Un catedrático de Economía que vive en Estados Unidos explica por qué no quiere ser Ministro en España: «Cualquier persona con la inteligencia...»

Jesús Fernández-Villaverde, catedrático de Economía en la Universidad de Pensilvania, asegura que jamás aceptaría dicho cargo

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Jesús Fernández-Villaverde, catedrático de Economía en la Universidad de Pensilvania abc

No son pocos los economistas que llevan tiempo alertando sobre la insostenible situación económica de España. El crecimiento de la deuda pública, la baja productividad y unos salarios que no reflejan el coste de vida son algunas de las preocupaciones recurrentes. En este contexto, otra dificultad que no debe pasarse por alto es la capacidad del país para atraer talento a puestos clave.

Uno de los últimos en pronunciarse sobre esta cuestión ha sido Jesús Fernández-Villaverde, catedrático de Economía en la Universidad de Pensilvania y miembro del NBER y del CEPR. En un par de mensajes, rescatados por el usuario de X @jononzlz, Fernández-Villaverde explica por qué jamás aceptaría ser ministro de Hacienda en España y pone de relieve lo absurdos que pueden llegar a ser algunos salarios en el país, incluso en puestos de alta responsabilidad como el de un ministro.

Para empezar, el economista argumenta que, a nivel personal, el salario de un ministro de Hacienda en España haría inviable que aceptara el cargo. Según sus cálculos, el sueldo bruto anual de un ministro español en 2024 es de 79.415,16 euros, lo que, una vez descontados impuestos, no le permitiría ni siquiera pagar el impuesto de bienes inmuebles de su casa en Haverford, Pensilvania.

El economista advierte de que España es, en términos económicos, mucho más pobre de lo que sus ciudadanos creen. Destaca que, en Estados Unidos, él mismo paga 85.000 dólares a sus estudiantes postdoctorales de 28 años (más que el sueldo de un ministro español), quienes además disfrutan de una menor carga impositiva y de un seguro de salud que, a su juicio, es mejor que el sistema sanitario madrileño.

«Tomaría medidas impopulares»

Fernández-Villaverde añade dos razones más por las que rechazaría ser ministro de Hacienda. La primera es el realismo: cualquier medida que él consideraría necesaria para mejorar la economía del país le costaría el puesto en cuestión de días, ya que implicaría decisiones impopulares.

La segunda es el pragmatismo: considera que para ocupar un cargo de esa responsabilidad no solo hace falta conocimiento técnico, sino también habilidades de gestión, y admite no ser un gestor particularmente bueno.

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