virgen del Rocío. Debajo, dos imágenes tomadas durante su tratamiento ABC

Rocío echó en falta durante todo el proceso de la enfermedad la experiencia adquirida por otras madres en su misma situación. «Es verdad que la humanidad que ponen en la Unidad de Oncología Infantil es insuperable, pero me hubiera gustado también esa cercanía con otras madres. Y un cáncer en niños puede causar problemas en su salud mental. A veces no quieren salir a la calle porque su aspecto físico no es el mismo que el de las niñas o niños de su misma edad y para mí está siendo este periodo posterior al tratamiento casi igual de difícil que el del tratamiento«.

Irene, una psicóloga de Andex, ayudó (y sigue ayudando) a a Rocío y a su hija a superar todo lo que han pasado. «También tuvimos que acudir a un profesional especializado en duelos, que la sigue tratando. La historia no se acaba cuando te dicen »ya no tienes cáncer».

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