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La importancia de «Vida», la inédita serie sobre la comunidad latina y gay en Estados Unidos

Starz estrena el primer episodio de la tercera y final temporada, protagonizada por dos hermanas estadounidenses de ascendencia mexicana que deben hacerse cargo del bar de su madre tras su muerte

«Me da mucho más miedo que alguien entre a disparar en un cine que los inmigrantes», cuenta a ABC su actriz protagonista, Mishel Prada

Mishel Prada y Melissa Barrera son las hermanas Hernández en «Vida», cuya tercera y final temporada estrena Starz este domingo 26 de abril con la emisión del primer episodio Starz
Óscar Rus

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A la mexicana Tanya Saracho , la cadena de televisión estadounidense Starz (disponible en España a través del servicio de televisión de Apple , Orange y Vodafone ) le pidió una nueva serie que cumpliera varios requisitos: que hablara de la gentrificación entre la propia comunidad latina («genteficación»), estuviera ambientada en el este de Los Ángeles y estuviera protagonizada por mujeres milenial. O sea, nada parecido a sus otros títulos como «Outlander» , «American Gods» y «Spartacus» . La también guionista de «Looking» (HBO) añadió a la mezcla una pizquita personal: brujería y orgullo gay. Y así nació «Vida» , cuya tercera y final temporada se estrena hoy con la emisión del primero de seis capítulos que despedirá a las hermanas chicanas (de origen mexicano pero residentes en EE.UU.) Emma y Lyn Hernández que, tras la muerte de su madre Vidalia, deben hacerse cargo del negocio familiar: un bar-refugio llamado «Vida». No será un camino de rosas. He aquí las claves de la ficción y las nuevas entregas tras entrevistar por teléfono a la actriz Mishel Prada , que interpreta a la rígida pero vulnerable Emma.

Final de la serie

Últimamente rara es la ocasión en que una nueva serie de televisión alcanza una tercera temporada; más aún una cuarta. En el caso de «Vida», estrenada en 2018, debe tenerse en cuenta la cadena donde se emite, Starz, que hace un año también canceló tras dos tandas su título de ciencia ficción «Counterpart» (aquí en HBO España) por precisamente no ajustarse a su público. Prada es consciente de este «logro»: «Estamos muy orgullosos de las tres temporadas; nos hubiera encantado seguir contando estas historias». «Es la cadena quien toma las decisiones; Tanya Saracho nos llamó para contárnoslo. Nos entristeció, pero nos comprometimos a hacer la mejor tercera temporada posible», recuerda.

El lado positivo de la inmigración

Prada (30), hija y nieta de inmigrantes, se vio reflejada en este proyecto, inédito en Hollywood, en el que los inmigrantes no llegan para robar sus trabajos o cometer fechorías: «No digo que eso no pase, pero siendo como es Estados Unidos, me da mucho más miedo que alguien entre a disparar en un cine que los inmigrantes vengan y nos hagan daño. Es importante ver qué hacen los hijos de inmigrantes. ¡Acaban como yo! Trabajando y duro. Ahora, más que nunca con lo que está ocurriendo, vemos cómo los trabajadores esenciales recogen nuestra comida».

La diversidad dentro de la comunidad latina

En el cuarto episodio de «Mrs. America» (aquí en HBO España), sobre el movimiento feminista durante los años setenta, una mujer negra señala que no hay una «experiencia negra monolítica», pues, al igual que la población blanca, hay diversidad entre ellos. Algo que también se podría aplicar a «Vida» y a sus dos hermanas protagonistas; una habla perfectamente español, la otra no. Una conoce la historia y cultura de México; la otra no. «Ambas crecieron en la misma casa, fueron criadas por la misma madre pero vivieron una experiencia muy diferente», resume Prada.

La actriz señala que dicha diversidad se debe las propias diferencias del equipo de guionistas, completamente «latino» y parcialmente «queer». «Es buenísimo que no haya una única persona hablando en nombre de toda la gente "queer" o todos los latinos. También es importante porque nos reímos de nosotros mismos un poco», reconoce Prada.

Su personaje, Emma, es quizás el más complejo del universo que Tanya Saracho ha creado: «No siempre toma el camino fácil para abordar los problemas, pero algo potente de ella es que elige regresar a su barrio; se podría haber quedado fácilmente en Chicago y lavarse las manos. Pero regresa para hacer lo que más miedo le da: conectar con su familia, su hermana, sus raíces...».

Emma es, además, bisexual. «¿Sabes qué? Lo que me encanta de eso es que es como la vida misma», responde. «No hay nada nuevo bajo el Sol; tan solo que ahora estamos teniendo la oportunidad de normalizarlo. Tengo muchas ganas de ver a una generación para la que no será gran cosa y finalmente no sea asunto de nadie quién te gusta o con quién te acuestas», reivindica. Aún así, la intérprete es consciente de que «hay que luchar por la visibilidad» y «abrir las puertas» para así evitar el sufrimiento del mundo que vendrá.

«Genteficación» y «latinas blancas»

Una vez toman las riendas del bar, las hermanas Emma y Lyn ( Melissa Barrera ) tienen que enfrentarse a la comunidad latina que, a diferencia de ellas, lleva toda su vida en el barrio y están siendo aún más marginados por su propia comunidad. Ejemplo de ello es el personaje de la reivindicativa Mari ( Chelsea Rendon ), que tiene que sufrir la precariedad laboral pero también el machismo de su propia familia.

«Es un asunto muy complejo y no hay una única respuesta correcta. Una de las cosas que hace muy bien la serie es que hay diferentes puntos de vista; uno puede ver por qué "Los Vigilantes" están luchando por mantener su cultura, pero también están las dos hermanas instalándose e intentando sacar adelante un bar; es su barrio también. Ellas son empresarias jóvenes y latinas así que, ¿por qué están recibiendo el odio en vez de las corporaciones?» desarrolla.

Las hermanas Hernández reciben además el nombre de «latinas blancas». «Están entre dos culturas; entienden cómo funciona la dominante, pero también a su vecindario y están yendo y viniendo. Su barrio ya no las acepta aunque provengan de él», explica Prada. «Ambos términos abren un diálogo porque no hay un único pensamiento», sentencia.

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