Una estadounidense alucina con una costumbre en la España Vaciada: «Es algo que hacía bastante gente en su época»
Rachel Anne, una creadora de contenido con más de 150.000 seguidores en Youtube, ha confesado que tenía muchas ganas de visitar esta zona
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![Rachel Anne, disfrutando de un chocolate](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/recreo/2024/02/21/rachel-klW-U601346267936QGE-1200x840@diario_abc.jpg)
El concepto de 'España Vaciada' es uno de los que más chocan a los extranjeros que llegan aquí a vivir. Para muchos, que solo conocen las grandes ciudades, enterarse de que hay localidades donde apenas hay una decena de casas es algo que no entienden. Por eso, algunos que lo descubren en primera persona, alucinan.
Es el caso de Rachel Anne, una estadounidense que comparte en sus redes sociales su día a día viviendo en España. Afincada en una gran ciudad, pasó las últimas navidades en Galicia y aprovechó para acercarse a una de las zonas menos pobladas de la comunidad gallega. «Había oído hablar mucho de ella y tenía ganas, y también tristeza», relata al comienzo del vídeo en el que comparte su escapada.
Lo primero que le choca es lo que se encuentra al entrar en una cafetería «a reponer fuerzas» tras un viaje desde Coruña, donde estaba esos días asentada. «Estamos al lado de la chimenea, me encanta», señala, antes de mojar un churro en café.
Para esta estadounidense admite que Galicia es una de sus zonas de España favoritas, pero aún no conocía Orense. Como ella misma cuenta, es la provincia más envejecida de España, al tener mayor población de más de 64 años, y la segunda de Europa con menos jóvenes, con 13,3% menores de 20 años. Es por ello que se ha propuesto darlo a conocer.
Su viaje comienza en Allariz. Allí, se queda con muy buen sabor de boca después de charlar con algunos de sus habitantes, de ver una exposición de árboles tallados imitando las casas de enanos y elfos... Y se queda sorprendida de que haya también tiendas de grandes marcas, pese a ser una ciudad que ha perdido buena parte de la población que tenía a principios del siglo XX.
«No es el caso habitual», admite, antes de relatar cómo esta localidad de 10.000 habitantes cayó hasta 5.000 en los años 70 y después recuperó hasta los 6.800 actuales.
Tras explicar un poco la historia de esta localidad, Rachel Anne especifica que ella no está para aconsejar a nadie ni tiene soluciones para el problema de la España vacía.
«Sé que es un problema muy complejo, pero yo no tengo la solución. Mi intención es compartir las historias de esperanza y pueblos abandonados para que no nos olvidemos de ellos», señala. Es por ello que, después de Allariz, se va a otro pueblo que no ha tenido tanta suerte y que sí forma parte de esa España Vaciada. Allí, en el Concello de San Amaro, se topó con un grupo de mujeres mayores que le explicaron cómo era la vida en el pueblo.
«Fue el destino quien decidió por mi», explica, mientras se apra en un pueblo que estaban celebrando su cabalgata de Reyes. «Estaba nerviosa, porque sé que en algunos pueblos no están acostumbrados a ver gente de fuera y menos a alguien con pinta de guiri y una cámara», bromea.
«En algunos pueblos no están acostumbrados a ver gente de fuera y menos a alguien con pinta de guiri y una cámara»
Rachel Anne
Estadounidense que vive en España
Lo que más le sorprendió fue la confesión que le hizo Carmen, una de las habitantes del pueblo, que le enseñó la iglesia. «Vivió en el pueblo hasta los 18 años y se fue a vivir a Alemania sola a trabajar. Yo estaba flipando, pero es algo que hacía bastante gente en su época», admite Rachel Anne.
«La gente de los pueblos se fueron a Alemania a buscar oportunidades», recuerda sobre una Carmen que estando allí conoció a un hombre de O Carballiño, un pueblo de la zona, con el que acabó casándose.
La falta de niños y oportunidades
Carmen le cuenta a Rachel Anne las dificultades que atraviesan los habitantes del pueblo, especialmente para los jóvenes, que se tienen que ir a Orense o a Santiago para encontrar trabajo. Y también el problema de la falta de niños. «Antes había 60 y en el colegio hasta 200. Ahora hay uno o dos...», se lamenta.
La visita finalizó tomando chocolate y analizando de manera sucinta la hospitalidad que recibió. «Este trato tan cercano es algo muy de los pueblos. No se encuentra en las ciudades. Esta sensación de ser parte de algo es muy de los pueblos», elogió, antes de admitir que pese a la carencia de otras cosas, como oportunidades de trabajo u ocio, sí hay otras ventajas. «Si empieza a haber más oportunidades aquí, quizá se llenen otra vez de niños y de esperanza», señala Rachel Anne para finalizar.
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