Ana, ganadora de «MasterChef 8»: «Convivir con gente tan distinta también me ha enseñado mucho»
La joven madrileña logró triunfar con un menú que relacionaba la joyería y la gastronomía
![Ana, ganadora de MasterChef](https://s3.abcstatics.com/media/play/2020/07/08/ana-kHyC--1248x698@abc.jpg)
Ana Iglesias, empresaria madrileña de 24 años, se convirtió el lunes en la ganadora de la octava edición de «MasterChef», quizás la más polémica del concurso culinario de TVE y Shine Iberia. Trabajadora, ajena a la competitividad insana, y siempre sonriente, la joven conquistó a los jueces y al chef invitado, Joan Roca, con un menú que vinculaba la gastronomía y la joyería , su oficio hasta ahora.
«Me quedo con la valoración personal que hicieron sobre la generosidad, el esfuerzo, el saber estar, no entrar en polémica e ir poco a poco intentando conseguir tus sueños », cuenta a ABC Ana, tan «emocionadísima» como aliviada por poder hablar ya de su victoria. «Nunca me había parado a pensar en la repercusión que tiene ser de una manera determinada, pero ellos lo han visto muy claro y estoy muy agradecida con que se valore eso», añade.
La joven ganadora quita hierro a ese apellido de la edición «más polémica» . «Todos éramos superdistintos, personajes muy diferentes, y lo mejor es que todos pensábamos que éramos el normal», bromea. «Ahora agradezco haber convivido con gente tan distinta, porque también he aprendido mucho de eso». Sobre las filtraciones del nombre del ganador, Ana reconoce que le da «mucha pena» por el público. «Pero bueno las cosas se han dado así y ya está hecho».
También ha aprendido mucho de televisión: «No soy nada coqueta y tampoco me he visto tan distinta a como soy en persona, solo algo rara en algunos gestos», admite.
Rivales de altura
Para sus oponentes en el gran combate final, Andy (segundo clasificado) e Iván (tercero), solo tiene buenas palabras. «Iván es un referente total, un amigo. Fueron dos rivales muy fuertes», recuerda. A Andy, con quien tenía menos afinidad, le define como una persona «supereducada» , que ha tenido desde el principio «un propósito muy claro»: ganar. «Y olé por él, es buena persona», puntualiza.
Con 100.000 euros y un curso pendiente en el Basque Culinary Center, el primer objetivo de Ana será pasar con su familia y amigos el tiempo que les robó el confinamiento. «Pasamos el encierro en la casa del programa, alejados de nuestras familias, y fue un buen momento para aprender y para pensar un poco en uno mismo. A mí me sirvió para coger muchas fuerzas», rememora. Su segundo plan es seguir formándose: « Quiero seguir aprendiendo, y cuando tenga unos cimientos más sólidos, montaré algo, un proyecto culinario con fuerza. Quiero que la joyería también me acompañe. Tengo un equipo con el que cuento que puede hacer posible compaginar estas dos cosas».
De momento, la fama no la abruma, aunque reconoce que la audiencia (más de tres millones en la final) es una locura. «No lo había pensado. Pero de repente, de camino a la urbanización, hay un montón de niños que me piden fotos. Es un gusto ver cómo puedes transmitir tanto a través de la pantalla, estoy alucinada con los fans y espero no defraudarles», zanja.
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