La Universidad de Sevilla cree que los manifestantes proPalestina no son estudiantes
La acampada pro Palestina pasa su primera noche frente a la Universidad de Sevilla y presume de ser la única en el centro de la ciudad
Un centenar de estudiantes intenta tomar la Universidad de Sevilla y acampa frente al Rectorado
Una veintena de tiendas de campaña y unos cuarenta personas han pasado la noche en el césped frente al rectorado de la Universidad de Sevilla tras la primera jornada de acampada pro Palestina. Este martes hay unas cuarenta personas entre las que también hay muchos que no son estudiantes porque, según han explicado desde la acampada la movilización se ha abierto a otros que no sean jóvenes y a «todos los que defiendan los derechos humano, entre los que se encuentran implicados también algunos profesores universitarios y varios decanatos. Jesús Presa, uno de los portavoces del movimiento y que tiene 48 años, admitía que él no es estudiante y que no había pasado la noche en la acampada «por si había algún problema» al estar en el campus de la Hispalense.
En cualquier caso desde el propio colectivo se admite que entre los manifestantes los hay más mayores. Algunos de 30 años o más ya que también hay algunos profesores que han acudido a las concentraciones. Por eso otras fuentes universitarias dudan de que todos sean estudiantes.
Los concentrados, que el lunes tuvieron un forcejeo con los guardias de seguridad y que cambiaron de ubicación desde la zona de Filología a la de la puerta central del Rectorado frente a la calle San Fernando siguen ahí con intención de quedarse. El traslado a esta zona lo justifican en que tienen «más visibilidad» en pleno centro de la calle San Fernando, una zona más transitada por turistas y sevillanos. Además el traslado de la acampada lo achacan a que la zona de Filología estaba «llena de piedras» y «sin sombra». Por ello decidieron el cambio a la puerta principal de la calle San Fernando.
El debate gira este martes en torno al uso de los baños (a los que el rectorado les permite el paso sin la necesidad de identificarse para entrar) y también en torno a cómo deben actuar durante su movilización. «Si hay que asaltar el rectorado, se asalta», ha dicho uno de los jóvenes que han empleado parte de la reunión en debatir la definición de toma o asalto y sobre sus peticiones al rectorado y otras «discusiones semánticas». Es una ocupación pacifica», ha dicho otro de los concentrados.
En cualquier caso desde la Universidad de Sevilla se ha destacado que la noche ha transcurrido con normalidad. y que durante la mañana de este martes se han retomado los contactos con representantes de algunos de los colectivos y con la delegación de alumnos, con la intención de mantener una reunión. Los concentrados insisten en que «lo están haciendo muy bien» y han presumido de que son los únicos que han acampado en el centro de la ciudad. El edificio central de la calle San Fernando permanece blindado con guardias de seguridad y las puertas cerradas. Las clases, por su parte, continúan abiertas sin ningún problema.
Tienen alimentos que les han traído y piensan hacer un bote para sufragar los gastos de la acampada. Si sobra algo, lo destinarán a la causa.
De Palestina también han hablado para insistir en que se rompan los contratos con universidades israelíes y pedir que terminen las relaciones como el Banco Santander «que financia el comercio de armas». La acampada sigue y esta tarde tiene prevista una nueva asamblea a la que esperan que se sumen más. «Tenemos noticias de que van a incorporarse más», dijo Presa, uno de los portavoces del movimiento que se marchó de la Universidad de Sevilla a las puertas de Fibes a otra concentración contra el comercio de armas. Al fin y al cabo los estudiantes, según admite la organización, tienen que estudiar en pleno mes de mayo. La acampada, a la que se han sumado también en la Universidad Pablo de Olavide es, de momento, indefinida.
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