Antonio Catalán, presidente de AC Hoteles, da las claves que le han llevado tener éxito en los negocios

María Albert

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06/05/2024
Actualizado a las 11:34h.

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Convertirse en un gigante de los negocios no está al alcance de cualquiera, pero Antonio Catalán lo consiguió hace casi 50 años. En 1978, con apenas 30 años, decidió invertir el dinero que había ahorrado, tres millones de pesetas —unos 18.000 euros de la época—, para construir un hotel en Pamplona, el primero de muchos que han ido llegando de su invención. Ahora, casi cinco décadas después y con más de 95 hoteles y 3.500 empleados a su cargo, el fundador de NH Hoteles (que vendió a los accionistas italianos en 1997) y AC Hoteles - Marriot sigue siendo ejemplo del éxito en España.

El empresario español acudía hace unas semanas como invitado al podcast de Nude Project, donde compartió con los seguidores de la marca la desconocida historia que hay detrás del imperio hotelero que ha creado. No sólo respondía a las locas preguntas de sus entrevistadores, sino que también quiso dar alguna que otra pista sobre las claves que le han llevado a lograr el éxito en los negocios.

Según comenzaba explicando en esta extensa charla, Catalán considera que la experiencia de montar un hotel en España es «un cuento imposible de repetir» en la actualidad. Cuando él decidió emprender con el dinero que consiguió tras su boda —su suegro le dio un millón de pesetas, su padre otro y el resto lo consiguieron con la lista de bodas—, se encontraba en un país que acababa de dejar atrás la dictadura y que se iniciaba en un nuevo periodo: «Era una España que faltaba de todo, estaba todo por hacer y empezó con una motivación de '¿por qué no?'», explicaba el empresario, que ya tenía experiencia trabajando como director en un hotel de carretera.

De esos primeros pasos en el mundo de la hostelería aprendió que la imaginación es clave y, aunque tuvo que pedir préstamos «por todos los lados» para sacar adelante su sueño, finalmente lo consiguió. Una resiliencia que era una característica habitual de los jóvenes de la época y que hoy en día no se ve: «Le hemos puesto en bandeja a la gente joven el vivir con la cuarta parte de esfuerzo que teníamos nosotros. En la época de Franco la gente trabajaba 12 horas, en aquel momento la gente joven no tenía nada que ver con ahora. Es imposible de comparar», recordaba el fundador de la cadena de hoteles NH en Nude Project Podcast.

Para él, su trabajo es su gran pasión y superarse es parte del reto diario que él mismo se impone, pues no tiene interés «en el dinero por el dinero». Entre sus grandes preocupaciones siempre se encuentra la constante expansión de su compañía y también el día a día de sus trabajadores, que son el alma de la empresa que lleva construyendo desde finales de los 70.

Al ser preguntado por cómo había sacado este negocio adelante a pesar de las deudas, hasta convertirlo en una de las grandes cadenas hoteleras de nuestro país, Antonio Catalán fue sincero: «No hay que tener miedo a nada. Las cosas bien hechas siempre son mejorables, en los negocios hay que estar todo el día pensando», señalaba el empresario.

A pesar de esto, insistía en que ahora las cosas son muy diferentes a cuando él montó su empresa porque todo es más rápido y cualquier pequeño error puede dejarte fuera de la rueda donde se mueven las cadenas más importantes: «Ahora no puedes equivocarte porque te sacan del mercado», justificaba el español.

Aún así, él supo resarcirse de los momentos más complicados al frente de su empresa y ni la crisis económica ni la expansión del Covid que acabó con el turismo pudieron derribarle. Cuando alguien le menciona el olfato que tuvo cuando llegó la crisis, en 2011, y decidió vender un 50% de AC a la multinacional Marriott por 80 millones de euros antes de que su empresa cayese, el de Corella recuerda que no fue por vista, sino por necesidad.

«Las claves del éxito en los negocios son 33% inteligencia, 33% suerte y 100% trabajo. El factor suerte es muy importante también», reconocía al hablar de cómo ha conseguido mantenerse en la cima durante tantos años y del papel significativo que ha tenido el azar en su desarrollo como figura en los negocios.

Aún así, incidía en que la mentalidad de un empresario debe ser la de tratar de sobreponerse a cualquier adversidad: «Que una empresa se caiga es posible, la clave es levantarse lo más rápido», explicaba, aludiendo a que hacerlo en España se torna mucho más complicado que en otros países.

Según él, los empresarios tienen «un punto genético de inconformismo», algo que es complicado ver en un país donde la mayoría de gente «aspira a sacarse un puesto en oposiciones»: «Con gente en la Administración este país no sale adelante. A este país lo estamos empujando los empresarios. La profesión de empresario o emprendedor debería estar más reconocida», concluía Antonio Catalán, recordando que habría que invertir más en las empresas, pues son las que crean los puestos de trabajo que tanta falta hacen en nuestro país.