La ventana indiscreta
La familia contraataca
Con una estructura casi idéntica, las series ‘Succession’ o ‘Yelloswtone’ reflejan la resistencia a un mundo que desaparece y la importancia de la estirpe
Que se mueran los ricos
El encanto de los perdedores
![Kendall Roy (Jeremy Strong) y su padre, el magnate Logan Roy (Brian Cox) en la serie 'Succession'](https://s1.abcstatics.com/media/play/2023/03/18/succession-familias-series-kcXG--1248x698@abc.jpg)
Tiene el poder la ficción de escrutar mejor la realidad que la realidad misma. O al menos de reflejarla, describirla de forma más honesta, porque a veces hay más verdad en lo que cuentan otros que en lo que ve, sin filtro, uno mismo. Por eso hay un sentido lógico en que la familia sea la espina dorsal de tantos libros, películas o series, aunque sea un concepto tan obvio que pasa desapercibido. Desde el ‘Génesis’ a ‘Succession’ , desde que el mundo es mundo. El linaje siempre se impone, o no existiríamos.
Nos hemos pasado las últimas décadas intentando destruir el modelo clásico de familia para terminar volviendo siempre a lo mismo, rendidos ante la imposibilidad de escapar de los lazos de sangre. Una evolución que advirtieron las ‘sitcom’, que pasaron de los dilemas familiares a los de la familia elegida, los amigos. Si antes todo quedaba en casa, bien de los Urkle o de la familia Seaver (‘Los problemas crecen’), el mundo pasó a resolverse con un café en el Central Perk de ‘Friends’ o con un juego de rol en ‘Big Bang Theory’. La ficción intentó representar el cambio de la sociedad pero esa aldea irreductible llamada familia se las arregló para pervivir. Ya fuera con la más blanca ‘Modern Family’ o la ácida ‘Schitt’s Creek’. La familia siempre contraataca. La familia siempre prevalece.
Más allá de las comedias, y de lo difícil que es trascender a través de las risas, es el drama el que mejor encarna la esencia de las estirpes. La familia clásica sigue fascinando, por eso sus dilemas nutren y vertebran algunas de las series más interesantes de los últimos tiempos. Da en la clave la serie ‘The offer’ (SkyShowtime), sobre el accidentado rodaje de ‘El padrino’: «¿Por qué vende más ejemplares que la Biblia? (...) Es una historia sobre hombres que se unen, forman un vínculo y hacen justicia a través de la lealtad, no de la puta ley. Pero, en esencia, es una historia sobre la familia. Ese es el tema que ha ganado los corazones y las mentes de todo el mundo. Lo lees y dices: ‘Es mi familia’». Su valor, eso que convierte a la familia en algo inmortal, es precisamente su universalidad.
La modernidad, un enemigo reductible
Ni el género ni el tono coinciden en ‘Juego de tronos’, la primera gran serie evento; ‘Yellowstone’, un fenómeno sin parangón en EE.UU. que acaba de aterrizar en España con SkyShowtime y ‘Succession’ (HBO), que corta, a tiempo y sin estirar demasiado, el cordón umbilical el próximo 27 de marzo, con el arranque de su cuarta y última entrega. Y, aún así, no dejan de ser todas la misma. Ya sea en el medieval Poniente, en los rascacielos de Manhattan o en el medio oeste de Montana, siempre la traición, los juegos políticos, la tragedia shakespeariana. Todo queda en casa.
Con un patriarca que es el sostén del clan y también el intérprete más conocido (Sean Bean, Brian Cox, Kevin Costner), empiezan estas ficciones a mover los hilos. Las tres series representan la importancia de la estirpe, con una estructura prácticamente idéntica: familias ricas y disfuncionales a su manera, un reino amenazado y un imperio que se desmorona mientras los herederos, como buitres, merodean buscando su trozo de tarta, la aprobación del padre o el trono mismo. Reflejan también el reto de intentar mantener y aferrarse a un mundo que desaparece. Pero, como la familia, da igual los intentos por acabar con él, por modernizarlo, siempre acaba volviendo, como la gente a casa por Navidad. Si no hay mayor droga que la nostalgia, si ya es de la familia es indestructible.
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