Una octogenaria rechaza a su cita por ser muy mayor y su respuesta es impensable

Óscar Rus

Madrid

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Iniciar sesión

05/07/2023
Actualizado a las 12:51h.

Compartir

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Iniciar sesión

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete

Lo que mal empieza en 'First Dates', mal acaba. En el programa de citas de Cuatro, la primera impresión es fundamental. Casi siempre. Y a María, viuda de 82 años con cinco hijos, no le gustó ni un pelo su cita, Juan, de 89 años. Porque a María no le gustan los calvos. Ni los 'tripones', ni los hombres a los que se les cae la dentadura.

«Yo de la cabeza estoy muy bien», se presentó a cámara Juan, que tuvo en mente a su mujer, con la que estuvo casado más de 50 años, durante toda la velada. 12 años lleva viudo. Y a María tampoco le gustó eso. «He tenido una mujer maravillosa. Por donde voy en casa, la veo. En su cuartito, en la cocina. Busco una buena persona como yo. Una mujer sencilla. Formal. De su casa. Es lo que me gusta a mí», comentó él antes de conocer a su cita, María, también viuda desde hace más de una década y con 3 hijos. «No he tenido oportunidad, ni ocasión, o no me ha gustado nadie», desveló ella.

María se mostró tajante en su prototipo: «Me gustan más altos que yo, que no sean tripones, ni que sean calvos, ni que se les caiga la dentadura. Un señor que no tenga mucha barriga porque yo ya tengo la mía, no quiero más. Mi hijo es calvo. Mi padre era calvo. Mi hermano es calvo. No quiero más calvos». A Juan, le pareció muy guapa María. Ambos viven en Madrid, aunque él es de Córdoba.

Juan, antes de sentarse a la mesa con su cita, confundió a la exconcursante de 'La isla de las tentaciones' Laura Boado con Lidia Torrent. «¿Dónde está la mujer de Matías?», preguntó el señor. Porque Lidia Torrent, la anterior anfitriona de 'First Dates' fue novia de Matías Roure.

Noticia Relacionada

Un soltero deja 'ko' a su cita al diagnosticarle un problema sexual: «¿No lo habías escuchado nunca?»

Mari Carmen Parra

«Hay mucha gente que lo tiene», le aseguró Dimitri a Pablo delante de las cámaras de Cuatro

Fue del camino de la barra a la mesa cuando María se acercó a Carlos Sobera para decirle que su cita no le gustaba. El presentador de 'First Dates' le pidió que le diese una oportunidad. Pero no hubo conexión entre la pareja. A María le gusta el cine y el teatro; aJuan, el cante flamenco.

Pero si hubo un detalle que espeluznó a María (82) fue el barrio madrileño donde vive Juan (89): Vallecas (en realidad, Entrevías). «Vive en Vallecas y a mí Vallecas no me gusta. Estoy acostumbrada al centro. Trabajaba en la calle Serrano. Me he movido por Colón, Paseo del Prado, Castellana. Vallecas para los de Vallecas. Yo no soy de Vallecas. Me han llevado a Vallecas», aseguró, enfadada, María.

A María tampoco le gustó la sordera de Juan. «Está muy sordo. Mucho», comentó ella en el confesionario. Tampoco le gustó que Juan se acordara todavía tanto de su mujer fallecida. «Mi mujer pesaba 47 kilos cuando nos casamos. Con mi mujer andábamos por toda la playa de Levante. He llorado mucho por mi mujer», le contó él a ella. «Lleva los mismos años de viudo que yo, pero no la ha olvidado», criticó María en el confesionario.

Noticia Relacionada

La Miley Cyrus de 'First Dates' se lleva calabazas por un detalle de su físico:«No me atrae»

María Robert

El programa de citas juntó a Raquel y Rafael, dos andaluces de pura cepa. Pero aparte de ser de Málaga, no encontraron muchos puntos en común

«Es un señor mucho más mayor que yo, que no me ha gustado su cara, su cuerpo, aunque no le he visto nada más que vestido, pero no me ha gustado su cuerpo, su cara, ni que tenga que decirle dos veces la misma pregunta», comentó María en el confesionario. No con las mismas palabras, pero María se lo dijo a Juan a la cara: «No me gusta un hombre tan mayor». «Lo siento mucho, pero no voy a quedar contigo», le espetó antesa de levantarse de la mesa y pagar la cuenta.

A él si le hubiera gustado tomarse una 'cañita' y hablar, visitar su casa o recibirla en la suya.

Pero el desenlace de la fallida cita fue apoteósico porque Juan tuvo la última palabra: «Voy a decir una palabra que no la uso mucho: A mí me la suda. Yo quería una buena persona. María de la O».