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'Jesús del Gran Poder': el avión más sevillano
Se cumplen 95 años de la gesta del 'Jesús del Gran Poder', bautizado por la Reina Victoria Eugenia en el aeródromo de Tablada en abril de 1928 con Sanjurjo, Franco y Marconi de invitados
La Madrugada de Sevilla, en directo
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Pocos de los más de 2.500 nazarenos que habrán pasado estos días por las dependencias de la hermandad del Gran Poder a recoger su papeleta de sitio habrán reparado en una fotografía enmarcada en la pared de la derecha (la última del testero) ... que desentona con el resto de cristos e instantáneas del Señor de distintas épocas. Es la foto de un avión biplano bajo el que está escrito a mano: 'Jesús del Gran Poder'.
Los capitanes Jiménez (piloto) e Iglesias (ingeniero) tripulaban el Breguet XIX construido en la factoría de Construcciones Aeronáuticas de Getafe que despegó del aeródromo de Tablada el 24 de marzo de 1929, Domingo de Ramos, a las 17.40 horas con puntualidad en el palquillo de toma de horas. Ponían rumbo a América para intentar batir la plusmarca mundial de distancia recorrida sin repostaje en poder de unos aviadores italianos desde que se la arrebataron al 'Plus Ultra' de Franco, Ruiz de Alda, Durán y Rada.
El aparato sobrevoló la Macarena cuando la cofradía de la Cena salía de Omnium Sanctorum y el párroco dirigió una oración de intercesión para los aviadores, ninguno de los cuales era sevillano: Jiménez había nacido en Ávila e Iglesias en Ferrol. Pero el avión se bautizó como 'Jesús del Gran Poder' buscando la protección divina. Las crónicas no dan cuenta del motivo de la elección.
No era solo un bonito nombre. Un año antes, en 1928, estos mismos ases de la aviación española habían proyectado despegar hacia la India el Viernes Santo, cuando el Señor de Sevilla estuviera en la calle, lo que da idea de la devoción que debía inspirarles.
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El bautizo oficial fue el 30 de abril de 1928 también en Tablada. La Reina Victoria Eugenia ejerció de madrina del acto, que se había hecho coincidir con la condecoración a la infanta Luisa (la del hospital de Triana que lleva su nombre) con la gran cruz del Mérito Militar con distintivo rojo por su «abnegación y sacrificios en la campaña de África atendiendo y cuidando personalmente a los soldados enfermos y heridos».
La tribuna de invitados de Tablada reunía un buen ramillete de protagonistas de la historia de España en el siguiente lustro: el jefe de la base, Guillermo Delgado Brackembury; el coronel Kindelán, jefe de Aviación; el general Sanjurjo; el coronel de Ingenieros García de la Herrán; el comandante Franco y el capitán Gallarza. También estaba presente el premio Nobel Guillermo Marconi, inventor de la radiofonía.
El arzobispo cardenal Ilundáin, revestido de pontifical, se encargó de bendecir el avión ante un altar portátil donde se había entronizado a la Virgen de Loreto, patrona de los aviadores. Iglesias y Jiménez, con quienes había departido el Rey Alfonso XIII unos minutos antes, estaban presentes, uno a cada lado.
«Seguidamente, la Reina tiró de una cinta de los colores nacionales, rompiendo sobre el eje de la hélice una botella de vino de jerez. La música interpretó la Marcha Real, las fuerzas presentaron armas, y el público prorrumpió en vivas a los Reyes, a España y a la aviación».
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