La NASA informa de que un satélite ruso ha estado a punto de causar una catástrofe: «Estábamos aterrados»
Menos de diez metros es lo que nos ha separado de sufrir un evento «impactante» que podría haber puesto vidas en riesgo
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Salvados por los pelos de un accidente que podría haber provocado un evento en cascada conocido como 'Síndrome de Kessler'. Así lo ha confirmado la coronel Pam Melroy, administradora adjunta de la NASA, que reconoció que los expertos estaban «realmente asustados». El 28 de febrero, un satélite ruso a la deriva, el Cosmos 2221, estuvo a pocos metros de chocar con el satélite de la NASA, el Timed-que monitorea la atmósfera terrestre- en un accidente que hubiera sido en palabras de la agencia un evento «impactante» que podría haber puesto vidas en riesgo. Y para el que no existía margen de maniobra para evitarlo, solo se podía esperar sentados a que no sucediera lo peor.
Melroy, que es ex astronauta, explicó en el Simposio Espacial de la Fundación Espacial en Colorado que si los satélites hubieran chocado habrían provocado que miles de fragmentos de escombros se dispararan a velocidad hipersónica alrededor de la Tierra. Una metralla sin control que hubiera supuesto un problema «monumental». Y confesó que este suceso fue muy impactante para todos los miembros de la NASA y un aviso que debería ponernos en alerta sin subestimar el problema que tenemos entre manos.
Un riesgo de desastre latente
Además, recientemente se enteraron que lo que separaba a uno de otro satélite fueron menos de 10 metros de distancia. Aclaró que es la distancia que separa su atril del simposio de la primera fila del público. «Si los dos satélites hubieran chocado, habríamos visto pequeña metralla que viajaba a 16.000 kilómetros por hora, esperando perforar un agujero en otra nave espacial«. Incluida la Estación Espacial Internacional.
«Es aleccionador pensar que algo del tamaño de la goma de un lapicero podría causar tantos estragos, pero puede hacerlo. Todos estamos preocupados por esto». Y es un aviso a navegantes sobre los peligros de la basura espacial.
La NASA ya ha lanzado su Estrategia de Sostenibilidad Espacial, para mapear y monitorear mejor los satélites y los desechos, con el objetivo de mantener las órbitas lo más despejadas posible. Un propósito que es todo un reto teniendo en cuenta que actualmente tenemos más de 10.000 satélites orbitando la Tierra. Un número que se ha multiplicado por cuatro desde 2019. Y las previsiones indican que esta cifra seguirá creciendo exponencialmente.
Tenemos 5.400 objetos de un metro de diámetro que vagan sin control, acompañados de 34.000 que superan los 10 centímetros de largo, 900.000 de más de un centímetro y más de 130 millones por encima del milímetro de envergadura. Y según la ESA, en 2022 la cantidad de material que ya orbitaba la Tierra había superado las 10.000 toneladas métricas.
En la órbita terrestre baja, que es el vecindario más saturado, ya se han aprobado 400.000 satélites. Y SpaceX prepara 44.000 para su proyecto de Internet Starlink. 'The Telegraph' ha señalado que los expertos apuntan que una vez que todas las constelaciones de Internet planificadas estén operativas, habrá alrededor de 16.000 satélites en descomposición a la vez que tendrán que salir de órbita. Estos satélites obstruyen el espacio orbital, y son un riesgo.
De hecho, ya a pasado antes este tipo de eventos salvados 'in extremis' por pura suerte. El 28 de junio de 2011 una nube de escombros apareció frente a la Estación Espacial Internacional. Los tres astronautas rusos, dos americanos y un japonés se vieron obligados a refugiarse en la nave Soyuz para poder ser evacuados en caso de impacto. De haberse producido los expertos dijeron que los fragmentos hubieran atravesado como mantequilla la estación y la hubieran convertido en un colador.
Síndrome de Kessler: «Atrapados en nuestro propio planeta»
Fue en 1978, cuando el consultor de la NASA Donald J. Kessler planteó un escenario que se llamó 'Síndrome de Kessler o cascada de ablación'. Establece que si el volumen de basura espacial en órbita baja terrestre es alto, los objetos en órbita serían impactados por esta basura, lo que a su vez crearía aún más basura en forma de escombros y un mayor riesgo de múltiples colisiones entre objetos.
Un efecto dominó catastrófico con la formación de una nube de basura arremolinada que se mueve a gran velocidad. Creando un panorama donde el espacio sería inaccesible y pondría en una situación crítica a los sistemas satelitales, al tiempo que ya obstruyen la observación de los telescopios.
César Arza, responsable de la unidad de análisis de misión del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), contaba anteriormente a ABC que tenemos que tener mucho cuidado, «porque poniéndonos en el escenario más apocalíptico posible, podríamos crear tal nube de escombros que hiciera inviable el lanzamiento de nuevos satélites o misiones espaciales. Es decir, nos estaríamos quedando atrapados dentro de nuestro propio planeta.
De ahí que la agencia estadounidense esté invirtiendo activamente en detección, seguimiento y prevención de colisiones para lo que orbita alrededor de la Tierra, la Luna y más lejos. Y empresas como Astroscale,ClearSpace o Airbus estén trabajando en formas recuperar los satélites en desuso y traerlos a la Tierra. Se estudia aplicar tecnología que impliquen brazos robóticos, arpones o métodos magnéticos.
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La coronel Melroy apuntó: «Este problema es monumental. Ni siquiera podemos ponernos de acuerdo sobre cuántos fragmentos de escombros hay en órbita porque tenemos muchos modelos disponibles. El espacio está ocupado. Nos lo hemos puesto más difícil a nosotros mismos y por eso la NASA está buscando un camino a seguir que garantice que hagamos lo correcto».
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