El efecto terapia de 'Las largas sombras'
La ficción de Disney+, debut de Clara Roquet al frente de una serie, fue «sanadora» para su reparto de lujo
Nostalgia de la buena

A priori, 'Las largas sombras' es el típico thriller de siempre: policía dura de pelar investiga el suceso que quiebra la vida supuestamente normal de seis amigas de la infancia. Nada, claro, es nunca lo que parece. Pero la serie de Disney+ es más que ... el asesinato de una compañera. Es una historia de amistades mal entendidas, de amores enquistados, de manipulación y traiciones, de autodescubrimiento. Y además debuta en la pequeña pantalla Clara Roquet ('Libertad'), que comanda a un reparto de aúpa: Elena Anaya, Marta Etura, Belén Cuesta, Itziar Atienza, Lorena López, Ana Rayo e Irene Escolar.
El velo, las capas, van cayendo en cada capítulo, pero el misterio sigue hasta el final, giro tras giro. Lo importante, sin embargo, no es qué pasó, quién lo hizo y por qué, que también, sino qué se mantiene de esas niñas que una vez fueron y qué se quedó para siempre en aquel viaje de fin de curso a Mallorca donde desapareció una compañera hace veinticinco años. «Ha sido difícil, porque son personajes con heridas tan duras... pero bueno, somos actores y nos gustan los retos. Si fuera fácil no sería divertido», cuenta Etura, que interpreta a una política local de Alicante que, adivinen, tiene sus secretos.
Todas las protagonistas sangran en 'Las largas sombras', pero cada una lame las heridas a su manera. Itziar Atienza, la revelación con su Candela, es el verso suelto en todo. Por eso, quizás, mira sin miedo, aunque duela. «El pasado nos conforma, es importante mirar. La nostalgia, siempre que incluya una mirada amorosa hacia lo que fuiste y hacia los errores que cometiste y hacia las cosas que hiciste como pudiste en su momento, es algo hermoso y humano sentirlo. Y bonito, porque una mirada castigadora hacia el pasado no creo que sea muy constructiva», reflexiona.
Claro que en esta serie quien no tiene trauma o máscara, vuela. No lleva Elena Anaya la de 'La piel que habito', pero sí una inmensa carga a la espalda. Su Rita, prestigiosa directora de cine en la actualidad de la serie, era sin ser cuando iba al instituto, por eso se protege con «frases célebres que se inventa» como esa de que «la nostalgia es un acto de cobardía». Nunca lo es volver sino huir hacia adelante, como ella hizo, por eso le escuece más que al resto retroceder sobre sus pasos.
Como quienes proyectan monstruos para exorcizar sus demonios, la serie 'Las largas sombras' tiene también algo de terapia tanto para el elenco como para sus personajes. Por el fértil proceso creativo del equipo —«muy especial», cuentan–, pero también porque las obligó a mirarse a través de su propio reflejo. Y no hay nada más implacable que atreverse a mirar dentro de uno mismo. «Ha sido una experiencia sanadora. Este proceso de atravesar tanta oscuridad nos ha dado un poquito de luz. Es un poco gestáltico, te coloca frente a tu yo de hace veinticinco años y dialogas», admite Anaya.
Para la actriz, que ha vivido algo similar a lo de su protagonista pero desde un lugar diferente, dice que encararlo desde otra perspectiva «es muy enriquecedor»: «En el caso de mi personaje, la falta de afecto, de apoyo, de su familia, de su entorno, de la sociedad que pretende que seas una persona que a lo mejor no te va a ayudar, que no es quien tú vas a ser, es muy doloroso. Yo he tenido mucha suerte porque tuve una red familiar y de amigos que me han sostenido y me han ayudado a encontrar el camino hacia mí misma», confiesa.
La apoya en la ficción y también fuera Atienza, muy importante para el personaje de Anaya: «Dentro de la oscuridad es donde somos también y donde tenemos que mirar para poder ver cuál es nuestra parte más luminosa. Y aceptarnos como un todo, lleno de contradicciones, de cosas feas y de cosas más hermosas».
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